| abstract
| - después invariable [desˈpwes] 1.
* après → detrás, luego 1.
* (suivi de la préposition 'de) après → tras
* después de sábado après samedi
* después de comer après avoir mangé
- -Querido Cupido, te he escrito exactamente cuatrocientas cartas expresándote mi odio. Hoy las he quemado todas porque decidí que no son la solución a mi frustración, algo así requiere de medidas "drásticas". La luz que se filtraba desde las ventanas tenía un tinte azulado que hacía que el brillo de satisfacción que había en sus ojos pareciera malvado. Casi se podía sentir a la habitación encogerse ahora que estaba sumida en un silencio tan solemne. Ella apoyó la cabeza en el brazo del sillón de cuero de negro, esperando a que pasara el asombro inicial. -Eso es muy creativo- dijo él mientras se acomodaba en la silla de madera oscura. -Por favor, sigue contándome. -Es lo único que queda de esas cartas estúpidas. No te ofendas, pudo haber funcionado con alguien más, pero no creo que me ayudaran a mí-jugó un poco con los bordes de la página, para poder escuchar el sonido del papel mientras se arrugaba. -No, no te preocupes por eso. ¿Pero te parece que culpar a alguien que no existe es la mejor manera de lidiar con tus problemas?-razonó tras una larga pausa animada por el crujido del papel. Ella soltó una carcajada mientras se enderezaba en el sofá. -Estaba enojada. Él se distrajo garabateando en su libreta con expresión severa, después se enderezó en la silla y sonrió. -¿Cuál fue tu parte favorita? Ella lo pensó por un rato. Había imaginado tantas maneras de matarlo y como se sentiría después. Lo que sería envolverle el cuello con sus dedos y apretar hasta oír el crujido de su laringe siendo aplastada. La expresión en su cara mientras una lluvia de plomo desgarraba su carne, tener el placer de observar los pedazos caer lenta y grácilmente por todo el lugar. ¡Pero, lo que había decidido era perfecto, cruel, poético! -La sangre-contestó mientras recordaba la forma en que brillaba bajo las luces tenues de ensueño. -¿Y cómo te sientes ahora que está muerto? -Mucho mejor. Antes estaba a punto de empezar a caminar por las paredes. ¿Sabes de lo que hablo? Pero ahora ya no me importa, simplemente lo olvidé- entrelazó sus manos sin quitarle la mirada de encima, quería observar su expresión. Esta vez sonrió. Su sonrisa parecía bastante sincera, tal vez la conversación no iba tan mal como ella creía. Él bajó la mirada y empezó a hurgar en el bolsillo interior de su chaqueta gris. -¡Ajá!- exclamó de manera triunfante cuando pudo sacar el encendedor de su bolsillo. Lo agitó en el aire de manera provocativa, dejando que la luz capturara el brillo del metal. Ella se lo sacó de la mano y lo encendió. Fijó la llama que crujía a la esquina de la hoja, ambos observaron fascinados como la recorrió con su cuerpo flameante hasta que la consumió por completo y lo único que quedó de ella fueron dos pedazos oscuros y olvidados en el piso.
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