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| - El Jefe ofrece a Earl una tarjeta para salir de prisión en libertad si pone en marcha un programa de mediación en las disputas entre reclusos y sus víctimas; Earl quiere aprovechar la oferta y acepta el caso de un recluso que incendió la casa de sus padres con su laboratorio de metanfetaminas; el interno acepta… siempre y cuando Earl organice una fiesta de promoción, que reducirá considerablemente el total de sus ganancias. Earl estuvo mucho tiempo colaborando con el Jefe en varios proyectos a cambio de lograr una reducción en su sentencia. Gracias a eso le quedan tan solo seis meses de condena efectiva. El Jefe confiesa que, sin querer, anunció un programa de reconciliación durante una conferencia de prensa y ahora se ve obligado a cumplir lo prometido. Le explica que si pone el programa en marcha recibirá un certificado para descontar seis meses con lo cual quedaría efectivamente libre. Earl se pone a trabajar de inmediato. Lo primero es buscar al interno adecuado. Elije a John el Artista, un novato con cara de bebé que está allí por incendiar la casa de sus padres tras la explosión de un laboratorio clandestino. Le sugiere que se siente junto a ellos con la esperanza de que esa actitud termine en un pedido de perdón y un fuerte abrazo. Pide a Joy y Darnell que se reúnan con los padres de John, que no sienten mucho amor por su hijo ya que en el incendio perdieron todas sus pertenencias, incluyendo invaluables recuerdos como fotos familiares. Finalmente aceptan. La reconciliación está en camino pero John cree que son ellos los que deben pedir disculpas. Además, asegura que deberían estar agradecidos ya que el incendio fue el único episodio cálido que compartieron juntos. Los considera responsables de toda esa situación ya que lo ignoraron durante toda su vida. Se marcha ofuscado. El Jefe advierte a Earl que tiene una semana para solucionar las cosas. Earl ruega a John que se disculpe frente a sus padres aunque no lo sienta. El muchacho se rehúsa, aún está enojado porque no lo dejaron ir al baile de graduación (estaba demasiado drogado para conducir). Earl hace un trato: él dará una fiesta si John se disculpa frente a sus padres. Necesita la ayuda de Joy. Ponen el plan en marcha pero pronto descubren que las fiestas son muy caras. Explica a John que quizá no pueda darle todo lo que pide. Joy no tarda en recordarle que aún tiene $24.000 dólares del premio de lotería. Con la libertad de un lado de la balanza, Earl no duda en firmar un cheque por una fiesta completa en el Underwater Wonderland. Finalmente llega la noche tan esperada. Gracias a un envío de mujeres desde el pabellón femenino, todos tienen compañía. El Jefe corona a Earl Rey de la Fiesta. Earl cede el trono a John: sin él la fiesta jamás se hubiera hecho. Al día siguiente el Jefe acompaña a los padres de John a un nuevo intento de reconciliación que termina peor que el anterior. Aún luciendo su cetro John les dice que son un fracaso total, que jamás supieron dar amor. Algo suena en el interior de Earl y lo invade un impulso incontrolable por incendiar todos los cuadros de John. Mientras recorre las cenizas, John comprende que es el culpable de todo. Decide arreglar las cosas. Recrea las fotos familiares que se perdieron en el incendio. Las envía a sus padres. Finalmente logran el encuentro tan buscado. El jefe concede a Earl los seis meses prometidos. Earl le agradece. Se pregunta que harán ahora sin él. Supone que mañana, cuando ya no esté, encontrarán una respuesta. El Jefe entra en pánico y rompe el certificado en mil pedazos.
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