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| - Cuenta esta leyenda que en algún lugar de México, en la noche que va del 1 al 2 de Noviembre, un niño vagaba muy tarde por entre las casas del vecindario pidiendo dulces. Un vecino, alarmado por la presencia del niño en un sitio no muy seguro y acercándose la madrugada, le dijo, desde su ventana, que se fuera a su casa. Pero el niño insistió: Necesito dulces para llevárselos a mi amigo, que está allá, en su casa, y no puede salir. El hombre miró en dirección a la mano del niño, que señalaba una casa cercana, y le dijo: No digas tonterías, esa casa ha estado abandonada por años.
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| - Cuenta esta leyenda que en algún lugar de México, en la noche que va del 1 al 2 de Noviembre, un niño vagaba muy tarde por entre las casas del vecindario pidiendo dulces. Un vecino, alarmado por la presencia del niño en un sitio no muy seguro y acercándose la madrugada, le dijo, desde su ventana, que se fuera a su casa. Pero el niño insistió: Necesito dulces para llevárselos a mi amigo, que está allá, en su casa, y no puede salir. El hombre miró en dirección a la mano del niño, que señalaba una casa cercana, y le dijo: No digas tonterías, esa casa ha estado abandonada por años. El niño, sin embargo, insistía y afirmaba que debía regresar con dulces para su amigo, ya que éste estaba impedido de traspasar la puerta. Finalmente, queriendo demostrarle al pequeño que sufría de un exceso de imaginación, el hombre salió a la calle y se ofreció a acompañarlo hasta la casa en cuestión. Al llegar, el hombre notó una atmósfera extraña, como si la casa, que había estado deshabitada por años, albergara ahora alguna presencia. El niño señaló una pesada puerta de hierro con barrotes. No había nadie. El hombre se acercó para mostrarle que estaban solos, cuando de pronto, en la oscuridad, emergió la figura, pálida y casi transparente, de un niño de corta edad con la mano extendida, como en espera de recibir un regalo. El hombre casi muere del susto. Regresó corriendo a su casa, cerró la puerta y pasó el resto de la noche temblando. A la mañana siguiente, fue a contar la sucedido a una anciana mujer, que en el pueblo era considerada experta en cuestiones esotéricas. Sin inmutarse, comentó: De modo que Miguelito ha vuelto. Y relató al hombre la historia: Su fantasma habita ahora la casa, agregó la anciana mujer, y se aparece a los niños del vecindario que se acercan para pedirles algo de comida, que en vida le fuera negada. Se hace visible durante la festividad del Día de los Muertos, bien porque su muerte coincidió con la fecha, bien porque la abundancia de comida y alegría atraen a su pobre espíritu. Categoría:Leyendas urbanas Categoría:Fantasmas Categoría:Mentes trastornadas
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