abstract
| - Si hubiera que decidir cual es el libro que inaugura la historia formal de la entomología, es probable que muchos especialistas se decantaran por la obra Insectorum sive minimorum animalium Theatrum, publicada en Londres en 1634, con Thomas Moufet como el autor a quien le cabe el mérito de haberla llevado a término. Una obra que, por cierto, tiene una historia larga y desafortunada de interrupciones y reiniciaciones, que merece ser contada. El primer protagonista de la misma es Conrad Gesner, el famoso autor de la monumental Historia Animalium. Gesner, desbordado por la inmensa tarea de zoología (y botánica) descriptiva general, no llegó a poder ocuparse plenamente de los insectos. Los materiales inéditos de Gesner llegaron a manos de Thomas Penny, quien disponía ya de esquemas de clasificación realizados por Edward Wotton. Penny trabajó durante 15 años en una historia natural de los insectos, pero murió sin finalizar su obra, aunque sus notas fueron recogidas por su amigo Thomas Moufet, que decidió continuar el trabajo y lo llevó prácticamente a término. Pero Moufet murió en 1604, sin que su manuscrito del Insectorum sive minimorum animalium Theatrum se hubiera publicado. La historia la cierra Theodore Mayerne, protestante francés que en su país había sido médico del rey Enrique IV, pero que tuvo la mala fortuna de enfrentarse a los galenistas al basar sus terapias en productos químicos. Esos problemas le llevaron a instalarse en Inglaterra, donde llegó a ser médico de Jaime I y de Carlos I. En Inglaterra llegó a sus manos el manuscrito de su colega Moufet, y unos 30 años después de la muerte de éste se ocupó de su publicación. Era en 1634; habían pasado unos 100 años desde que Gesner y Wotton empezaran la historia del libro. En cuanto a Thomas Moufet, parece que habría sido un hombre afortunado, tanto por su formación, como por su posición social. Hijo de un comerciante inglés establecido en Londres, estudió medicina en Cambridge bajo la tutela de John Caius, estudios que completó en sus viajes por Europa (Suiza, Alemania, España, Italia y Dinamarca, donde en 1582 conoció a Paracelso). En 1588 regresó a Inglaterra, donde ejerció la medicina en Ipswich y en Londres, donde fue miembro del College of Physicians. En 1597, y gracias al apoyo del Conde de Pembroke, ingresó como miembro del Parlamento por Wilton. Aunque escribió sobre medicina, por ejemplo un tratado inspirado en las ideas yatroquímicas de Paracelso publicado en 1594, son mucho más destacables sus trabajos sobre insectos, a los que se dedicaría con entusiasmo, influido por su amigo Thomas Penny y no sin soportar algunos sarcasmos por parte de sus colegas médicos. Quizá por esto último, su primera obra entomológica, un tratado sobre la mariposa de la seda aparecido en 1599, fue publicada de forma anónima. Su obra más importante es sin duda el Teatro de los Insectos, que debió terminar hacia el final de su vida y que, como ya se ha dicho, no llegó a ver publicado. Con todas las vicisitudes que atravesó el Teatro de los Insectos, no es extraño que tuviera deficiencias que le valieran las críticas de sus contemporáneos. Por ejemplo, Martin Lister, en una carta dirigida a John Ray, critica no solo la organización de la obra, sino el hecho de que no se cite ni una sola vez a Ulises Aldrovandi, cuando parece que pudiera contener información debida a dicho autor. En cuanto a la organización, desde luego se nota la influencia de los diferentes autores, lo cual da a la obra un carácter heterogéneo, desde los pasajes eruditos de Gesner, a las más vívidas descripciones de Moufet, pasando por las líricas páginas de Penny. Pero la ordenación básica, quizá debida a Wotton, es todo lo correcta que pudiera ser en una obra de estas características escrita, no se olvide, durante la segunda mitad del siglo XVI, y no a mediados del XVII, cuando la leyó Lister. La ausencia de referencias sobre Ulises Aldrovandi es tanto más extraña por cuanto una de las características más llamativas del libro es su erudición, con el hilo del texto continuamente interrumpido por referencias a los más diversos autores (se llegan a citar más de 350!). Si se tiene en cuenta que De animalibus insectis de Aldrovandi se publicó en Bolonia en 1602, es muy probable que Moufet no llegara ni a verla, lo cual explicaría la ausencia de referencias a la misma.
* Ilustración del ciclo biológico de la mariposa de la seda incluida en el Insectorum sive minimorum animalium Theatrum (Londres, 1634) Mucho más matizables son las severas críticas del Teatro de los Insectos, publicadas por algunos especialistas modernos. Es cierto que el Teatro de los Insectos adolece de un estilo típico de las enciclopedias renacentistas, que recopilan todo el saber conocido, pero sin preocuparse demasiado en comprobar si la información es cierta o falsa. Pero también es fácil comprobar que aporta datos de primera mano, que muchas especies son perfectamente identificables, gracias a la descripción y a las abundantes xilografías, y que la clasificación usada representa un claro avance respecto a todo lo conocido anteriormente. Está claro que si no hubieran existido estudiosos como Thomas Moufet y Thomas Penny, y si no se hubieran publicado obras como el Teatro de los Insectos, Linneo lo hubiera tenido mucho más difícil para producir su Systema Naturae casi 100 años después.
* BIBLIOGRAFÍA: Insectorum sive minimorum animalium Theatrum : olim ab Edoardo Wottono. Conrado Gesnero. Tomaque Pennio inchoatum : Tandem Tho. Moufeti .... Londini ex officina typographica Thom. Cotes. 1634. Traducida al inglés por Edward Topsell (The theater of insects or lesser living creatures as bees, flies, caterpillars, spidrs (sic), worms, &c. A most elaborate work. By Tho. Mouffet, Doctor in Physick. London, Printed by E.C. 1658) e incorporada a su conocida enciclopedia The history of four-footed beasts and serpents and insects.
|