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| - Cercana al lado oriental del núcleo galáctico, la Nebulosa Dalinita era el hogar de una colección de formas notables de vida xenos, muchas de las cuales eran inteligentes y casi todas letales, habiendo competido en sangrientas guerras entre sí desde tiempo inmemorial. Si no hubiera habido nada de valor dentro de la Nebulosa Dalinita, es probable que la Gran Cruzada simplemente hubiese ignorado la región, vacía como estaba de colonias humanas, y la hubiese dejado en manos de aquellas alimañas mientras hubiera conquistas y liberaciones más urgentes, pero había algo que atraía a los ejércitos conquistadores como insectos hacia la luz: las Puertas Dalinitas. Estas eran centenares de puertas disformes, creadas por razas antiguas y olvidadas, ocultas en el interior de los velos de polvo estelar
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| - Cercana al lado oriental del núcleo galáctico, la Nebulosa Dalinita era el hogar de una colección de formas notables de vida xenos, muchas de las cuales eran inteligentes y casi todas letales, habiendo competido en sangrientas guerras entre sí desde tiempo inmemorial. Si no hubiera habido nada de valor dentro de la Nebulosa Dalinita, es probable que la Gran Cruzada simplemente hubiese ignorado la región, vacía como estaba de colonias humanas, y la hubiese dejado en manos de aquellas alimañas mientras hubiera conquistas y liberaciones más urgentes, pero había algo que atraía a los ejércitos conquistadores como insectos hacia la luz: las Puertas Dalinitas. Estas eran centenares de puertas disformes, creadas por razas antiguas y olvidadas, ocultas en el interior de los velos de polvo estelar y gases de color enfermizo, artefactos con forma de vastos aros de decenas de kilómetros de diámetro que colgaban en el vacío del espacio, en el corazón de densas nubes de polvo u orbitando estrellas, lunas o planetas. Hechas de materiales que desconcertaban a los más instruidos Adeptos del Mechanicum, las que aún funcionaban permitían a las naves espaciales cruzar vastas distancias de forma más segura y veloz que incluso teniendo al timón a los mejores Navegantes, y la red local de estos pasadizos por el Inmaterium había alimentado las guerras entre los xenos de la región durante milenios. La Gran Cruzada había encontrado puertas similares antes, pero en la Nebulosa Dalinita los Magi Exploradores creían que habían encontrado un nexo central. La posibilidad de que en algún lugar de la región pudieran encontrarse puertas que llevasen a otros lugares de la galaxia o incluso quizá más allá convertía a la Nebulosa Dalinita en un tesoro de profundo valor. Varias Flotas Expedicionarias fueron combinadas para emprender una campaña de purga de la Nebulosa Dalinita bajo el mando supremo de Horus, y entre ellas estaba la Legión de los Hijos del Emperador, aunque en ese momento su fuerza de combate era aún muy limitada, equivalente a una sola cohorte de apenas quinientos guerreros. No obstante, se les asignó la importante tarea de asegurar el planeta Tranquillity en la cola del avance imperial hacia el interior de la nebulosa. Tranquillity era un mundo envenenado de pilas astilladas de cristal y fisuras aserradas. Una niebla ácida y tóxica recorría su superficie y la vida se limitaba a los microbios y los virus. Era un mundo absolutamente sin valor excepto porque una puerta disforme flotaba en su órbita superior por encima del polo y un relé imperial de navegación y señales había sido construido allí. Considerando que debía estar inactiva, la Puerta de Tranquillity había sido marcada para una investigación y un refuerzo posteriores, pero hasta que llegara ese momento los Hijos del Emperador mantendrían la vigilancia en caso de que la Puerta fuese usada para amenazar el avance imperial. Era un temor justificado. Sin previo aviso una flota de naves xenos emergió de la Puerta, cuyo tipo y origen no encajaban con ninguna descripción del archivo de especies conocidas. Aparentemente hechas de cristal iridiscente, las naves eran bulbosas, asimétricas y de varios kilómetros de diámetro. Sin escudos, pero dotadas de poderosas armas de rayos que hacían de cualquier acercamiento imperial a distancia de tiro casi un suicidio, la flota xenos logró rechazar al escuadrón de cruceros imperiales desplegado para defender el planeta, y empezó de inmediato un desembarco en la superficie de Tranquillity. Decenas de miles de guerreros alienígenas saltaron a través de la atmósfera. Impactantemente inhumanos (aún no está claro si eran auténticas formas de vida o alguna especie de creación artificial), los alienígenas tenían forma de estrella de múltiples puntas y se movían mediante un extraño proceso de contracción y expansión de su masa. Sorprendentemente rápidos, eran capaces también de proyectar un rayo de energía que podía atravesar la ceramita, la carne y el hueso. A medida que el número de alienígenas lanzados al asalto aumentaba, las posiciones de la Legión se volvieron insostenibles. El apoyo orbital había sido puesto en fuga, el puesto avanzado del sensorium arrasado y sus murallas disueltas en escoria fundida por los ataques concentrados de los seres cristalinos. El Pretor Abisare al mando de los Marines Espaciales ordenó la retirada al laberinto circundante de fisuras y promontorios cristalinos, aunque retirándose estaban lejos de estar derrotados. Mucho antes del ataque la Legión se había preparado para su misión con su habitual precisión y concentración, y como parte de esto todos los Marines Espaciales asignados a la expedición habían estudiado y memorizado los escaneos holográficos de la superficie de Tranquillity minuciosamente, mientras que durante el tránsito hacia el planeta todos se habían entrenado en condiciones similares a las que encontrarían en él. Una vez desplegados habían reconsiderado todas las posibilidades tácticas, planeado contramedidas y entrenado una y otra vez hasta que cada guerrero pudo actuar a la perfección sin importar las condiciones adversas que se presentaran. A pesar de la naturaleza totalmente inesperada e inhumana del enemigo, la batalla de Tranquillity se desarrolló como si siguiera un mecanismo de relojería de acuerdo con el plan de los Marines Espaciales. A medida que los xenos avanzaban los Hijos del Emperador tiraban de ellos atacándoles, fingiendo retiradas y castigándolos en cada giro del camino. Los guerreros de la III Legión conocían cada pulgada del terreno, patrón de disparo predeterminado y matadero óptimo, y antes de apretar un solo gatillo ya se habían tomado decisiones sobre cuánto tiempo mantener cada posición, a dónde retirarse y cómo compensar cada cambio en el flujo de la batalla. Quedó registrado que el Pretor Abisare afirmó que la batalla no era una lucha sino simplemente "la ejecución de un propósito calculado". A medida que las bajas xenos crecían a un ritmo cada vez mayor, las criaturas desplegaron frenéticamente más refuerzos desde las naves en órbita, hasta que simplemente empezaron a quedarse sin tropas. Finalmente los alienígenas empezaron a barrer la superficie con disparos de sus propias naves en un intento de obtener una ventaja. Cuando los primeros pilares de energía golpearon la superficie, las naves de guerra imperiales supervivientes ejecutaron un rápido y desesperado ataque: un golpe asesino y planeado con antelación a quemarropa mientras los xenos dirigían sus armas hacia abajo, quedando ellos mismos vulnerables. Siete de las nueve naves alienígenas fueron destruidas en cuestión de minutos, y sus cascos se disolvieron en fragmentos dispersos, polvo de cristal y llamaradas de exótica energía. Incapaces de soportar sus aplastantes pérdidas, las restantes naves xenos huyeron de vuelta a la puerta disforme, dejando a sus guerreros supervivientes en la superficie de Tranquillity donde fueron rápidamente aniquilados. Poco más de un año después el Consejo de Guerra promulgó un edicto de exterminio contra la especie xenos desconocida que había atacado a la III Legión en Tranquillity, y una Flota Expedicionaria dirigida por los Ultramarines atravesó la Puerta de Tranquillity, localizó sus hogares cristalinos en un cúmulo aislado de planetas gaseosos gigantes muy al norte galáctico y los purgó definitivamente. El trofeo de las Puertas Dalinitas resultó ser uno hueco, ya que en cuestión de una década tras la purga de la nebulosa, todo el sistema de puertas activas decreció en potencia y acabó por quedar totalmente inerte, y su funcionamiento siguió siendo un misterio sin resolver.
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