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| - Cada cierto tiempo surge la noticia de que un cadáver parcialmente descompuesto de algún animal "desconocido" ha sido arrastrado sobre alguna playa o sacado de las profundidades del mar. Resulta típica de estas historias la que apareció en periódicos de todo el mundo a mediados de 1977. Las noticias se referían al cadáver en descomposición de un "monstruo marino" descubierto por el Zuiyo Maru, un barco pesquero japonés, frente a la costa de Nueva Zelanda. El cadáver estaba en tan estado avanzado de descomposición que fue lanzado de nuevo al mar, no sin antes arrancar una porción de tejido para análisis. thumb Los periódicos reproducían una cita del profesor Yoshinori Imaizumi (1914–2007), director del Museo Nacional de Ciencias de Tokyo: "No se trata de un pez, una ballena ni de un mamífero. Es un reptil, y la imagen se parece mucho a un plesiosauro.... Fue un descubrimiento precioso e importante para la humanidad. Muestra, según parece, que después de todo, estos animales no están extintos. Es imposible que solo haya sobrevivido uno." La declaración de Imaizumi fue muy precipitada y, de hecho, completamente desafortunada. En los círculos creacionistas, esta noticia fue recibida con gran entusiasmo. ¿Qué podría ser más emocionante que encontrar evidencia de una especie supuestamente extinta que sigue viva hoy? Creacionistas de Tierra joven a lo largo y ancho proclamaron que se había encontrado un plesiosaurio real. Y aunque parezca ridículo, esa afirmación continúa hasta nuestros días. Poco tiempo después la historia se desvaneció y nunca se produjo la tan ansiada evidencia confirmatoria de que el tejido que fue recolectado del cadáver era, en verdad, perteneciente a un plesiosauro. De hecho, fuera de los creacionistas, nadie más volvió a comentar el acontecimiento fuera de una charla de cafetería.
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