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| - Arturo Baltar Santos nace en Castro de Noalla (Orense) en 1924. Este escultor nunca ha querido otro material que el barro, con el que ha logrado un mundo propio de intimidad y ternura a partir del entrañable Románico del país. Arturo Baltar nunca tuvo maestros, aunque en realidad los tuvo múltiples, y anónimos, en las archivoltas de los templos medievales, en los capiteles de esas mismas iglesias, en los cruceros y petos de ánimas de los caminos galaicos. En su propio mundo interior, sobre todo.
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abstract
| - Arturo Baltar Santos nace en Castro de Noalla (Orense) en 1924. Este escultor nunca ha querido otro material que el barro, con el que ha logrado un mundo propio de intimidad y ternura a partir del entrañable Románico del país. Arturo Baltar nunca tuvo maestros, aunque en realidad los tuvo múltiples, y anónimos, en las archivoltas de los templos medievales, en los capiteles de esas mismas iglesias, en los cruceros y petos de ánimas de los caminos galaicos. En su propio mundo interior, sobre todo. Comenzó modelando pequeñas piezas o conjuntos de ellas, anticipo de los complejos retablos que había de realizar más tarde, con escenas imaginarias o vividas, religiosas o profanas. Peregrinos, mendigos, cantores de "panxoliñas", son su mundo, lleno de ternura, de espíritu franciscano, de una deliberada humildad que es su misma persona. Su escenografía policromada, en Belenes, boticas, tabernas, altares, constituye muestra permanente en la capital de su provincia natal, y ha recorrido mucho mundo. Está representado en museos de toda Galicia y en importantes colecciones institucionales y particulares. Le bastan los dedos de sus manos como herramientas de trabajo.
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