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| - Había advertido a su amiga de que no tratara de tocar esa melodía con el piano, pero no le había creído. ¿Por qué no le había quitado de las manos esa partitura? ¿Por qué no había hecho más por impedirlo? Quizás porque ella misma no terminaba de creerse, o no quería creer, la terrible amenaza que ello suponía. Se había informado sobre la Cantata del Anticristo en cuanto supo que su amiga quería aprender a tocarla. En principio no era nada raro más allá del nombre, una pieza clásica de música como aquellas con las que solía practicar, pero esa sensación de seguridad había desaparecido en cuanto había descubierto el primer dato extraño: su compositor se había suicidado justo después de componerla. Solo era el principio. Esa extraña composición nunca había sido tocada por completo, aunque lo hubieran intentado músicos profesionales. Había visto vídeos en los que esos prestigiosos profesionales intentaban llevar a cabo la tarea y paraban en seco, temblando, como aterrorizados por algo que se avecinaba. Había cientos de grabaciones similares. Y, quizás fuera una paranoia suya, pero parecía que los mejores músicos se detenían antes que los mediocres. Como si su excelente oído musical les advirtiera sobre el peligro invisible que suponía esa obra.Su amiga no le había hecho caso, y había seguido practicando. Mientras tanto, ella buscaba en foros cada vez más ocultos de Internet información sobre lo que suponía esa pieza para el que la tocara. Algunas teorías decían que era un código de espionaje, otras que era obra del diablo... La última que leyó decía que era un portal interdimensional que atraía a un asesino invisible que viajaba por el Multiverso a través de distintas obras de ficción. Después, apagó el ordenador: se estaba volviendo paranoica. Había tratado de decirle que había algo raro con esa obra, aunque no supiera lo que era, y ella le había dicho que ya la había tocado. Por unos días creyó que todo estaba bien, se olvidó de sus descubrimientos y de las horribles grabaciones que había presenciado. Al fin y al cabo, quizás la responsabilidad de tocar esa pieza de una importancia tan grande amedrentara a los profesionales, ¿no? No. No, pensaba cuando el ser actuó. Ese invisible viajero entre realidades había tardado días en hacer su movimiento, pero había sido devastador. Veía a su amiga en el suelo, muerta por su negligencia. Vio su propia sangre, derramándose lentamente por el suelo. No vio al asesino, pero sabía que estaba allí, buscando ya a su próxima presa.Él miraba algo. Sí, a su próxima víctima. Os miraba a vosotros, lectores. Categoría:CO Categoría:Música
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