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| - Categoría: Pseudo Nombres Científicos Categoría: Criaturas inexistentes Eoanthropus dawsoni o el Hombre de Piltdown. En 1912, Charles Dawson, un paleontólogo aficionado, informó que había encontrado un cráneo, un diente y fragmentos de una mandíbula en un pozo de grava en el pueblo de Piltdown, en Sussex, al sur de Inglaterra. El fósil tenía un cráneo grande (lo cual indicaba inteligencia) y una mandíbula primitiva. Incluso se le bautizó como Eoanthropus dawsoni en la creencia que podía ser el tan ansiado y largamente buscado eslabón perdido.
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| - Categoría: Pseudo Nombres Científicos Categoría: Criaturas inexistentes Eoanthropus dawsoni o el Hombre de Piltdown. En 1912, Charles Dawson, un paleontólogo aficionado, informó que había encontrado un cráneo, un diente y fragmentos de una mandíbula en un pozo de grava en el pueblo de Piltdown, en Sussex, al sur de Inglaterra. El fósil tenía un cráneo grande (lo cual indicaba inteligencia) y una mandíbula primitiva. Incluso se le bautizó como Eoanthropus dawsoni en la creencia que podía ser el tan ansiado y largamente buscado eslabón perdido. Después de cuarenta años, durante los cuales el hombre de Piltdown, como llegó a ser conocido el fósil, resultó cada vez más difícil de encajar con las ideas preponderantes sobre la evolución humana. Los fósiles fueron examinados de nuevo por el dentista Alvan T. Marston, y los fragmentos de cráneo resultaron ser modernos (aunque hábilmente manchados), la mandíbula era de un orangután. thumb|La Dr,a Eugenie C. Scott mostrando un modelo del cráneo de Piltdown Con técnicas modernas como la datación radiométrica, resulta difícil repetir fraudes como el del hombre de Piltdown. Cuando una persona ve los restos en el museo británico, puede darse cuenta que los dientes fueron limados casi perfectamente. Los ataques contra Dawson no se dejaron esperar, sobre todo por el Times y la BBC y quien salió en su defensa no fue otro que el dr. Marston, quien a su vez era un arqueólogo. Él sabía que Dawson era un hombre reputable y que su error podía deberse a una mala apreciación, a fin de cuentas era un aficionado.
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