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| - Eran finales de la segunda guerra mundial, Rusia estaba haciendo experimentos con humanos, la mente les intrigaba principalmente, ¿y por qué no?, si lo piensas, debió ser entretenido. Dr. Stephen Romanov, científico reconocido en casi toda Rusia por sus trabajos en psicología, calvo, alto, delgado, con unos anteojos que recordaban fácilmente al Profesor Farnsworth, planteó una sugerencia: ¿Y si analizamos las reacciones de una persona con alucinaciones, haciéndole creer a la persona que lo que ve o lo que oye es real? Nadie quería hacerlo, porque pensaban que era una pérdida de tiempo y recursos. Solo un amigo de Stephen estaba interesado, así que le prestó un almacén que tenía una especie de celda transparente, era de un vidrio muy resistente, Stephen con sus conocimientos de tecnología de la época, convirtió la celda en una cámara de gas. Eran las 3 P.M. del día siguiente, cuando fue a visitar a los enfermos en el hospital, le gustaba analizar sus estados mentales, pero esta vez, fue con otro objetivo, empezó a hablar con un hombre, no tenía nada y tampoco familia, así que Stephen le ofreció falsamente una cura a su enfermedad, la cual se desconoce ya que Romanov se llevó todos los archivos y los quemó, solo los siguientes escritos sobre su trabajo quedaron. 20 de Marzo de 1944: Engañé a un hombre para que me ayude con el proyecto, voy a usar la droga que inventé, la cual detallé en otro papel, para dejarlo en un estado de alucinación seguro y sin efectos que le puedan causar la muerte temprana, escribo estas notas para observar un progreso en la investigación. Ha pasado 1 hora y el alucinógeno ya está surtiendo efecto, me habla de cosas extrañas, como que una vez los extraterrestres lo secuestraron y fueron ellos los que le causaron su enfermedad y cosas así. Han pasado 3 horas de puras incoherencias y habladurías y yo sigo escuchándole diciendo que tiene razón, en realidad él se siente bien con eso, tanto que empezó a reir, al menos eso fue lo que pensé, pero luego me dijo que un payaso había entrado en la celda, era muy sonriente y gracioso, además dijo que se llamaba Ulybat'sya (Sonrisita), buen nombre para un payaso, él seguía riendo y dijo que el payaso le dio globos, luego él me dijo: Oye, ¿por qué no le haces caso?. Es que no le escucho bien ¿qué me dijo?,le respondí. Que sonrías, que a el le gusta que sonrían. Yo sonreí sin objeción. Pasaron 2 horas y las risas van disminuyendo, le pregunto porque y me dice: Es que sus chistes no me gustan, hablan de gente muerta, quemandose, y el…se sigue riendo, no se por que se ríe. Yo me extrañe un poco, ya que estaba tan feliz, y yo daba veracidad a todo lo que decía, así que la demencia violenta me parecía un tanto rara. Pasaron 20 minutos, ahora el hombre estaba mas agitado, estaba….llorando, era desesperante verlo, pedía que los saque, que el payaso era malo, decía que mas que la risa, le gustaba el miedo y la desesperación, que eso nos hacia…..deliciosos. Pasaron 3 minutos y el hombre suplicaba por su vida, no solo al payaso, sino también a mi, ya no lo soporte, como ser humano y ser pensante, no esta capaz de dejar que un inocente sufra, no así, preferiría matarlo con un disparo que de locura, estaba a punto de cerrar el gas, cuando…….AAAAARRRRGGGG!!!!, el grito fue intenso, desgarrador, penetrante, casi tanto como la horrible imagen que presencie: La cara perpleja del pobre hombre viendo el puente de sangre que se extendía desde su ensangrentado torso hasta su brazo cercenado que se ubicaba al otro lado de la celda, asombrosamente, levitando, literalmente; la columna de sangre era ancha y un tanto curva por la presión y cuando se extinguió dejo completamente manchado el piso de un rojo intenso, casi vivo, ambos veíamos con horror a su brazo, en el aire, mientras iban desapareciendo partes de este, se oían crujidos y desgarros (mordía, saboreaba, le gustaba), parecía ropa rompiéndose y pedazos de madera quebrándose… O algo peor (huesos, todo le gustaba, sabroso), sea lo que sea que este ahí era real y estaba devorando el brazo de ese hombre, el cual estaba débil ya cuando puso su rostro contra la celda y me suplicaba que lo dejara salir, no pude, no podía dejar que eso saliera de ahí, no se como entro, pero no le iba a dar opción de salir, no me atreví, el gritaba, me suplicaba y de pronto… Cayo, se quedo quieto cuando apareció una gran ola de sangre a sus espaldas,cayo retorcido cual estropajo, y desde donde yo estaba pude percibir una gran abertura desde su nuca hasta donde la espalda pierde su nombre, me percate de que faltaba algo, ¡la columna! desapareció totalmente, luego, ese trapo viejo de lo que alguna vez había sido un hombre se alzo en el aire y en un rápido desgarro la mitad de arriba se había separado de la cintura y las piernas. La sangre salía a chorros largos, algunos gruesos, otros ya extinguiendose, mientras la cabeza, el torso y el brazo que aun quedaba, desaparecían en lo que debían ser fauces, solo quedo la cintura y las piernas, al menos, no se las había comido hasta el momento en que estuve allí, salí corriendo, mientras escuchaba la risa de esa cosa, no era una risa malvada, era como si todo fuera un maldito chiste para el, recuerdo esa risa perfectamente mientras transcribo esto desde mis notas hasta mi maquina de escribir, es tan siniestra, pero a la vez, tan…….graciosa. 24 de Marzo de 1944: Hace tres días que no he vuelto a ver a mi amigo, un día después del “incidente”, vino a verme a mi casa para preguntarme como me fue, le conté todo exactamente todo, le enseñe las notas, y cual escéptico pensó que el gas se había escapado y me había afectado a mi también, asi que fue al almacén para comprobarmelo, pobre alma desdichada, otra perdida por mi culpa y lo que mas temo es que lo haya dejado escapar, hace 4 días que no duermo, la risa de ese “payaso”, no la olvido, estoy destrozado, tanto física como mentalmente. 26 de Marzo de 1944: Hace 2 días empece a escuchar esa risa, no es mi imaginación, la escucho, mi único consuelo es escribir, y no es uno muy bueno que digamos, hace días que no hablo con nadie, no llamo a nadie ni respondo llamadas, he querido suicidarme 3 veces, no puedo, mi voluntad no me deja, quiero(muerte, salvación, redención) un descanso. 9 de Abril de 1944: ESTA AQUÍ, lo presentía e inhale el gas para “verlo” y lo hice, no estoy loco(espero), estoy escribiendo esto, eso lo demuestra (quiero engañarme a mi mismo), lo tengo frente a mi, es… Alto, larguirucho, sonríe, tenía pintado sus labios con pintura roja(sangre, quiere la mía), haciendo que parezca que siempre esta sonriendo, sus ojos están rodeados por un color azul osos muy oscuro, sus ojos están bien abiertos(me observa, me quiere), su piel es blancuzca por el maquillaje, tiene el cabello de diferentes colores, tenía dos bultos de cabello en los lados. El izquierdo es rojo, el derecho es verde, ambos lados estaban unidos en la parte trasera por un poco de cabello morado, no mucho, la coronilla de su cabeza es calva, excepto en el polo, donde tiene un bulto pequeño de cabello de color naranja, en forma de una de un cono aplastado, vestía un mameluco azul estampado de círculos, triángulos y cuadrados, de color blanco, llevaba guantes, era….casi real. Me cuenta chistes, son graciosos, mientras sonrió forzadamente, hacemos un juego: pregunta por pregunta, el al principio me pregunta mis miedos(no son relevantes ahora, asi que no los escribo), yo le pregunte, aun sonriendo, que era el, me dijo: Soy una criatura, que vive entre lo que ustedes humanos llaman dimensiones, le gas que inventaste me llamo mucho la atención, ya con ese gas puedo hacer feliz a la gente, mientras ellos están en ese estado es fácil hacerlos reír, me gusta eso, hacerlos reír, porque cuando “empiezo” con ustedes, es mas doloroso y desesperante, como cuando encuentras un billete en la calle y cuando estas en el apogeo de tu felicidad, te das cuenta de que es falso, uno se siente peor, eso los hace a ustedes… como decirlo…..SABROSOS, por eso la forma de payaso que ahora ves, puedo transformarme físicamente en lo que yo quiera, asi llego mas fácilmente a sus risas y luego….a la parte que a mi me hace feliz. Me quedo perplejo, ya no puedo sonreír, llego mi hora, esa cosa se empieza a reír, es mi fin, apenas puedo escribir esto, que suerte que queme la formula del gas, nadie lo podrá “llamar”, me despido pidiéndole al que este leyendo esto que le sonría…….POR AMOR DE DIOS, SONRIELE. Al día siguiente los soldados rusos solo encontraron un lago de sangre en la cama de Stephen, junto a esta, una maquina de escribir con los papeles ya expuestos. Categoría:Ciencia Categoría:Payasos
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