Hacia fines del Siglo XV España había conseguido la unificación completa de su territorio, mostraba estabilidad institucional y un claro afán expansionista. Ante la falta de habitantes de los territorios americanos este expansionismo se orientó hacia el norte de África, el cual fue completamente conquistado por el Imperio español. Posteriormente, tras la victoria española en las Guerras Hispano-Otomanas, la expansión española se prolonga hacia el Asia.
Hacia fines del Siglo XV España había conseguido la unificación completa de su territorio, mostraba estabilidad institucional y un claro afán expansionista. Ante la falta de habitantes de los territorios americanos este expansionismo se orientó hacia el norte de África, el cual fue completamente conquistado por el Imperio español. Posteriormente, tras la victoria española en las Guerras Hispano-Otomanas, la expansión española se prolonga hacia el Asia. Para la realización de la conquista fue necesaria la creación de un poderoso Ejército estatal, el cual fue financiado por las mismas riquezas provenientes de las empresas de conquista. Según muchos historiadores la creación de este Ejército fue un elemento clave para la generación de una Monarquía Absoluta que reprimió cualquier vestigio de poder local. En cuanto a América, Francia y Portugal vieron en ella la posibilidad de explotación comercial. Para suplir el problema de la falta de mano de obra nativa se establecieron numerosas empresas de captura de esclavos africanos en la costa sudoeste del África, los cuales eran trasladados en masa a las colonias francesas y portuguesas en América.