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| - En el 746.M41, tras casi ocho siglos al frente del Capítulo y cerca de un milenio de vida, Crissos el Viejo se lanzó a una carga suicida contra los Tau. Su Guardia de Honor, dirigida por Heford, se negó a abandonarle a pesar de las órdenes del Señor del Capítulo de quedarse atrás, y fue masacrada bajo el fuego enemigo. Concluida la campaña, se hizo la tradicional llamada de regreso al Sello Eterno a todos los Capitanes y oficiales de alto rango para elegir a su sucesor a la mayor brevedad posible. Su espada, la famosa Purificadora, fue colocada en el regazo de su propia efigie y dispuesta tras un campo de energía en la sala del Círculo Interior del Sello. Sin embargo, esta crisis no sería tan fácil de resolver. Con Heford, el candidato favorito, sumido en un coma profundo por las graves heridas sufridas junto a su señor y destinado a convertirse en uno de los Dreadnoughts del Capítulo, fue el Primer Capitán, Lars Orvan, quien dio un paso al frente para tratar de ser elegido. Desafortunadamente, Orvan se había ganado con la edad una fama de apático y poco enérgico bastante similar a la que había acompañado a Crissos en sus últimas décadas de vida, con lo que su candidatura no fue bien recibida. Resentido, desde entonces hizo cuanto pudo por desacreditar al resto de Capitanes aspirantes al puesto de Señor del Capítulo, y Tulfias, de la Sexta Compañía, le apoyó. Demetrius, de la Cuarta, hizo lo propio por su cuenta, a sabiendas de que no tenía apoyos suficientes para ser elegido. El Maestro de Santidad Raum, como maestro de ceremonias, decidió proponer a Aulo Plautio, de la Segunda, pero este se negó con humildad, no sintiéndose apto para dirigir a todos los Martillos de Wikia. El siguiente fue Gabian, que aceptó la sugerencia de Raum con orgullo. Pero fue este mismo orgullo lo que atascó las deliberaciones, pues era muy fácil para Orvan, Demetrius y Tulfias provocarle con insultos, y las disputas alejaron al resto de Capitanes del aspirante, y entre ellos mismos, cundiendo el desacuerdo y los rencores. Tras meses de negociaciones infructuosas, Plautio decidió que el conflicto interno era inminente y se adelantó a los acontecimientos marchándose en la barcaza de batalla Omnio Sapere con las principales reliquias del Capítulo, fingiendo ir a entrenar en Phlegetos para alejarse de las tensiones del Sello. Cuando se descubrió el engaño, Lars Orvan salió ciego de ira tras él a bordo de la Memoria, pero el Señor de la Guardia había logrado desdibujar su rastro en las mareas de la Disformidad. Entretanto, Demetrius, Tulfias y Raum marcharon en armas contra el Arsenal, pues el Ojo del Omnissiah Ternak y el Señor de la Forja Sven Sannlar habían colaborado activamente tanto en la evacuación de los artefactos como en el encubrimiento de la huida del Segundo Capitán. Sin embargo, se encontraron con las sólidas compuertas de adamantium cerradas y a los Tecnomarines parapetados detrás. A regañadientes, los tres oficiales y sus hombres tuvieron que dar media vuelta e irse. La tensión fue en aumento, principalmente por culpa de Demetrius, quien acabó marchándose a bordo del crucero de asalto Ira Justa. La Primera Compañía quedó decapitada cuando Lars Orvan, que llevaba semanas enclaustrado por la frustración de no haber logrado atrapar a la Segunda, fue hallado asesinado, y se descubrió la desaparición del ambicioso Sargento Veterano Gorgias Vandir con su armadura de Exterminador teleportadora. Al darse cuenta de lo que había provocado con su vanidad, Gabian reunió a los demás Capitanes y les convenció de evitar el derramamiento de sangre abandonando el Sello para emprender cruzadas a lo largo y ancho de la Galaxia a fin de ocultar la terrible división interna del Capítulo a los ojos del Imperio. Las escuadras de los Veteranos y los Exploradores se repartirían entre las distintas Compañías para apoyarlas o permanecerían defendiendo Wikia y Nyumba. Hecho esto, acudió desarmado y contrito frente a las puertas del Arsenal y convocó al Maestro de Santidad Raum, al Bibliotecario Jefe Masum, al Maestro del Apothecarion Galeno Averroes y a los dos líderes de los Tecnomarines, cediéndoles oficialmente el mando del Sello Eterno hasta el día en que se convocase una nueva deliberación para escoger a un Señor del Capítulo. Mientras tanto, la Fortaleza-Monasterio sería una "zona abierta libre de hostilidades" para todas las Compañías, que podrían así reaprovisionarse sin miedo a represalias. Raum, no obstante, se vio superado por su fracaso como moderador de las deliberaciones y renunció, marchándose con el Capitán Syrio de la Novena. Así transcurrieron dos siglos de distanciamiento y desconfianza, que se conocieron como el Cisma de Wikia, durante los cuales las Compañías permanecieron la mayoría con nulo o poco contacto entre ellas, haciendo las paradas mínimas en el Sello Eterno para continuar librando sus propias cruzadas.
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