A finales de la Segunda Guerra Mundial, Argentina, que se hallaba en una posición neutral, empezó a importar científicos (además de criminales como Josef Mengele, "El Ángel de la Muerte") y emprendiendo (al principio como en Alemania, con éxito) un ambicioso plan que transformaría a la Argentina en una potencia mundial (primero industial y luego nuclear).
A finales de la Segunda Guerra Mundial, Argentina, que se hallaba en una posición neutral, empezó a importar científicos (además de criminales como Josef Mengele, "El Ángel de la Muerte") y emprendiendo (al principio como en Alemania, con éxito) un ambicioso plan que transformaría a la Argentina en una potencia mundial (primero industial y luego nuclear). El cientifico austríaco Ronald Richter emigró desde Alemania a Argentina, justo en la primera candidatura de Perón (al igual que muchos científicos y criminales de guerra nazis), luego de que Perón iniciara sus proyectos transformistas en Argentina, utilizando a los científicos nazis en dichos proyectos.