A partir de hoy empezamos a investigar sobre los efectos del virus Uroboros aplicado a cadáveres.
Lo primero que hicimos fue inyectarle el virus a un cadáver. El cadáver revivió, como si fuera una especie de marioneta, pero muy agresiva. Atacó a todo el que se le acercó.
Esta línea de investigación empieza a parecerse más y más al desarrollo de armas biológicas.