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| - Inmortalidad no es lo mismo que invulnerabilidad, pero se le acerca mucho.
- Sigue mi consejo: si escuchas el castañeteo de las alas de los Escarabajos, corre y sigue corriendo hasta que dejes de escuchar el sonido. No te detengas y no mires atrás. Si uno de tus compañeros de escuadra empieza a gritar es porque se le han echado encima y, si intentas ayudarle, morirás con él. Con esto no quiero decir que puedas correr más que esos diablos. Incluso yendo por delante y al máximo de tus fuerzas, perderás terreno rápidamente. La única esperanza de salvarte es que corras más que el resto de tu escuadra, pero nadie dijo que la vida en la Guardia fuera fácil.
- ¿Los Destructores? Son armas, nada más, y deben gastarse como tales. Son Necrones sólo en la forma, ya que han renacido hasta alcanzar las cotas más profundas de la locura que he visto en una criatura. Aunque reconozco su conducta y eficacia, no les acompaña una lógica aceptable que justifique su comportamiento. La función principal de un guerrero es luchar por un objetivo profundo, dejando a un lado otras tácticas u opciones. Si les das rienda suelta, los Destructores no dejarían nada a su paso: ni vida, ni arte, ni gloria. Tras ellos sólo queda el polvo. Soy una máquina sin alma, y a pesar de todo siento lástima por sus víctimas.
- Con una docena de legiones de Inmortales bajo mi mando, podría incluso destruir las propias estrellas. Y me basta con una sola legión para aplastar tu patético planeta.
- La muerte se manifiesta de muchas formas, pero considero el bombardeo aéreo como una de sus formas más satisfactoriamente eficaces.
- Era tan silencioso como el vacío y mirarle producía terror. Se movía sobre nosotros suavemente y con gracia y su mirada sembraba la locura y la desesperación. Aquellos a quienes se acercaba preferían quitarse la vida antes que soportar su presencia infernal.
- Adversario, se te informa de que tu escuálida colonia reposa sobre un Mundo Corona de la Dinastía Novokh. Se te informa asimismo de que tu presencia no puede ser tolerada. Nuestro código de honor nos obliga a darte una oportunidad para que te retires. Por tanto, dispones de un mes solar, que empezará a contar en cuanto finalice esta transmisión, para hacer desaparecer todo rastro de tu presencia. Si no aceptas o no cumples esta generosa oferta, mis ejércitos concluirán estas negociaciones. Se te recomienda que no confundas esta advertencia honorable con una falta de determinación.
- El tiempo es un arma como cualquier otra. Si nada más me funciona, siempre puedo sentarme a esperar que mis enemigos se pudran.
- Aparecieron como dioses y nosotros, como insensatos, quisimos creerlos. Mephet'ran el Embaucador y Aza'gor el Portador de la Noche, Iash'uddra el Enjambre Infinito: maldigo sus nombres y los de toda su detestable estirpe.
- No reconozco la autoridad de ningún señor, excepto la del todopoderoso espectro de la muerte. En su nombre, cosecharé a todos los seres vivos de esta galaxia, y en su lugar no dejaré más que un monumento estéril y eterno. Llamad como queráis a mi cruzada, pero no es otra cosa que la búsqueda de la perfección absoluta. Aquellos que no puedan entender su necesidad es que son seres claramente inferiores; sin embargo no deben desesperarse por ello, pues me aseguraré de que no vivan para ver completarse el último paso de mi obra.
- Una vez marcado, ya no tienes escapatoria.
- He matado a dioses, he derrocado imperios y he destruido planetas enteros. Comparada con esto, tu triste muerte pasará desapercibida a ojos de la Historia. Pero no desesperes, joven héroe, yo recordaré este instante para siempre.
- No soy alguien caprichoso, ni dado a actos de crueldad sin sentido. El hecho incontestable es que tú y los tuyos sois intrusos aquí, y al entrar habéis firmado vuestra sentencia de muerte. Yo te maldigo por ponerme en esta situación.
- Tus deseos resultan irrelevantes. Esta Galaxia ya se ha arrodillado ante nosotros, y pronto volverá a hacerlo.
- Sólo los seres inmortales pueden comprender totalmente la carga que supone la lealtad eterna.
- La ventaja tecnológica no te garantiza la victoria, a no ser que la utilice un ser superior.
- el Dios Chacal enfrentará a hermano contra hermano
- Orden. Unidad. Obediencia. Ya enseñamos todas estas cosas a la Galaxia hace mucho, y lo volveremos a hacer.
- Nosotros, que en nuestra arrogancia creíamos que la humanidad era la primera de las razas de esta galaxia, quedaremos expuestos a la peor de las locuras cuando estos seres ancestrales despierten. Toda esperanza, sueño o promesa de salvación no es sino polvo que se lleva el viento.
- Aquel que yace en el exterior se verá atraído hacia la cosecha
- A continuación, los sedientos, los condenados para toda la eternidad
- Los Yngir, que han permanecido dormidos desde el nacimiento del Caos
- La llamada del espectro se encargará de despertar a los muertos; cuando estén próximos los oscuros indicios
- Los privados de alma serán los cosechadores del siniestro destino
- Para estos seres somos menos que ganado. Enseres inútiles que o somos consumidos o servimos de juguetes para divertirles. No existe uno solo de ellos que preste atención a un mundo de humanos, tal y como actuaría yo frente a una hormiga que acaba de ser aplastada por mi bota.
- Pensamos que podíamos derrotar el orden natural mediante la tecnología. Pero el inicio de la eternidad no puede negarse para siempre; el universo nos humillará por nuestra presunción. Pero sus métodos de ataque son limitados. Hace mucho que nuestros cuerpos se apartaron del alcance de la mortalidad y malvendimos nuestras almas a cambio de baratijas tecnológicas y el boato del poder. Nuestras mentes son todo lo que nos queda por perder, así que es seguro que el próximo golpe caerá sobre nosotros. Aunque nuestras aflicciones individuales pueden adquirir formas diferentes, más pronto o más tarde todos caeremos presos de la locura.
- ¿Qué me importa que mis legiones estén formadas por tropas sin rostro? La identidad solo es relevante para aquellos que tienen capacidad de pensar: mis Inmortales y Necroguardias, quizás; mis Líderes y Criptecnólogos, sin duda. ¿Pero el resto de mis vasallos? Bueno, baste decir que la gloria no debe malgastarse en aquellos que son incapaces de comprender dicho concepto.
- El Maestro de la Muerte deberá del Ojo de Isha
- Y el ojo de Isha se oscurecerá y se cerrará para toda la eternidad. Una diosa tan benévola no puede contemplar tales atrocidades mientras ellos causan estragos
- La Luna de Vaul, traerá al Dragón
- La muerte camina sobre mí.
- Los cuatro ocuparán su lugar entre las estrellas
- Mis oídos no reconocen lo que escucho.
- ¿Lo ves Obyron? Ya llegan los separatistas, intentando atacarme por el flanco igual que hicieron en la Cuarta Batalla de Vyndakh. ¿Y se creen que por pintarse el cuerpo de verde y rugir como salvajes el resultado será diferente al de aquella vez? No me lo explico. Prepara a mis legiones. Pronto otra gloriosa victoria será nuestra.
- Se alzarán de sus tumbas, sedientos de calidez
- Susurrándome en voz baja.
- Un sudario de muerte caerá sobre el espíritu
- Y la galaxia se vestirá de luto.
- Primero, pretenderán cosecharnos, pues estarán hambrientos tras su largo letargo. Después, concentrarán sus esfuerzos en esclavizar a los supervivientes. La galaxia sangrará y el hedor producido por la muerte atraerá a otros de su especie. Debemos elegir entre la unidad o la muerte.
- Lo único que entiendo de su extraño idioma es que solo existe el dolor y el miedo.
- El ingenio no es una virtud imprescindible en mis vasallos; de hecho, lo único que necesitan conservar es la habilidad justa para luchar y morir en el cumplimiento de mi gloria infinita. Sólo los más compasivos y caritativos gobernantes librarían a sus súbditos de la carga de la independencia, ¿no creéis?
- Entonces, llegarán los muertos vivientes, la progenie
- Vuestros intentos de intimidación están lejos de ser divertidos. Me asqueáis. Estancados e ingenuos humanos, os haré gritar de puro terror hasta el punto de que vuestra garganta sangre. Eso será lo mejor que esos órganos hayan hecho en el parpadeo que dura vuestra vida...
- La Guerra Celestial no será nada comparada con su venganza
- Deja que te hable de mi futuro. Mi mano alcanzará las estrellas y remodelará la Galaxia, convirtiéndola en un lugar de orden y unidad. Bajo mi mando los reinos de antaño florecerán de nuevo, renacidos en una era de poder y gloria como solo puedes imaginar. Gobernaré sobre cada planeta tocado por la luz de esta estrella, e incluso en la oscuridad que se extiende más allá mi nombre será susurrado con miedo y respeto. Tu futuro, por el contrario, irá pareciendo menos y menos glorioso con el paso del tiempo. Tu mano jamás volverá a alcanzar las estrellas ni ninguna otra cosa, me temo. Acostúmbrate al dolor y la humillación de su pérdida, pues así extraerás lecciones más útiles de tu derrota. Aprende bien dichas lecciones, y quizás llegues a renacer como un enemigo digno de mi atención. Una simple mano es un bajo precio que pagar a cambio, ¿no crees?
- Querida señora, déjeme expresarle mi completa gratitud por su generoso 'regalo'. Ya me resulta poco común encontrar a alguien de los míos que sepa apreciar mi trabajo, así que recibir comprensión y aceptación por parte de un miembro de otra raza supone para mí toda una revelación. Sé que sólo pudo dedicar una fugaz visita a mis galerías, pero el hecho de que supiese ver que mi obra sobre la Guerra de Acabrius necesitaba otros tres Regimientos de guerreros de Catachán demuestra su ojo de coleccionista para los detalles. ¡Y cómo agradecerle que me enviase no los tres Regimientos, sino cinco! Tal generosidad me permitirá no sólo completar dicha obra, sino incluso reemplazar otras piezas de mi colección con las que no estaba del todo satisfecho. Si puedo hacerle aunque sea un reproche menor al respecto, he de decir que las instrucciones que dio a los soldados que integraban su 'regalo' quizás no estaban del todo claras, pues a la mayoría de ellos tuvimos que someterlos por la fuerza. De todos modos esto sólo supuso un contratiempo menor, e incluso me siento un poco maleducado por mencionarlo siquiera. Por tanto, permítame corresponder a su 'regalo' con otro. Junto con este mensaje encontrará el Dédalo Hiperpétreo, uno de una serie de laberintos teserácticos construidos en el momento álgido de la Dinastía Charnovokh. Realmente no es más que un detalle, un artilugio que sólo despierta el interés de los estudiosos como usted. Confío en que lo encontrará entretenido, asumiendo que sea usted capaz de escapar de él, claro está.
- Habéis gobernado esta Galaxia durante diez mil años, y aun así todos vuestros esfuerzos apenas os han servido de nada. Sin duda eso debe de ser tan deprimente de soportar, como patético resulta de contemplar.
- Sus legiones ascenderán, imparables como la caída de la noche
- Y la galaxia se inundará con la sangre de Eldanesh
- Pues los hijos de Asuryan, escasos en número, no podrán enfrentarse a ellos
- Cuando el Rey Silente vio lo que ocurría, fue por fin consciente de la verdadera naturaleza de los C'tan, y de la condenación que había provocado en su nombre.
- Escúchalos como el consejo de un vidente o de un padre
- Me consterna ver cómo mis oponentes son incapaces de relacionar su innata inferioridad con su inevitable derrota. Por lo que parece, la estupidez es tan eterna como la misma guerra.
- Hemos nacido para cumplir con una función más triste que la de la mera existencia. Llegará el día en que la noche de las tinieblas no tendrá fin; en que las estrellas muertas se extenderán ante nosotros como islas vagando por el océano; y en que nos convertiremos para siempre en pasto de los seres que se ocultan como sombras.
- ¡Excelente! Los Acechantes de la Triarca han venido. Es la hora de la verdad para nuestros arrogantes enemigos.
- Que el hombre está siendo acosado desde todas partes por traidores, mutantes y demonios resulta evidente. Pero, en verdad, ninguno de estos demonios significará nuestra ruina. Cuando llegue el final no será de la mano de un ser mortal de este reino o de otro: la muerte llegará de la mano de los ancestrales, aquellos que determinaron nuestro destino miles de años antes de que nosotros pusiésemos el pie en el sagrado suelo de Terra y escudriñásemos la noche estrellada.
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- Némesor Zahndrekh de la Dinastía Sautekh, Regente del Mundo Corona Gidrim
- Intendente Kross, 312º de Cadia, ejecutado por conducta deshonrosa
- Szarekh, último Rey Silente
- Imotekh, el Señor de la Tormenta, Phaeron de la Dinastía Sautekh y Regente de Mandrágora
- Ejecutor Ezandrakh de la Dinastía Mephrit, Heraldo de la Cosecha Roja
- Inquisidor Kessel en el Cónclave de Eidolon
- Extracto de la Crónica de Szarekh, último Rey Silente
- Anrakyr el Viajero al Etéreo Tau Aun'taniel antes de la Cosecha de Ka'mais
- Anrakyr el Viajero
- Imotekh, el Señor de la Tormenta, al Mariscal Helbrecht durante la Batalla por Shrödinger VII
- Adepto Corteswain, poco antes de su desaparición
- Arhtyr R'a
- Extracto del Libro de la Noche Lúgubre
- Extraído del Dogma Omniastra
- Illic Lanzanocturna, Maestro de Exploradores
- Illuminor Szeras
- Imotekh, el Señor de la Tormenta
- Inquisidor Hoth, Libro Segundo de Amonestaciones
- Inscripción traducida de los muros de Cthrlmax
- Maechu, Vidente del Mundo Astronave Ulthwé
- Morilla, supuesto Vidente de Sombras Arlequín
- Némesor Zahndrekh
- Vargard Obyron de la Dinastía Sautekh
- Vidente Lsathranil de Ulthanesh Shelwé
- Illuminor Szeras, Supervisor Criptecnólogo del Cónclave de Zantrágora
- Ultimátum recibido por el Gobernador Mendican Harrow, del Mundo Colmena Dhol VI
- Thaszar el Invencible, Phaeron de la Dinastía Sarnekh, Portador Supremo de la Guerra del Mundo Corona de Zapennec
- Némesor Zahndrekh a Vargard Obyron, antes de su aplastante victoria sobre el ¡Waaagh! Piñodezangre
- Líder Supremo Akanabekh, Phaeron de la Dinastía Kardenath, Regente de Nagathar
- Imotekh, el Señor de la Tormenta, a Eldorath Mataestrellas, al principio del Asedio de Somonor
- Mensaje en holopergamino de Trazyn el Infinito a la Inquisidora Valeria, ca. 887.805.M41
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