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| - La política exterior de Perón estuvo influida por su opinión de que en el mundo de posguerra Argentina tenía una posición privilegiada en su carácter de gran productora de alimentos que le significaba una oportunidad que debía aprovechar. Como, por otra parte, consideraba inevitable que en un futuro no lejano ocurriera otro conflicto bélico de magnitud, si eso sucedía su posición sería aún más ventajosa.thumb|193px Perón designó como Ministro de Relaciones Exteriores en su primer gabinete al abogado laboralista Juan Atilio Bramuglia de formación socialista y la primera misión que le encargó Perón fue la reinserción de Argentina en el mundo. A poco de asumir el nuevo gobierno abrió el debate acerca de la posición que debía asumir Argentina frente a dos temas cruciales de política exterior, las Actas de Chapultepec y la creación de la Organización de las Naciones Unidas, al solicitar al Congreso de la Nación que tratara el decreto de adhesión a esos instrumentos.En forma inmediata y contando con el beneplácito de Estados Unidos el gobierno argentino anunció el establecimiento de relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y a continuación inició tratativas comerciales y cerró acuerdos comerciales con Rumania, Bulgaria, Polonia, Checoslovaquia y Hungría. El 6 de julio de 1947 Perón en un discurso exponía los principios de la Tercera Posición entre capitalismo y socialismo, mediante la cual se daba a entender que en la naciente Guerra Fría la Argentina no se alinearía de forma automática ni con Estados Unidos ni con la Unión Soviética.thumb En 1948 se presentó una oportunidad de lucimiento para la diplomacia argentina cuando el bloqueo soviético a la comunicación por vía terrestre aisló la zona de Berlín ocupada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia obligándola a abastecerse mediante un puente aéreo y subiendo al máximo la tensión entre estos países. Al llegar la cuestión en el mes de octubre al Consejo de Seguridad de la ONU el representante argentino debió asumir la presidencia del mismo reemplazando al de Estados Unidos que, al estar involucrado en el conflicto, no podía conservar el cargo que estaba ejerciendo. Apoyado por una Comisión de Neutralidad formada por los miembros no permanentes la representación argentina encabezada por el canciller Bramuglia realizó una activa gestión mediadora y formuló propuestas que tuvieron incidencia en la resolución del conflicto, recibiendo muchos elogios por parte de los diplomáticos extranjeros. Sin duda, uno de los mayores logros de la diplomacia argentina fue la firma del Pacto ABC con Brasil y Chile el 1º de Noviembre de 1951, para fomentar la cooperación exterior, la no agresión y arbitraje. Fue una forma de contrarrestar la influencia estadounidense en la zona y establecer un equilibrio y mecanismos de consulta entre los tres países firmantes. En 1952, el Pacto ABC se transformaría en el UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas). Finalmente, a partir del 1º de Enero de 1953, el resto de las naciones latinoamericanas suscribió al pacto y se conformó la UNALA, Unión de Naciones de Latino América, con el agregado de Puerto Rico y los ex territorios británicos de Honduras Británica, parte de la Guayana Británica y las islas Malvinas, reclamadas por Guatemala, Venezuela y Argentina. Otro resonante éxito de la diplomacia argentina fue la firma del Tratado de Punta Arenas, el 15 de marzo de 1956, mediante el cual la mitad chilena de la isla Grande de Tierra del Fuego se incorporó al Territorio Nacional argentino de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, además de la islas Dawson (Provincia de Magallanes), Navarino, Picton, Lennox, Nueva, Diego Ramírez y otras correcciones. La República Argentina obtuvo así unos 39.100 km².
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