| abstract
| - Los orígenes de los Samuráis Espaciales se remontan al acontecimiento conocido como Jigoku no Batoruinoshishi, la Batalla del Jabalí Ardiente, en el año 122 del M34. La Cuarta Cruzada Negra de Abaddon trajo consigo una alteración en el espacio disforme el cual abrió una grieta en el Sub-Sector Tiranus, cerca del planeta Shinato. Por aquel entonces, los habitantes que residían en el planeta estaban muy atrasados conforme a la tecnología imperial y su estilo de vida seguía una tradición en la que toda población estaba dividida en clanes, todos ellos liderados por Daimyos, los cuales eran los cabezas de família de cada clan. Su historia está machada por muchos siglos de guerras en las que la política predominaba por encima de todo, en busca de la supremacía del propio clan y del dominio de todas las tierras de Shinato. Aún así habían aspectos dentro de este estilo de vida bélico que no resultaban tan negativos, todos los guerreros de cada clan eran instruidos en el arte de la guerra y en el Bushido, el camino del samurái. Todos ellos tenían como guía el Libro de los Cinco Anillos, escrito por Miyamoto Mushashi el cual fue su máximo exponente. Así pues, todos los guerreros llevaban una vida marcial pero guiada desde unos principios destinados a imbuir a cada samurái con el sentimiento del honor en la batalla, el respeto hacia el enemigo y la lealtad hacia su clan. thumb|left|342px|Samurái shinatoniano pre-imperialTodos los samuráis portaban armaduras diseñadas por los propios clanes y siempre llevaban consigo una katana, distintivo que les daba a conocer a toda la población como samurái de pleno derecho, algo realmente parecido al proceso de ascenso dentro del Adeptus Astartes. Así como la faceta marcial también empleaban mucho tiempo en las facetas filosóficas y espirituales, no reconocían a ningún dios sino que creían en un todo unido espiritualmente donde la vida y la muerte siempre estaban en consonancia, por lo que la meditación era una actividad muy practicada dentro de su estilo de vida. Esta les otorgaba un punto más equilibrado en la batalla, aquel que dominaba estas tres facetas era considerado un guerrero realmente excepcional. Durante siglos la cultura shinatoniana no cambió nada, hubieron períodos cortos de paz y largas campañas bélicas pero nada más allá de lo normal. Hasta que un día aparecieron los hombres del cielo que eran, ni mas ni menos, que una expedición de Adeptus Astartes del Capítulo de los Cicatrices Blancas y los Jabalíes Negros. Fueron recibidos bajo grandes ceremonias y respetados como lo que eran, ya que todos los shinatonianos vieron en cada Astartes el espíritu de un guerrero. El motivo de su expedición fue una anomalía detectada en el espacio disforme, la cual posteriormente desembocó en una grieta que provocó el desembarco de una partida de guerra del Caos en el mundo de Shinato. Los Astartes presentes combatieron a los Herejes y Demonios del Caos hasta que apareció un Avatar Demoníaco con forma de Jabalí. Los hermanos del Capítulo de los Jabalíes Negros quedaron soprendidos de esta aparición y entendieron que ese avatar era la personificación de la traición que sufrieron milenios atrás, durante La Guerra del Pielverde y la Traición del Jabalí, que supuso la desaparición de su padre fundador. El avatar se personificó durante muchas de las batallas producidas alrededor del planeta hasta que se produjo la batalla final, donde un héore surgido de la nada se enfrentó cara a cara con el demonio y lo derrotó. El joven Daimyo del Clan Muroshima, el cual ascendió athumb|400px|Sakra combatiendo al Avatar Demoníaco cabeza de clan debido a la prematura muerte de su padre se enfrentó al avatar frente a los ojos de un puñado de Astartes de los Jabalíes Negros y de los Cicatrices Blancas. Durante esa batalla varias compañías de Herejes se plantaron en los alrededores del palacio del Clan Muroshima por lo que las tropas imperiales se apostaron en la fortaleza circundante y batallaron con vigor para rechazar a sus enemigos. Durante el transcurso apareció frente a las mismas puertas del recinto familiar del Daimyo y, completamente ofendido por ello, el joven Sakra salió al patio donde se encontraban las tumbas de sus antecesores y derrotó al Avatar Demoníaco tras una brutal batalla en la que el Daimyo resultó gravemente herido pero que con su sacrificio consiguió clavar su katana en el craneo del demonio. Los Astartes quedaron realmente impresionados por esta hazaña y por el espíritu combativo de todos los guerreros samuráis, aún viéndose superados tecnológicamente y en armamento no cesaron en ningún momento de luchar contra los invasores. El joven Sakra fue rehabilitado por la mejor tecnología curativa de los apotecarios de ambos capítulos y, posteriormente, a su regreso a sus tierras fue recibido por todos los clanes como un héroe, tal fue su hazaña que todos los Daimyos le ofrecieron su servicio y así nació el primer Shogun shinatoniano. Los miembros de la expedición de los Jabalíes Negros y Cicatrices Blancas decidieron considerar a aquellos guerreros samuráis como posibles a ser reclutados dentro de sus filas pero finalmente vieron que su estilo de vida y su arte de la guerra era tan único que ser absorbidos por uno de los dos Capítulos significaría la desaparición de esta casta de guerreros. Así pues se pusieron en contacto con el Alto Consejo de Terra y tras meses de deliberaciones y estudios se decidió que los shinatonianos serían convertidos en un Capítulo de Marines Espaciales, cuyo primer miembro sería aquel que derrotó al Avatar Demoníaco, el por aquel entonces Shogun Muroshima Sakra. La noticia fue recibida con mucho entusiasmo en toda la población de Shinato ya que durante todos aquellos meses fueron introducidos al Imperio y aprendieron de toda su tecnologia y política rápidamente. Todos aquellos samuráis que pasaron las pruebas estándard imperiales para entrar en el Adeptus Astartes fueron sometidos a la modificación genética pertinente, en el primer año de reclutamiento fueron únicamente 250 los shinatonianos integrados completamente en el Adeptus Astartes por lo que en un principio fueron una fuerza de apoyo que acompañó a los Cicatrices Blancas en varias de sus expediciones. Junto a su Capítulo antecesor aprendieron las directrices y doctrinas de batalla en las que se regían los Astartes para posteriormente adaptarlas a su arte de la guerra, en las siguientes veinte décadas a su ascenso como Marines Espaciales fueron desarrollando su propio estilo de combate y principios de convivencia en las que se regirían sus doctrinas hasta el día de hoy. Proclamaron el Libro de los Cinco Anillos como la reliquia del Capítulo y como documento básico donde se especifican todos los rasgos y características de un Samurái Espacial. Este libro también contenía instrucciones sobre el manejo de la katana y el arte de la guerra así que todo iniciado debía estudiarlo con detenimiento y mantenerlo en su sino hasta el fin de sus días. En el 200 del M34 se acabó de formar el Capítulo oficialmente y pasó a ser uno más de entre todos los pertenecientes al Imperio. Acabaron de estructurar a todos sus soldados por compañías tal y como regía el Codex Astartes y así fue como nació el Capítulo de los Samuráis Espaciales.
|
![[RDF Data]](/fct/images/sw-rdf-blue.png)