En 2005, declaró que no sentía «presión» alguna por cumplir con el objetivo de tres millones de pacientes tratados con medicación antirretroviral, que mucha gente había ignorado la importancia de la nutrición y que no dejaría de advertir a los pacientes sobre los efectos secundarios de los antirretrovirales, y llegó a decir: «Se ha demostrado que teníamos razón en este tema. Somos lo que comemos».
En 2005, declaró que no sentía «presión» alguna por cumplir con el objetivo de tres millones de pacientes tratados con medicación antirretroviral, que mucha gente había ignorado la importancia de la nutrición y que no dejaría de advertir a los pacientes sobre los efectos secundarios de los antirretrovirales, y llegó a decir: «Se ha demostrado que teníamos razón en este tema. Somos lo que comemos». Se tiene constancia de que Tshabalala-Msimang ha elogiado el trabajo de Matthias Rath, otro charlatán, y se ha rehusado investigar las actividades de éste. Pero lo más divertido del caso es que es una devota incondicional del nutricionismo característico de las páginas de los suplementos de fin de semana a todo color.