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| - Existe la falsa certeza entre creyentes, mayoritariamente cristianos, de que existe un Plan Divino y que este se refiere en especial a los seres humanos y que una Providencia no solo se ocupa de las personas buenas, sino que también castiga a los malos. Tienen la ilusoria creencia de que cualquier cosa que hagan, buena o mala (según los estándares de moralidad moderna humana) es parte de ese plan, y que Cristo vino a la Tierra igualmente como parte de ese mismo Plan. Este tipo de creencias falaces han querido meterse a fuerza en el área científica a modo de apología. El profesor Phillip E. Johnson, de la Facultad de Derecho de la Universidad de California, acepta que la evolución ha ocurrido y que a veces se debe a la selección natural, pero argumenta que no existe evidencia experimental incontrovertible de que la evolución no esté guiada por algún plan divino. Por supuesto, nunca puede uno esperar poder demostrar que ningún agente sobrenatural mueva los hilos en favor de ciertas mutaciones y en contra de otras. Pero casi lo mismo podría decirse de cualquier teoria cientifica. No hay nada en la aplicación acertada de las leyes del movimiento de Newton o de Einstein al sistema solar que nos impida suponer que, de cuando en cuando, algún cometa reciba un empujón de un agente divino. Es evidente que Johnson plantea este punto no como una cuestión de imparcialidad y amplitud de criterios, sino por razones religiosas que le preocupan mucho en relación con la vida mientras que no le preocupan de la misma manera en relación con los cometas. Pero la única forma de proceder en cualquier tipo de ciencia es suponer que no hay intervención divina y ver hasta dónde puede uno llegar con esta hipótesis. El problema entre algunas ramas del cristianismo es la duda de si los seres humanos son parte de un Plan Divino o, simplemente son el plan. Aún aceptando que el ser humano haya sido creados, el debate se trasladaría al Creador, porque además de ser un diseño no muy bueno, el resto de la creación está en contraste. Solo hay que mirarse al espejo y después salir al balcón y mirar el firmamento para darnos cuenta que los seres humanos son criaturas prescindibles con fecha de caducidad. Una raza que apareció en uno de los miles de millones de planetas hace 14.5 mil millones de años. Pero un problema mayor reside en el aspecto de los rezos. Orar por que un equipo gane la final, o rezar para que sane un enfermo, ¿no sería ir en contra del plan de Dios? ¿O el sufrimiento de los niños con leucemia es parte de ese plan? Algunos teólogos afirman que Dios no responde a ninguna plegaria. Dios es, por definición, un ser perfecto y como tal debe hacer siempre lo que es mejor por sus criaturas. Pero sea cual sea el evento por el que uno rece, lo mejor siempre ocurrirá, según la falacia del pensamiento ilusorio. Si es mejor que sí ocurra, Dios lo provocará, independientemente de si alguien reza por ello o no. Y si es mejor que no suceda, entonces Dios no lo permitirá, aunque una o mil personas lo haya pedido. No hay súplica humana que pueda convencer a un "ser perfecto" de hacer algo que es peor, o de no hacer lo que es mejor. Por lo tanto, sea como sea, orar para pedir algo no cambia nada. Según el Huffingtonpost, cerca de la mitad de los norteamericanos creen que Dios tiene algo que ver con los resultados del Súper Tazón, pero ciertas ramas eclesiásticas consideran estúpido pensar que un Ser tan sabio y sobrenatural se preocuparía por los resultados de los partidos. Ahora bien, el hecho de que el resultado que uno deseaba venga inmediatamente después de un acto supersticioso (por ejemplo un rezo), no significa que la superstición haya causado ese resultado. Pensar así sería más propio de un niño, estaríamos cayendo en una falacia lógica conocida como post hoc ergo propter hoc. El hecho de que esto vaya seguido de lo otro no significa que esto haya causado lo otro. El hecho de que uno rece por que alguien sane y éste en realidad haya sido curado (sin intervención médica) no significa que debamos olvidar que existen remisiones o curaciones espontáneas por regresión a la media, aunque habrá apologistas que digan que esa curación se debió precisamente al Plan Divino que Dios tiene para esa persona, incluso cuando existen millones de personas con la misma enfermedad. Otras falacias Falacias especiales Muchos teólogos piensan que el Plan Divino es necesario. De hecho, William Lane Craig considera que Dios ha ordenado todo lo largo de la historia para desarrollarse a través del libre albedrío. Sin embargo, eso socavaría la validez del libre albedrío. Esto significa que Dios no interviene con la vida humana, de lo contrario la libertad sería eliminada. Esto también es problemático porque plantea una pregunta que no responde a los problemas éticos. Dios permite el mal necesario, todo es parte del plan de Dios. La hipótesis del mandato divino implica que los mandamientos de Dios deben ser el curso de acción moralmente correcto. Por lo tanto, si/cuando Dios hace suyos el genocidio, el infanticidio, el sacrificio de animales, la esclavitud o la violación, esas cosas son buenas, mientras que si/cuando prohíbe el consumo de ciertos alimentos o trabajar en determinados días o tener ciertos tipos de coito considerado pervertido; esas cosas se convierten inmediatamente en malas. Esto hace que la hipótesis del mandato divino sea algo subjetivo de la moral, uno que es arbitrario y puede cambiar al antojo y capricho de Dios. Afirmaciones como "Dios no haría eso", no ayuda en absoluto. Por un lado, en muchas tradiciones religiosas que no hacen tales cosas. Por otra parte, si Dios es la fuente de la moralidad, él puede hacer lo que quiera y aún sería tan "bueno" como cualquier otra cosa. Victor J. Stenger, filósofo, físico y escéptico religioso, mantiene que la consciencia y el libre albedrío, asumiendo que existan, pueden explicarse de una manera científica sin misticismos ni referencias sobrenaturales.
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