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  • El arlequín
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  • Mi padre tiene la rara idea de traer al pueblo una función que deje a todos impactados; la loca idea se le vino, pues mi abuelo fue cirquero. A mi madre y a mí nos daba un poco de risa, pero aun así le animábamos, se acercaba el carnaval en el pueblo y como de costumbre o hasta donde yo recordaba siempre venia un circo. -Creo que podríamos hacer una función de magia, ¿no crees, hija? -entusiasmado mi padre me decía, en sus ojos irradiaba felicidad como si de un niño se tratase. -¿Por qué le llamaban así? -pregunté llena de curiosidad. -¡¡¡Si mamá, ahora bajo!!!- le gritaba desde mi habitación.
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  • Mi padre tiene la rara idea de traer al pueblo una función que deje a todos impactados; la loca idea se le vino, pues mi abuelo fue cirquero. A mi madre y a mí nos daba un poco de risa, pero aun así le animábamos, se acercaba el carnaval en el pueblo y como de costumbre o hasta donde yo recordaba siempre venia un circo. -Creo que podríamos hacer una función de magia, ¿no crees, hija? -entusiasmado mi padre me decía, en sus ojos irradiaba felicidad como si de un niño se tratase. -Claro papá, eso seria bueno en el circo nunca ha venido un mago, si sale perfecto hasta te podrían contratar en el circo. -Hija, no le des más alas de las que ya tiene, podría emocionarse de más -decía mi madre-Tu padre es bueno con la magia, recuerdo que en la escuela era conocido como el mágico ángel. -¿Por qué le llamaban así? -pregunté llena de curiosidad. -Eso es muy fácil, es un truco donde se aparenta tener alas, como si se tratase de un ángel, tu madre me ayudo a perfeccionarlo, es más, he mejorado tanto en ese truco que hasta puedo darle alas a otra persona, es una ilusión que dejara a todos fascinados. -¡Claro cariño!, recuerdo que con ese truco me enamoraste, usaste el truco en mí, en el baile de graduación, cuando me nombraron Reina, me estaban coronando cuando de repente un par de alas blancas salieron un de mi espalda, todos se quedaron asombrados, nadie sabía que era lo que estaba pasando, fue cuando te vi entre la gente y pude ver que estabas haciendo, realmente fue hermoso. La historia me parecía hermosa, mi familia era sin duda alguna la mejor que me pudo haber tocado, éramos muy felices. -Bueno hija, debemos irnos a descansar ya es demasiado tarde, mañana es un día pesado, y no se te olvide pasar a recoger a la pequeña Aurora, recuerda que la debes de llevar al jardín de niños, te comprometiste con los vecinos, debes de cumplir. -Si papá, no te preocupes eso mismo haré, mañana pasare a recogerla y le dejare en su escuela. Aurora era mi pequeña vecinita, la conozco desde que nació, sus padres son personas muy amables pero muy ocupadas, atienden la clínica local, el es doctor y ella es enfermera, por eso no tienen mucho tiempo de estar con ella, Aurora me ve como su hermana mayor, me encanta que me diga así, tiene unos ojitos color azules claros, cabello rubio hasta la cintura, piel suave de color blanca, que le hace pareciera una muñequita de porcelana, la quiero mucho. -¡¡¡Hija ya es tarde; Aurora te espera para que se vallan juntas al colegio!!! -¡¡¡Si mamá, ahora bajo!!!- le gritaba desde mi habitación. Me tarde demasiado en arreglarme que no me di cuenta de la hora, baje corriendo por las escaleras, tomando un pan con mermelada de fresa, bebiéndome rápidamente el vaso con leche que mi madre me sirvió, me despedí de mi mamá. Tome de la mano a Aurora para salir de la casa. -¡¡¡Ya nos vamos mamá regresamos en la tarde!!! -¡¡¡Hasta luego señora!!! Aurora se despedía también de mi madre. -¡¡¡que les valla bien, cuídense mucho!!! Aurora y yo alzamos las manos agitándolas en señal de un hasta pronto, caminamos no muy aprisa, recorríamos los campos de maíz que quedan en el camino rumbo a la escuela, observando el paisaje, veía a lo lejos como se estaba montando la carpa del circo. -¡¡¡Aurora, mira es el circo!!! ¿No estas emocionada?, el lunes que viene es el festival del pueblo, habrá una feria, mi padre dará una función de magia, todos estamos muy emocionados. -Claro hermanita, pero yo no podre salir de casa, mis papás estarán trabajando, ellos dicen que con estos eventos el numero de personas que se lastiman son muchos y estarán muy ocupados que no podremos visitar la feria o el circo… La expresión de Aurora me partía el corazón, en sus ojitos se veía la tristeza de su alma, no soportaba verle así, tenia que pensar en algo para que ella también pudiera venir conmigo a divertirse. -¡¡¡Aurora ya se como le aremos para que vengas a la feria!!! Grite en cuanto se me ocurrió... -¡¡¡He!!! ¿Qué se te ocurrió hermana?...Aurora impaciente pregunto. -Hoy después de clase pasaremos a la clínica y le pediré permiso a tus papás para que puedas venir con mi familia a la feria, yo te cuidare, veras que nos divertiremos mucho, ¿Qué te parece? No tengo las palabras para describir la felicidad de Aurora, me dio un abrazo fuerte lleno de amor, aunque ella no era mi hermana de sangre estaba contenta de ser su vecina, de el tiempo que pasábamos juntas, a mis 16 años era como si Aurora fuera lo que yo quería de una futura hija, su sonrisa me encanta, le quiero mucho. Seguimos caminando llegando al jardín de niños, le dejé con su maestra, me retire despidiéndome de ella y me fui a mi preparatoria que se encuentra a una cuadra, la maestra le acompañaba cuando terminaban sus clases dejándola en mi salón, Aurora se sentaba a mi lado esperando pacientemente a que terminaran mis clases para irnos juntas, mis profesores nos daban ese permiso pues los padres de Aurora eran muy conocidos por todos en el pueblo, además el ver a una niña de preescolar en clases de preparatoria nos ponía de animo a todos en el salón, Aurora era muy querida por todos. Terminando las clases, fuimos por un helado de chocolate, en la nevería que siempre acostumbrábamos habían unos tipos en sancos, vestían de payasos no cabe duda eran de la feria, se encontraban repartiendo volantes invitando a todo mundo a venir al circo, corrí tomando un volante para mostrárselo a Aurora. -¡¡¡Mira ya empezaron a repartir volantes!!! .Estoy muy emocionada, ya quiero que sea lunes Le decía mientras le limpiaba por el helado batido en sus pequeñas mejillas rosadas, Aurora se emociono también que me sonrió tiernamente, nos encaminamos a casa cuando de repente; Una mujer muy alta y delgada se cruzo en nuestro camino, tenia puesta una mascara blanca de una parte, y rosa en la otra, cabello largo muy negro, un traje muy llamativo color azul, llevaba puesto un gorro de dos puntas finalizando en dos cascabeles, falda rosada y cuatro cascabeles más, nos dio un par de globos, no me inspiraba confianza, tenia escalofríos al estar enfrente de esa mujer, su piel era gruesa de un color gris, las manos eran relativamente más grandes de lo normal, se me quedo mirando fijamente por pocos segundos. Los cuales parecían una eternidad, cambio la mirada a Aurora, al mismo tiempo se dejo agachar hasta el punto de llegar a la altura de Aurora, Abrió las manos; en ellas tenia dulces y chocolates, extendió su mano para dárselos a Aurora en sus manitas. -Pequeña, toma estos dulces son para ti; no se los des a nadie más, siempre sonríe como solo tu sabes, nos veremos otro día. Dicho esto se reincorporó, dándose media vuelta no sin antes verme de reojo por su hombro, me pareció que le brillaban los ojos de un color verde esmeralda, siguió dándole a los demás niños que se le acercaron apenas vieron los dulces y globos que ella regalaba, tome la manita de Aurora y caminamos a casa. -¡¿Qué le pasa a esa mujer?! ¿No te dio miedo Aurora? -¡No!, para nada hermanita, ella me estaba sonriendo. Quede confundida al escuchar esto, pues si mal no recuerdo, ella tenia esa mascara bicolor no había manera de que le sonriera, no había abertura en la boca, no le pregunte nada a mi pequeña, solo caminé más aprisa. Entramos a mi casa y me lleve una gran sorpresa, en la sala con mis padres estaba esa mujer sentada, pero algo había cambiado en ella, estaba más pequeña, no era más grande que yo, al verla Aurora corrió a saludarla eufóricamente. -¡Hola amiga!, ¡¿Cómo has podido llegar antes que nosotras?! ¡¿Tomaste un taxi?! -¡Soy mágica! .Desaparecí de la plaza cuando termine de darles los dulces a los niños… -¡¿Cómo sabias en que casa encontrarnos?! Pregunte muy asustada, todo me parecía un mal sueño, era ilógico que estuviera antes que nosotras, jamás vi pasar un camión o un carro cuando veníamos por el camino. -Tranquila hija, tu padre le invito a venir a la casa, hoy en la mañana le vio haciendo magia a las afueras de la feria y quiso compartir algunos trucos con ella. -Así es hija, es una artista muy buena. Estábamos pensando montar un acto de magia juntos, con nuestros mejores trucos, así que no seas grosera, discúlpate con nuestra nueva huésped, pues a partir de hoy y hasta que la feria termine, estará en la casa como invitada. La idea no me agradaba para nada, pero no podía hacerle eso a mi padre, el estaba muy contento con la idea de compartir trucos con otra persona, me disculpé con los presentes, me despedí de Aurora y subí a mi habitación con el pretexto de que tenía mucha tarea, yo solo quería dejar de ver a esa mujer, mi madre tomo a mi querida Aurora para llevarla a su casa, pues su mamá ya había llegado. Al día siguiente era Sábado, me desperté muy temprano para salir a visitar a los padres de Aurora y pedirles permiso para que dejaran ir a su hija a la feria el lunes con mi familia, ellos no se negaron les pareció perfecta la idea, pues, como Aurora ya me había dicho ellos no podrían ir, no querían que su pequeña hija se quedara en casa sola sin salir a divertirse, con la pequeña condición de que sacara muchas fotografías y les regalara una, donde saliéramos las dos, no había problema eso seria muy fácil. Saliendo de la casa de los vecinos, vi a aquella mujer salir de la casa, vestida de la misma manera que ayer, parecía como si nunca cambiara de ropa, no noto que le estaba viendo y la verdad no quería cruzarme en su camino, así que espere escondida en la cerca de los vecinos a que se fuera para entrar en mi casa. El fin de semana pasó rápidamente, Aurora estaba muy emocionada por la feria que se la pasó el domingo entero en mi casa, las dos estábamos muy felices, mientras yo me la pasaba haciendo mis tareas de la escuela; ella dibujaba en un cuadernillo de dibujo que le había regalado, en cuanto terminaba un dibujo me lo mostraba muy emocionada, fue el domingo más feliz de mi vida, mi madre le ayudaba a mi padre con los trucos que el presentaría en la carpa del circo; El Domingo terminó mas rápido de lo esperado, El lunes por la mañana hice lo mismo de siempre; pase por Aurora para ir a la escuela, al terminó de las clases mis padres pasaron por nosotras a la plaza, ya nos dirigíamos al circo. Aurora traía puesto un vestidito de color azul claro que combinaba con sus ojitos, blusa blanca mallitas del mismo color y zapatitos de color negro, una cinta en su cabeza del mismo color del vestido, en cambio yo, traía puesto unos jeans blancos, una playera de color verde y convers negros, me amarré el pelo con una liga, haciéndome una cola de caballo, mi papá traía puesto su esmoquin de gala con una especie de capa, típico de los magos, mi madre vestía con un vestido de noche color negro lleno de lentejuela como toda una asistente mágica. -¡¡¡Que bien, vamos al circo!!! Gracias hermana por traerme, estoy muy contenta, me sacare muchas fotos con mi hermanita. Aurora me abrazaba muy contenta con la felicidad que le distingue, mis padres solo se reían por la expresión inocente y eufórica de la pequeña Aurora, yo no cabía de felicidad estaba muy ansiosa por subirme a los juegos, comer de todo lo que hubiera en la feria y ver los trucos de magia que mi padre había preparado, el carro paro en el estacionamiento del circo. -Bueno hijas hemos llegado, pueden ir a donde quieran, solo que tengan mucho cuidado, por favor Alicia cuida mucho a Aurora, no se alejen demasiado. Mi madre me decía, mientras mi padre me daba unos cuantos billetes para los juegos mecánicos, le agradecimos y las dos corrimos tomadas de las manos a la rueda de la fortuna. -¡¡¡Recuerden que el show de tu padre empieza en una hora, no falten Alicia!!! Mi madre me gritaba antes de perdernos en el mar de gente del pueblo, logramos subirnos a la rueda de la fortuna después de esperar formadas, era un paseo muy tranquilo podíamos ver desde las alturas la majestuosidad de la feria, la gente que se reía conviviendo con sus familias, la noche era muy cálida y fresca, se podía oler el algodón de dulce, veíamos los globos que en el aire bailaban alejándose tranquilamente; todo era felicidad, hasta que Aurora me dijo algo que me congelo la sangre. -¡¡¡Mira hermana!!! Hay alguien en la puerta de la feria también esta regalando globos a los niños. Mire rogando por que no fuera esa mujer con esa horrible mascara, me sorprendí pues; se trataba de un hombre alto muy delgado, tenia un traje de fiesta con muchos puntos de colores una corbata de moño roja, sombrero con una franja roja y una pequeña planta a un costado, tenia una cara de felicidad, pudo vernos desde la distancia y nos saludo alzando su largo brazo, esto me dio mucho miedo, el horror fue mas grande cuando voltee hacia la carpa tratando de tranquilizarme, pude observar a aquella mujer; estaba entrando en la carpa del circo, su aspecto era grotesca, caminaba jorobada sus brazos eran muy largos; le arrastraban, sus piernas se doblaban anormalmente, los cascabeles de su cuerpo se agitaban emitiendo un sonido muy agudo, le seguían unos niños que claramente estaban siendo atraídos por aquel sonido, estaban hipnotizados. A pesar de la distancia pude ver su cara donde se suponía estaba la mascara; había una abertura en el lugar de su boca, vi enormes dientes puntiagudos manchados con lo que parecía ser era sangre, una lengua enorme que no dejaba de moverse parecía divertirse, de repente giro su cabeza y me miro con esa luz verde que salía de sus ojos, quise gritar pero el miedo me lo impidió. La vuelta en la rueda de la fortuna me parecía eterna parecía haberse detenido. Quería bajarme ya, tenia que ir con mis padres, voltee rápidamente para tomar a Aurora y no soltarle hasta bajarnos, correr hasta mis padres para salir del lugar, ese era mi plan, pero no estaba; había desaparecido así como toda la gente de la feria, no había nadie… -¡¿Dios mío que esta pasando?! ¡¿Dónde están todos?! Ahora me encuentro caminando sola por la feria, quiero encontrar a Aurora, una neblina muy espesa comenzaba a brotar por toda la feria; me impedía una visión mas clara del lugar, un escalofrió me recorría el cuerpo, quería salir de este maldito lugar, tropecé con un objeto que me izo caer al suelo. -¡Ay! ¿Pero que demonios pasa aquí? ¿Qué es esto?, parece ser un. Antes de que pudiera distinguir que era con lo que me había tropezado escuche un rugido, parecía una bestia, escuche unos pasos acercarse a mí, de entre la neblina vi como una persona caminaba, me levanté rápidamente tratando de llamar su atención, aquel tipo me vio y se dirigía a donde yo estaba, me sentía mas aliviada por fin alguien podría ayudarme a buscar a Aurora; haciéndome compañía y entre los dos seria más fácil salir del lugar. -¡¡¡Gracias señor!!! No se que este pasando aquí, pero se me perdió una niña, ¿me podrá ayudar a buscarla? No recibí respuesta alguna, aquella sombra se hacia cada vez mas visible, el miedo se apoderó de mi una vez más, era aquel tipo que estaba en la entrada de la feria, su cara era diferente, no estaba contento, mostraba una mueca de enojo, sus ojos parecían dos antorchas de fuego de color rojo, su boca llena de dientes largos y afilados eran enormes, de su traje colorido salían tentáculos muy pequeños, sus manos tenían garras afiladas; quise correr pero no pude, mis pies estaban pegados al suelo, al fin había llegado a donde yo estaba, se agacho hasta mi cara y me pregunto. -¿Niña, sabes quien hizo esto? No le contesté, estaba aterrada, solo negué rápidamente con mi cabeza, aquella criatura soltó un fuerte rugido que izo taparme los oídos con mis manos, se paro de nuevo comenzando a caminar en dirección de la carpa, como pude trate de seguirle a distancia, pues ya que el no me había hecho nada era mejor estar a su lado. Llegamos a la entrada del circo, pude ver como entraba, yo le seguía a lo lejos, tenía mucho miedo, estaba preocupada por mis padres y Aurora que aun no encontraba. Al entrar a la carpa la neblina se dispersó dejando ver un campo vació sin gradas, sin personas, no había nada, pude ver como aquella criatura rugía muy molesta, regreso por la puerta para salir, pero antes de eso me miro; diciéndome. -No se quien es la bestia que ocasiono esto, pero la próxima vez que le vea la matare, niña tu no deberías de estar aquí, tu familia y la pequeña ya no regresarán jamás, están muertos, fueron asesinados por la criatura que causo todo esto, si tu no te vas de aquí también morirás, la forma de liberar tanto poder no es habitual entre nosotros; al parecer esta criatura no me quiere enfrentar, sabe como esconderse. No entendía que era lo que quería decirme ni me importaba, esa cosa salió de la carpa desapareciendo, yo también Salí de ese lugar aquella neblina ya no estaba, todo había regresado a la normalidad, pero aun faltaba algo, las personas no estaban, los juegos mecánicos seguían funcionando, las luces alumbraban y los puestos de la comida estaban intactos, me encontraba aun mas confundida, agache la mirada estaba apunto de soltar en llanto; cuando mire que en la tierra habían rastros de pisadas, algunas como si bultos hubieran sido arrastrados, todas las huellas estaban cubiertas de sangre, mi pantalón también estaba manchado, escuche que dentro de la carpa había risas de niños que aplaudían con mucha alegría y furor, entre una vez más llena de miedo; aun no entendía que estaba pasando. Entre para observar el macabro espectáculo que se estaba llevando acabo, en el centro de la pista estaba esa mujer haciendo trucos de malabarismo agradeciendo al publico, me miro he hizo una caravana, con su mano apunto a las gradas; le seguí con la mirada y pude ver a todos los niños sentados riendo, bañados en sangre, a algunos les faltaba alguna extremidad como los brazos o piernas, el suelo parecía teñido de rojo, a todos les habían sacado los ojos, parecía que estaban llorando sangre, caí de rodillas incrédula por el horror que sentía, regrese la mirada a donde estaba esa criatura; su aspecto había cambiado, era la misma que vi en la rueda de la fortuna, mi miedo creció más cuando vi que en una de sus manos tenia a Aurora inconsciente; la acerco a su boca, no le podía dejar de ver estaba paralizada de miedo. -¡¡¡No por favor no le hagas daño, es solo una niña!!! Le decía entre sollozos lamentos que apenas podía pronunciar, puso su dedo índice en la abominable boca llena de dientes en señal de silencio y apunto con uno de sus cascabeles de la cabeza al frente del escenario, una luz dejo ver el centro de la pista, observe a mis padres amarrados a una mesa que estaba parada, estaban amordazados completamente desollados, les habían abierto por el estomago, todos los órganos estaban regados por el suelo; la sangre aun salía de esas enormes cavidades, el traje de mi padre estaba totalmente desgarrado así mismo las ropas de mi mamá, sus rostros dejaban ver un terror inmenso, no lo podía creer; temblorosa llena de miedo escuche el crujir de huesos y la caída de la sangre, acompañados de pequeños quejidos ahogados en dolor profundo. -¡Hermanita…te…quiero!... Fue lo último que escuche de la pequeña boca de Aurora, quien estaba siendo devorada por el engendro maldito, sus pequeños ojos mostraban lágrimas de sangre; el rostro reflejaba gran dolor, antes de que callera inconsciente pude ver sus ojitos azules aun con vida, me sonrió con la ternura de siempre hasta que su pequeño cuerpo fuera partido en dos por los prominentes dientes afilados del monstruo, no pude más solté un grito que me desgarro la garganta para después caer inconsciente. -¿Y tu crees en todo lo que me acabas de contar?, suena muy fantasiosa esa historia de terror, ¿no crees?, aun no sabemos que fue exactamente lo que paso ese día en la feria, muchos niños desaparecieron, mucha gente murió y tu fuiste la única sobreviviente. La policía aun sigue investigando; ¿sabes una cosa? Te encontraron dentro de la carpa cubierta de sangre, abrazando la cabeza de la pequeña Aurora Smith, la policía cree que fuiste tu la asesina de la niña por la cercanía que tenias hacia ella. -¿Esta diciendo que yo lo hice? -No estoy haciendo alguna acusación en contra tuya, yo solo me encargo de tu salud mental. -¡¿Entonces es por eso que estoy encerrada en esta habitación con las paredes acolchonadas?! ¡¿Creen que estoy loca?! -Ya te dije que yo solo me encargo de tu salud, deja que la policía haga su trabajo. -Doctor, he traído estos cuadernos de la casa de la interna ¡¿son los que me pidió?! Una enfermera entró a ese pequeño cuarto, me miro y no pudo disimular el miedo que le provocaba… -¡SI!, gracias, son estos, la policía no los decomisó, quisiera estudiar el diario de la joven y algunas notas de su colegio, tal vez podamos hallar algo que nos sea de utilidad. La enfermera se retiro aliviada de no quedarse más tiempo, me sentía como un animal condenado a morir por tener rabia o algún virus mortal, era peor que estar muerta, de saber que terminaría en un manicomio sin que nadie me creyera, con mis padres y mi amada Aurora muertos, no tenia sentido vivir, esa cosa me hubiera matado no pude más y empecé a llorar, el doctor se acerco a mi para soltar los seguros de la camisa de fuerza. -No tengo nada en contra tuya, no creo que seas culpable, pero tampoco estoy diciendo que seas inocente, te dejare un rato los cuadernos para que los veas, te dejo una pluma por si quieres escribir en tu diario; vendré después a recogerlos, ¿de acuerdo? Él medicó salió de la Habitación dejándome el cuaderno de dibujo de Aurora, mi diario y la pluma, abrí el cuaderno de dibujo, pude ver los dibujos de Aurora, había pintado ponis, conejos, corazones y arcoíris, todos hechos por aquella inocente criatura, casi al final del cuadernillo había un dibujo donde ella me había pintado con ella agarradas de las manos en las afueras de la carpa del circo, al ver esto comencé a llorar, cuando me calme empecé a escribir en mi diario lo ocurrido en ese día lunes de feria, mientras lo hacia escuche como si alguien estuviera rascando el papel de el cuaderno de dibujo, Mi dios debo escribir esto rápido pues sino será demasiado tarde ese ruido es… -¡¡¡aaaaaaaaa!!!! -Doctor rápido es la paciente Alicia, al parecer le pasa algo. -¡¿Cómo?! Vamos rápido enfermero no podemos dejar que se haga daño, Rápido habrá la puerta. -¡Si doctor!, ¿pero que demonios paso aquí?, ¡Doctor mire!, ¿Qué es eso?....¡¡¡Ho!!! Dios es un monstruo. -¡¡¡Alicia!!! ¡¡¡Nooooo!!! Un rugido se dejó escuchar por todo el sanatorio, Alicia estaba siendo devorada por aquella bestia salida del dibujo que pinto la pequeña Aurora, el Doctor junto con el enfermero solo vieron como aquel ser diabólico devoraba rápidamente a Alicia. Cuándo termino con ella el demonio solo puso su dedo índice en la boca llena de dientes y manchada de sangre en señal de silencio desapareciendo en aquel dibujo del cuaderno, ahora la habitación acolchonada se encuentra manchada de sangre con enormes rasguños en las paredes trazando un nombre “EL ARLEQUIN”. Categoría:Payasos
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