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| - órdicos de Skyrim: Mi pueblo, mi orgullo
Respetado lector. Me llamo Hrothmund Corazón de Lobo y soy nórdico. Pero lo que es más importante: soy nórdico nacido y criado en la tierra de Skyrim.
Escribo este volumen con la esperanza desesperada de que el resto de Tamriel llegue a conocer a mi pueblo como se merece, y a comprender esta provincia por lo que es en realidad: un lugar de belleza y cultura sin igual.
Sin duda, parte de lo que sabes es cierto. Físicamente, los nórdicos son una visión impresionante, a menudo imponente: altos, de huesos fuertes y gruesos músculos. Solemos tener el pelo rubio y lo llevamos trenzado, como ha sido la costumbre durante generaciones. A menudo nos cubrimos con pieles de bestias, ya que tales criaturas abundan en Skyrim, y seríamos necios de no aprovecharnos de un recurso tan disponible.
Habiendo leído hasta aquí, puede sorprenderte la fuerza de mis palabras y la alfabetización de un "salvaje" norteño. Sí, muchos nórdicos pueden leer y escribir. Mi padre comenzó mi instrucción en las letras cuando yo no era más que un niño, como hizo con él su padre, y el suyo antes que él.
Pero los logros de los niños de Skyrim son multitud y van más allá de la simple declamación, ya que también somos artesanos, y a lo largo de los siglos hemos aprendido a manipular el acero del mismo modo que un escultor manejaría la arcilla.
De hecho, he visto con mis propios ojos a visitantes de Roca Alta y de Cyrodiil llorar de incredulidad mientras contemplaban las espadas forjadas en los fuegos de la Forja del Cielo, y afinadas para la hermosa mortalidad por las manos del clan Melena Gris, tocadas por los dioses.
Pero te preguntas, ¿cómo puede esto ser cierto? ¿Cómo son posibles tales logros de un pueblo que aún debe salir de la mugre y la nieve? De nuevo, el prejuicio provinciano nubla la verdad.
Las ciudades de Skyrim son un testamento del ingenio y la artesanía nórdicos. Entre ellas destacan Soledad, sede del rey supremo y capital de la provincia; Ventalia, antigua y honrada, una joya en la nieve; Markarth, horadada en la misma roca en tiempos remotos; Riften, que anida en las sombras doradas del Bosque Otoñal, de donde vienen una aguamiel y un pescado deliciosos; y Carrera Blanca, construida en torno al salón de Jorrvaskr, hogar de los nobles Compañeros y de la reverenciada Forja del Cielo.
Y ahora, respetado lector, ya cuentas con toda la información. Los nórdicos somos todo lo que habías imaginado, y mucho más.
Pero no dejes que esta obra sea la única puerta hacia la verdad. Reserva un pasaje en un carruaje o en un navío y viaja hacia el norte. Contempla Skyrim con tus propios ojos. Contémplala como lo hacemos los nórdicos, desde que los dioses dieron forma al mundo por primera vez.
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