About: dbkwik:resource/3VydJ-b_foMzxdiGWf9-0A==   Sponge Permalink

An Entity of Type : owl:Thing, within Data Space : 134.155.108.49:8890 associated with source dataset(s)

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  • Infancia simétrica
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  • Densas tinieblas ocupaban la pequeña estancia que se consideraba un cuarto, ubicado en alguna parte de un edificio abandonado en alguna localización desconocida, las gruesas paredes estaban cubiertas de innumerables rastros de grietas, tapadas por la torpe mano de alguien sin ningún conocimiento de albañilería, pero que mostraban que la estructura no era del todo estable. En una esquina de la habitación, completamente pegado a la pared, yacía un pequeño lecho de madera, que ejercía la función de cama, sobre la cual, reposaba una figura envuelta en sus sabanas, tratando de ahuyentar el frió.
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  • Densas tinieblas ocupaban la pequeña estancia que se consideraba un cuarto, ubicado en alguna parte de un edificio abandonado en alguna localización desconocida, las gruesas paredes estaban cubiertas de innumerables rastros de grietas, tapadas por la torpe mano de alguien sin ningún conocimiento de albañilería, pero que mostraban que la estructura no era del todo estable. Una fría ráfaga de aire se colo por los orificios de los conductos del techo, anteriormente usados para transportas gas, pero que ahora, sin su generador y con el oxido carcomiendo sus paredes hasta formar algunos agujeros, lo único que pasaba a través de ellos, eran aire del exterior. En una esquina de la habitación, completamente pegado a la pared, yacía un pequeño lecho de madera, que ejercía la función de cama, sobre la cual, reposaba una figura envuelta en sus sabanas, tratando de ahuyentar el frió. Gruño cuando la corriente rozo su espalda, sintió como los diminutos aguijones del frió se clavaban en ella haciendo que se volteara bruscamente hacia la pared, arrastrando consigo el enorme trozo de tela roída que usaba como sabana. Volvió a gruñir, si había algo que detestara era la sensación de estar atrapado entre dos cosas, en este caso, las dos temperaturas, o mejor dicho, estar contra una, el calor que emitía su cuerpo no era suficiente para el frió de la noche, por un momento pensó en tomar otro trozo de tela, pero descarto la idea, no se podía permitir el lujo de parecer débil. Como si se burlara de el, el viento soplo con mas fuerza, tirito con rabia, en verdad odiaba la dualidad, algo bastante paradójico, tomando en cuenta lo que se había vuelto. En este caso, el numero 8, el único simétrico que existe, si se le parte a la mitad, los dos trozos son exactamente iguales, pero unidos, son como un camino que se va recorriendo solo, dos canales entrelazados. La enorme analogía que veía lo enfermaba, volvió a rodar para quedar envuelto completamente por la "sabana", recordó con amargura e intensa rabia, como ese numero de día, había pasado de ser su favorito, al que aprendería a detestar con toda su alma . El sueño no tardo en ganar la batalla, sus parpados no opusieron mucha resistencia , se cerraron lentamente, iniciando así, el viaje por el universo inconsciente. Sintió como una leve brisa le acariciaba la mejilla, se encontraba frente al lugar donde había vivido durante mucho tiempo, una casa lujosa, pero en ese especifico momento, afuera, mirando el mar. Era algo nuevo para el, no entendía porque repentinamente sus padres habían decidido llevarlo de paseo en coche y dejarlo en esa casa, recordó la ultima vez que los había visto, hace aproximadamente unos días. La voz de su madre y la sonrisa de su padre sonaban muy lejanas, era lo mas largo que había vivido sin ellos, cuando le pregunto a su tío, este simplemente le dedicaba una sonrisa y le decía lo siguiente. "Volverán pronto" El creyó que era mejor no preguntar mucho, se limito a esperar. Fueron muchos días, demasiados para poder contarlos, en especial cuando el aun no sabia mucho de números, hasta que un buen día, escucho la voz de su tío llamándolo. El traje era un poco apretado y nada cómodo, pero no le importo, le gustaba el diseño que tenia, se apresuro a cumplir las ordenes de su tío, una vez listo, fue conducido hasta un extraño carro. El trayecto fue muy largo, culmino en un sitio que nunca había visto. Un enorme patio, lleno de piedras, algunos arboles se encontraban por ahí, pero casas, viviendas, no conseguía distinguir una. Había mucha gente ahí, toda vestida del mismo color. El no recordó mucho sobre lo que sucedió en ese lugar y la verdad, no le importaba, estaba aburrido de esperar a sus padres, pero no se atrevía a exigirle eso a su tío, en especial cuando este estaba actuando últimamente un tanto extraño. Parecía que se perdía en sus pensamientos cuando caminaba, se quedaba mirando hacia un punto lejano en la pared, con la mirada perdida, hubo ocasiones en las que lo vio agarrar una botella de la estantería mas alta y empinársela de un solo trago. Lucia casi completamente distinto, pero lo peor estaba por venir. Paso aproximadamente un mes desde la despedida de mis padres, las clases comenzaban, estaba muy emocionado, pero el semblante del tío le preocupo mucho. Aquello fue una bomba de desconcierto para el, no sabia como reaccionar, solo le pregunto. La pregunta fue respondida por una mirada furiosa por parte de el hombre. "¿Que es lo que quieres?"-, pregunto sin ocultar su cólera. "¿Que es lo que sucede?,¿porque no me dejas ir a la escuela?, ¿que es lo que te pasa?, ¿donde están mis padres?" "Basta"-, respondió cada vez mas irritado. El sintió como un nudo se apretaba en su garganta y siguió con sus reclamaciones. Donde están mis padres..donde..están..mis..padres El rió de lagrimas se venia y no había manera de frenarlo, sin poder evitarlo, siguió sus quejas ignorando las lagrimas que corrían por sus mejillas. Sin esperarlo, solo sintió el toque caliente en una de ellas, una sensación de ardor absolutamente desagradable, el golpe lo tiro al piso. Levanto su cabeza y miro con ojos asustados la figura amenazante de el que supuestamente iba a cuidar de el, la marca de cinco dedos aun se mostraba en su mejilla, había sido superficial, pero aun así, dolía. Los ojos de su tío eran dos pozos carentes de emoción, con una calma demasiado estoica, lo levanto mientras se apoyaba en su hombro. Susurro a su oído, lo que había estado evitando decirle desde hace mucho tiempo, pero ya no tenia remedio. No lo entendió al principio, pero después, se dio cuenta.Una lagrima resbalo por su cara y luego otra y otra mas, un autentico torrente de agua salina brotaba de sus ojos. Entonces los abrió y miro hacia el frente, no pudo creerlo, estaban frente a el. Se acerco corriendo de felicidad, pero ellos no estaban a su alcance, vio como se elevaban frente a el, no sin antes sentir la mano de su madre acariciándole el pelo. Ese toque fue lo ultimo que recordó antes de caer rendido. Daniel se dirigió hacia su pupitre, saco sus cosas y las dejo en el mueble, suspiro mientras se dirigía hacia la ventana, desde ahí, trato de al menos, admirar el paisaje. Todo lleno de edificios de vidrio y acera, muy distinto al campo verde que había visto durante medio lustro en la casona de su tío, en su país natal, pero ahora, por cuestiones de seguridad, se habían trasladado al cercano y prospero país del Norte. No le importaba mucho, solo quería que no le tocara compartir habitación con otras personas, lo cual no debía ser posible. Habían pasado ya varios años desde la muerte de sus padres y también algo de tiempo desde que lo había aceptado,pero ya no le importaba, Se había endurecido bastante, para solo tener 10 años y estaba orgulloso de eso, si es que tenia algo parecido al orgullo. Según su tío y el artífice de la idea de mandarlo a este internado, tenia siempre la apariencia de alguien dócil y frágil, cosa que odiaba. No le importaba eso, ya había sentido demasiadas cosas. Coloco la carne fría sobre su ojo y emitió un quejido sin poder contenerlo, dolía y bastante, se había metido con la persona equivocada. Resignado, se tiro sobre su cama, mientras lo hacia, sintió como una extraña sensación aumentaba en su cuerpo, la ignoro, debían ser solo ilusiones suyas. Estaba sorprendido, su tío le había mandado algo , eso era demasiado inusual. Muerto de la curiosidad, abrió el paquete solo para encontrarse con algo que lo lleno de desilusión , el contenido era solo un frasco lleno de píldoras blancas y una nota.Esta decía. No entendió nada lo que significaba eso, pero no le importo, eran ordenes de su tío y el no era nadie para contradecirlas. Pasaron semanas desde el envió, no sintió ningún cambio notable, se pregunto varias veces que era lo que tenían dentro, al principio lo dejo a su imaginación, pero después de un tiempo, la curiosidad termino ganando. Eso fue lo que obtuvo como respuesta de la pregunta que le hizo a su profesor de laboratorio, pero seguía sin ser suficiente. Pronto comenzó a devorar enormes textos sobre las glándulas cerebrales y sus funciones, hasta parar en esa, la definición era un tanto desconcertante. No era una píldora para dormir, como había creído a primera vista, siguió tomándolas, pero aun así, la sola idea de meterse algo que desconocía le repugnaba. Daniel miro el mar después de tanto tiempo, al fin estaba de regreso, después de dos años en los Estados Unidos, ahora podía disfrutar unos cuantos años ahí, donde pertenecía. Sonrió mientras miraba el sitio donde, cuatro años antes, se había despedido de sus padres, le daba tanta gracia el hecho de que ya había superado eso. El niño llorón ya no estaba ahí, a pesar de solo contar con doce años, era bastante maduro, avanzo por el pasillo empedrado de el jardín trasero. Había olvidado la riqueza de su familia, un motivo que siempre había ignorado o permanecido ajeno, pero ahora, tenia todo el derecho de ostentarlo. El traje que usaba en ese preciso momento era el mismo que había usado cuatro años atrás, en el funeral de sus padres de hecho, no pudo evitar emitir una pequeña risa, era tan tonto en ese momento que no sabia ni siquiera que era un funeral. Lo había descubierto el año pasado revisando unas fotos, pero lo que mas le complacía en ese momento era de la enorme confianza que gozaba de su tío, el hombre que anteriormente apenas le hacia caso y solo se ocupaba de mantenerlo, ahora le encargaba numerosas tareas. Siguió avanzando hasta llegar a una de las puertas traseras, el interior de la casa estaba exquisitamente decorado, sus ojos brillaron divertidos, quien pensaría que aquel niño inmigrante a quien acosaban continuamente en distintos internados privados tendría mas dinero que todos ellos juntos. Llego hasta la estancia principal, donde sin tener la mínima decencia, se aventó sobre el sillón mas grande, riendo, tomo el libro que yacía en la pequeña mesa al lado de el. El tiempo se le hacia eterno, apenas podía pasar de la primera hoja, no entendía lo que estaba pasando, esa sensación de ignorancia que lo había acompañado en los años anteriores. Era un frió interior, algo que le helaba la sangre lentamente, sentía como si se estuviera hundiendo en una fosa sin fondo repleta de agua boreal. Después sintió un calor excesivo atravesando su cuerpo, como si varias lenguas de fuego lo perforaran simultáneamente. Esas voces.. ¿De donde venían?¿Quienes eran?¿Quien era? Esas y otras preguntas aparecían consecutivamente en su mente, sin poder evitarlo, sentía como su sangre hervía y al mismo tiempo se congelaba, entonces, recordó. Lo había olvidado, como podía haber sido tan estúpido, hasta ese momento, ya no había tenido ninguna curiosidad al respecto. Se levanto tomando del cuello a alguien, del que salia una de las voces, sin entender nada, lo aventó al suelo. Siguió apretando, sin ceder nada de fuerza, sintió una sensación seca en su cara, algo que ya había sentido antes, hace 4 años. El golpe del tío, el impacto que le había causado, todas sus repercusiones a través de los años, nunca había pensado en eso. Otro golpe, en el ojo, otro recuerdo que había enterrado, sonrió, al ver lo que había en la esquina de la habitación, seguramente olvidado por el otro. Tomo la herramienta de jardinería y la alzo, la sonrisa en su rostro, de aun pre-adolescente, no era nada agradable de ver. Descargo el primer golpe, se llevo con el sus miedos. Descargo el segundo, con el impulso, rastros de el liquido carmesí ensuciaron la alfombra y una parte de la pared. Se llevo sus dudas consigo, las misma que lo habían reprimido por años, lo que lo hacia hundirse. Se rió mientras ejecutaba semejante crimen, le daba gracia todo, ser opuesto, ser dual, ser dos dentro de uno, lo que siempre había sido, por herencia. Fue cada vez mas lejos, abriendo el vientre y desparramando su contenido para triturarlo como una masa carnosa, no quería parar, no debía parar, ¿porque seguir así si podía ser como quisiese? Pero antes, decidió dar el ultimo paso... Eight Ball se despertó repentinamente, estaba sudando, por fortuna el frió había cesado, se levanto y salio de su cuarto. No recordaba haber tenido un sueño-recuerdo así, se dirigió hacia otro cuarto, uno en el que los demás pensaban dos veces antes de entrar en el. Pero el no tenia nada de que temer. Los ronquidos de su subordinado ni lo sobresaltaron, en silencio, se acerco a la mesa, justo como lo pensaba, estaba lo que había pedido. La mastico despacio, sin ninguna prisa, disfruto su sabor, para estar en bastante mal estado, sabia increíblemente bien. Dejo los restos en el plato y salio hacia su cuarto, a medio camino, noto que había una gota en su dedo, la lamió, disfruto su sabor.Para haber pasado cuatro años desde aquel incidente, la carne de ese mayordomo mutilado, sabia muy bien.
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