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| - Me llamo Matías, de pequeños mi hermano Nico y yo solíamos quedarnos de noche contemplando las estrellas y la luna. Las noches con nubes nos ponían tristes ya que no podíamos salir a verlas. Nico cumplió los catorce y poco tiempo después yo los trece, mamá nos regaló varios libros de astronomía, rio al vernos tan emocionados cuando le arrebatamos los libros de las manos. -Hermosos libros para mis dos hermosos artistas.-había dicho ella. Nico era realmente un artista, hacia grandiosos dibujos de toca clase y con lo que tuviese a mano; mientras tanto yo solo escribía, historias, canciones, todo cuanto se me viniera a mente. Esa noche cuando terminamos de cenar corrimos hacia el patio trasero con unas cuantas velas y los libros que mamá nos regaló. Nico empezó a pasar las hojas hasta encontrar los nombres y ubicaciones de las constelaciones, mientras relataba las historias yo escribía un poema a la luna y sus amigas las estrellas. Logramos encontrar varias constelaciones, que a nuestro entender no tenían la forma del nombre que recibían. Mire el cuaderno que tenía en mi regazo y recordé el poema, a Nico le encantaba mis poemas decía que le inspiraban a crear arte, así que decidí leérselo. -Nico tengo un poema, te lo leeré. Escucho atento mientras le leía mi poema, trate de sonar delicado y con voz constante, ya que empezaba a cambiarme la voz. Una vez termine mire a mi hermano esperando su crítica, sus ojos estaban húmedos por alguna razón y tenía la mirada distante. -Es muy hermoso-contesto fijando su vista en mí- Pero a la vez transmite algo de tristeza o nostalgia. No sabía que responder a aquello, no trataba de expresar eso en mi poema, mas relataba como las estrellas le cantaban y bailaban a la luna pidiéndole que las protegiera y amara. Nico me regalo una sonrisa expresando que todo estaba bien. Era pasada la medianoche cuando estuvimos cansados y fuimos a acostarnos. -Matías-susurro Nico algo soñoliento- ¿Crees que algún día pueda atrapar y retratar alguna estrella? -Por supuesto hermano. Tú las retrataras y yo les cantare a ti y a ellas una hermosa canción. Quedamos dormidos al poco tiempo de nuestra corta charla. Recuerdo que esa noche tuve un sueño extraño, aunque no logro recordar bien de que se trataba, solo logro recordar que mi hermano estaba allí sonriendo como lo había hecho aquella noche. El tiempo pasaba, y nuestro amor por el arte y la astronomía aumentaban, pero para Nico no todo iba bien. Pasaron dos años desde que entro a la secundaria y empezó a cambiar, se sentía deprimido y su mirada antes con vida paso a estar casi vacía, ya no dibujaba con la misma pasión que antes, lo único que no cambio en él fue lo que sentía con respecto a la astronomía y a mis poemas. Se me hacía difícil escribir buenos poemas viendo en que condición se encontraba. En un par de meses Nico enfermo de gravedad, permanecía internado en el hospital y yo iba a visitarlo todo el tiempo, le leí mis historias y poemas, los intentos que hice por hacer uno que otro dibujo para hacerle reír, pero ninguno se comparaban al talento que tenía. Le lleve sus cosas de arte al hospital pues decía que me quería retratar. -Hermano-dije mientras me sentaba para que me retratara.- ¿Recuerdas hace un par de años cuando me preguntaste que si algún día podías atrapara una estrella y retratarla? -Jajá. Si, lo recuerdo bien, esa noche nos quedamos hasta muy tarde viendo las estrellas.-en su mirada se reflejaba nostalgia- ¿Recuerdas el poema que me leíste esa noche? -No, en realidad no, pero aun lo tengo guardado por algún lado. Nos quedamos charlando un rato más hasta que la hora de visitas se acabó y me tuve que ir a casa. Me pase todo el tiempo de camino a casa pensando en mi hermano, dentro de poco seria su cumpleaños y sabía perfectamente que regalarle, aunque me costase todo haría lo que fuera por ver feliz a mi hermano. Había pasado tomo mi rato libre escribiendo historias y poemas y posando para mi hermano, trataba de no hablar sobre su cumpleaños y sobre la sorpresa que le daría. Llego el día y la emoción rebosaba en mí. Entre de un brinco en su habitación y allí estaba dándole los toques finales al retrato. -Sorpresa! FELIZ DECIMOQUINTO CUMPLEAÑOS HERMANO!-sabía que la enfermera me regañaría al escucharme gritar pero no pude contenerme estaba emocionado por ver la reacción de mi hermano. -Vaya escándalo que armas-me reprimió riéndose. -Toma, es lo más que pude asemejar a una estrella.-le tendí la cajita envuelta en papel regalo. -Es maravilloso!-exclamo al tiempo que se colocaba el colgante. Me había tomado mi tiempo buscando algún colgante que tuviera algo semejante a una estrella, amarillo jamás, las estrellas son blancas en realidad. Encontré uno en una pequeña tienda, unas tiras de color negro sostenían unidos un pequeño diamante en forma de lágrima y la otra por debajo sostenía una cruz. Pasamos el tiempo que disponíamos charlando y contando chistes, momentos antes de que me fuera, decidí darle un último obsequio a Nico. -Hermano, recuerdas el poema que preguntaste la otra vez, pues lo encontré. Comencé a leerle el poema y vi como sus ojos volvían a humedecerse como aquella vez, ahora que lo pensaba no sabía que enfermedad tenía Nico, no le pregunte para no arruinar aquel conmovedor momento fraternal. -Ahora lo recuerdo-dijo frotándose los ojos.- Es un hermoso poema pero a la vez triste y nostálgico, sabes Mat, te daré un regalo adelantado. Me tendió el retrato que llevaba haciendo desde hace tiempo, nos abrazamos y despedimos, me susurro al oído “cántale a la luna de mi parte”. No quería decepcionarlo así que cumplí con su pedido. Esa noche le cante a la luna el poema que le hice hacía tiempo. Me arrepiento de haberlo hecho. Nico murió esa misma noche. Y cada vez que le canto a la luna esa canción siento una mano posarse sobre mi hombro. Con el tiempo me entere que a mi hermano unos chicos le golpeaban y maltrataban, quería hacerles lo mismo que le hicieron a él, aunque sonara muy tonto le pedí a la luna que les hiciera daño, el doble de lo que sufrió mi hermano. Aparecieron en las noticias el caso de varios chicos que habían sido asesinados, uno fue prendido fuego hasta morir carbonizado, a otro le arrancaron los ojos y la lengua y fue tirado en un callejón y así sucesivamente. Me sentía feliz y atemorizado, yo había causado aquello, yo le pedí a la luna hacerlo. Sigo cantándole hasta el día de hoy, lo hago solo para sentir ese peso sobre mis hombros que he elegido creer que es solamente el alma de mi hermano… Categoría:Fantasmas Categoría:Música Categoría:CO
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