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| - Cuando abrí mis ojos me di cuenta de que ya era tarde... Vi sus hermosos ojos azules, llenos de lágrimas y con una expresión de dolor y miedo indescriptible. No supe qué hacer, y solamente maldije el momento en el que llegué a ellos. Era un día de clases como cualquier otro, estaba sentado en el campus de la universidad con Rey, mi mejor amigo, y mi Novia Emelie. Me estaban invitando a una fiesta que se realizaría a favor de mejorar ciertos aspectos de la universidad, pero yo no quería ir, tenía un trabajo pendiente y preferí quedarme en casa, no sin antes decirle a Emelie que fuera con Rey si tanto lo deseaba.
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| - Cuando abrí mis ojos me di cuenta de que ya era tarde... Vi sus hermosos ojos azules, llenos de lágrimas y con una expresión de dolor y miedo indescriptible. No supe qué hacer, y solamente maldije el momento en el que llegué a ellos. Era un día de clases como cualquier otro, estaba sentado en el campus de la universidad con Rey, mi mejor amigo, y mi Novia Emelie. Me estaban invitando a una fiesta que se realizaría a favor de mejorar ciertos aspectos de la universidad, pero yo no quería ir, tenía un trabajo pendiente y preferí quedarme en casa, no sin antes decirle a Emelie que fuera con Rey si tanto lo deseaba. Estando sentado frente a mi computadora escribiendo el último párrafo de mi trabajo cuando sentí que mi vista se perdía. Sólo recosté mi cabeza sobre la mesa de la computadora y cerré mis ojos... Sentí que habían pasado muchos días aunque sólo eran unos minutos. Escuché que me llamaba. -¡Zero! ¡Zero! Sé que me escuchas... ¡Ven a mí! Me puse de pie y miré por la ventana. Mis ojos se deslumbraron al ver a la chica más hermosa que jamás había visto... Era delgada, con una larga cabellera pelirroja y ojos negros como la noche. Tenía una expresión fría en su rostro, pero aun así su belleza no tenía límites. Bajé confiado al jardín de mi casa. En medio de la oscuridad abrí la puerta y salí a buscarla. Necesitaba preguntarle quién era, de dónde me conocía. Caminé hacia ella, mientras el viento movía sus preciosos cabellos ensortijados. Llevaba puesto un vestido blanco largo. No puedo negarlo, ella me daba miedo, pero a la vez me inspiraba confianza. -¿Cómo te llamas?-le pregunté. -Me llamo Sabha... Y te he estado viendo durante muchos años. Estaba esperando el momento preciso para decírtelo-me contestó. Impresionado por lo que me dijo, le comenté que era imposible, puesto que jamás la había visto. Ella dijo que la primera vez que me vio yo tenía unos 9 años y se enamoró de mí. Para ella ahora a mis 21 ya estaba preparado. -Pero... ¿Cómo que estoy Preparado? ¿Para qué?-le pregunté extrañado. -Ven, acércate a mis brazos... ¡Déjame abrazarte! Aun temblando de miedo, la miré a los ojos, pero su belleza abordó mi mirada y sin pensarlo me arrojé a sus brazos para besarla... Cerré mis ojos y sentí un fuerte dolor en mi cuello. Cuando abrí los ojos, la hermosa mujer no estaba, y todo mi cuello y mi camisa estaban llenos de mi sangre... Ella era un Vampiro, y me había mordido. Sentí cómo mi existencia se perdía. Esa noche tuve alucinaciones y jaquecas. Mi corazón se aceleraba. No podía controlar el dolor en mi cuello, no, en todo mi cuerpo. Traté de cerrar mis ojos y olvidar. Los rayos de sol se colaban por la cortina de mi cuarto. Desperté sobre el escritorio de mi computadora, exactamente en el mismo sitio donde me había dormido. Me sentí feliz, puesto que todo había sido una pesadilla. El día más horrible de mi vida... Cuando en ese preciso momento volteé hacia mi cama, vi a mi novia Emelie en ella. Estaba pálida, fría, llena de sangre y con una expresión de miedo en sus hermosos ojos azules. Tenía marcas por todo el cuerpo y dos agujeros en su cuello. Que evidentemente eran colmillos. Me llené de pánico y desesperación. No sabía qué hacer, qué pensar, qué decir... Quedé frente al espejo y me vi lleno de sangre, mis ojos se habían tornado del color ámbar, al rojo mi boca al igual que mis manos llenas de sangre, su sangre. Había asesinado a mi amada novia, yo había asesinado a Emelie. Bebí su sangre durante la noche, después que llegó de la fiesta de la universidad. Al verme al espejo recordé ese momento, cuando al llegar me arrojé sobre ella y la mordí. Nunca podré olvidar cuando ella gritó mi nombre. Ahora vivo solo, en las sombras, sin acercarme a nadie. Vivo con ese gran peso en mi alma. Categoría:Vampiros
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