La Reina Azshara fue originalmente una Elfa Nocturna, que había nacido con ojos dorados que eran signo de grandeza y rareza entre los Elfos antes del gran diluvio. Rápidamente Azhara se convirtió en reina de los Elfos Nocturnos y una de las hechiceras más grandes de la historia. Lamentablemente su sed de magia y poder la llevó a traer a la Legión Ardiente al mundo y con ello la destrucción y devastación. Así inició el conflicto conocido como la guerra de los Ancestros.
La Reina Azshara fue originalmente una Elfa Nocturna, que había nacido con ojos dorados que eran signo de grandeza y rareza entre los Elfos antes del gran diluvio. Rápidamente Azhara se convirtió en reina de los Elfos Nocturnos y una de las hechiceras más grandes de la historia. Lamentablemente su sed de magia y poder la llevó a traer a la Legión Ardiente al mundo y con ello la destrucción y devastación. Así inició el conflicto conocido como la guerra de los Ancestros. Al final de la guerra, durante el Gran Diluvio , Azshara y sus más fervientes seguidores fueron enviados (sin que ninguna raza lo supiera) a las profundidades del océano donde las energías arcanas los transformaron en una raza de serpientes humanoides conocida como Naga. Al parecer Azshara conservó sus poderes como hechicera e incluso aprendió a controlar las magias antiguas del océano, convirtiéndose en un ser poderoso e inmortal. Muchos Naga aun continúan rindiendo culto a su reina, ahora como a una diosa. Mientras ella los prepara para su venganza en contra de todas las razas mortales de Azeroth desde su ciudadela Nazjatar. En vez de piernas posee 5 tentáculos como los de un pulpo que le sirven para moverse. El resto de su cuerpo todavía conserva su forma humanoide, a excepción de que posee cuatro brazos y sus cabellos han sido remplazados por serpientes, su altura es de más de tres metros. Su rostro aun conserva cierta belleza élfica.