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  • Núm. 05 Sheva Alomar
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  • Núm. 05 Sheva Alomar es un archivo que aparece en la Biblioteca de Resident Evil 5.
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Propósito
  • Informar
contenido
  • En este archivo se incluye información general sobre el agente de la B.S.A.A. Sheva Alomar, según los datos recopilados por distintas fuentes. Dicha información es incompleta y no debería utilizarse como análisis psicológico. Sheva Alomar nació en el seno de una familia humilde en una pequeña ciudad industrial africana. Allí se hallaba la Planta 57 de Umbrella. Como suele suceder en este tipo de poblaciones, la planta era la savia de la ciudad y generaba empleo e ingresos necesarios para sus habitantes. Casi el 80 por ciento de la población adulta trabajaba en algún puesto de la planta, incluidos los padres de Sheva. Aunque los salarios eran paupérrimos, suponían una fuente de ingresos constante para sus habitantes y procuraron a Sheva una infancia feliz. La dicha, sin embargo, no duraría mucho tiempo. A la temprana edad de ocho años, la tranquila vida de Sheva fue sacudida bruscamente cuando saltaron las alarmas de la planta. Con el aullido de las sirenas como fúnebre presagio, una columna de humo negro se alzó hacia el cielo. Pese a su tierna edad, Sheva sabia que algo terrible había sucedido y, con el corazón en un puño, salio corriendo hacia las instalaciones. Al llegar, descubrió que la entrada estaba bloqueada. No había ni rastro del afable anciano que vigilaba el acceso y, en su lugar, solo veía por todas partes a extraños con trajes protectores y el rostro oculto por una máscara. Sheva no alcanzaba a comprender lo que estaba sucediendo. “Años después, me di cuenta de que llevaban equipos de protección biológica. Formaban parte de las Fuerzas Especiales de Umbrella”. Es posible que en aquel momento no entendiera las voces apagadas bajo las mascaras, pero los rifles de asalto con que apuntaron a Sheva no le dejaron margen de duda. El país no estaba precisamente en una situación estable y cerca de la ciudad residían miembros de una enorme guerrilla enfrentada al Gobierno. Pese a ser solo una niña, Sheva sabia sobradamente de la violencia que solía acompañar a esas armas. Los adultos que quedaron en la ciudad fueron rápidamente ejecutados por esos hombres. Sheva escapó a ese destino gracias a un vecino que consiguió devolverla a casa de sus padres sin que nadie lo advirtiera. Así comenzó la noche mas larga en la vida de Sheva. Paralizada por el miedo, solo podía esperar y rezar por que sus padres volvieran. Paso la noche, seguida de un nuevo amanecer, pero estos no regresaban. Al volver a caer la oscuridad, sintió que alguien se acercaba a su casa. En una explosión de alivio y alegría, se dirigió corriendo a la puerta para recibir a sus padres. Cuando la abrió, llorando de alegría, fue invadida súbitamente por la desilusión y la confusión. En la puerta no le esperaban sus padres deseosos de abrazarla, sino su tío, con la mirada invadida por la conmoción y el terror. Sus palabras sepultaron cualquier atisbo de esperanza… Tus padres están muertos. Se ha producido un accidente en la planta”. Tras recoger los objetos de valor que quedaban en la casa, se llevó a Sheva a vivir con su familia, lejos del único hogar que había conocido. La vida junto a su tío seria un capitulo breve. Su familia no solo estaba sumida en la más absoluta miseria, sino que tenia, además, siete niños de los que cuidar. Pese a su estrecho parentesco, probablemente nunca habría acudido en su ayuda si no hubiera esperado recibir una compensación económica por la catástrofe. Pero esta nunca llegó. Umbrella jamás indemnizo a los damnificados. Poco después, sus tíos ya no pudieron seguir alimentándola. Su vida se volvió insufrible; no solo estaba a punto de morir de hambre sino que, además, anhelaba volver con sus padres. Sumida en el dolor, se obsesiono con la idea de que seguían vivos. A medida que transcurrían los días, su dolor se volvió tan fuerte que ya no podía pensar en nada más. Sabía que tenía que encontrarlos. Así que una noche, cuando la luna aun bañaba de plata la sabana, Sheva escapó de la casa de su tío y volvió a su ciudad natal y a la vida que le habían arrebatado. El recuerdo de sus padres le servia de estimulo. Pero la extensa sabana es un terreno muy severo para alguien tan joven y frágil. Durante la segunda noche, empezó a sentir los efectos de la malnutrición. Incapaz de encontrar comida, Sheva se desmayó. La noche en la sabana dista de ser silenciosa. El sonido de los animales merodeando, los aullidos a la luna, el zumbido de los insectos, el viento seco sacudiendo la maleza… Sheva escuchaba con asombro. Había crecido en una ciudad y no estaba acostumbrada a ese nuevo universo salvaje. En esta cacofonía de extraños sonidos, Sheva identificó uno que le resultaba muy familiar, Oyó el ruido de un motor y de neumáticos avanzando sobre la tierra. Una camioneta se detuvo a su lado, un desconocido bajó del asiento del pasajero y le dirigió unas palabras. Si le había respondido o no es algo que no alcanzaba a recordar, pero el hombre la recogió y la subió a la camioneta. El hombre que encontró a Sheva formaba parte de la guerrilla opuesta al Gobierno. Le procuró comida, cobijo y un sitio al que considerar su hogar. Por desgracia, esta mejora en su situación personal vino acompañada de malas noticias. Le comunicaron que el incidente de la planta de Umbrella no había sido un accidente, que en la fábrica se desarrollaban armas bio-orgánicas y que Umbrella estaba dándole allí los últimos retoques a su prototipo más reciente. Los empleados eran totalmente ajenos a los verdaderos planes de Umbrella y estos les costaron la vida a todos ellos, incluidos los padres de Sheva. Finalizadas las últimas pruebas, Umbrella tomo medidas para ocultar por completo el proyecto. Con la ayuda del Ejército del Gobierno, destruyeron la planta y los alrededores, con lo que literalmente borraron del mapa la ciudad que Sheva había considerado una vez su hogar. Estas noticias llenaron a Sheva de rabia. Odiaba Umbrella, la culpaba de la muerte de sus padres y la repugnaba el Gobierno por haberse doblegado a su voluntad. Fue entonces cuando decidió unirse a las guerrillas en su lucha contra el Gobierno. Sheva empezó encargándose de la colada, la comida y otros quehaceres domésticos. Después de solo unos años, le dieron su primera pistola. A Sheva no le gusta hablar de su etapa como miembro de las guerrillas. Puede que los recuerdos resulten demasiado dolorosos o que se sienta avergonzada de lo que hizo. Una de sus principales obligaciones en las guerrillas era ir a la ciudad a adquirir suministros. Durante siete largos años, Sheva perteneció a las guerrillas. Llegado a este punto, ya era una adolescente y la mayor parte de su breve vida había transcurrido junto a las guerrillas. Quizá debido a su edad, cuando iba a la ciudad nadie sospechaba que pertenecería a un grupo armado. De hecho, muy probablemente fuera este el motivo por el que la enviaban a ella. En una de sus visitas a la ciudad, se le acercó un hombre. Aunque aparentaba ser de allí, tenía un extraño acento extranjero. Tendiéndole un papel y hablando apresuradamente, le dijo: Lee esto. Si crees lo que dice, ven dentro de dos horas a la iglesia que hay en el callejón”. Tras pronunciar estas palabras, desapareció entre la muchedumbre tan rápido como había aparecido. Sheva le dio la vuelta al papel y sus ojos quedaron clavados en una palabra: Umbrella. Era la misma compañía farmacéutica cuyos egoístas fines le habían arrebatado a sus padres. Si aquel incidente jamás hubiera sucedido, quizá su vida habría sido distinta. En el papel se decía que las guerrillas planeaban utilizar armas bio-orgánicas para perpetrar un atentado terrorista a gran escala que derrocaría al Gobierno. Umbrella iba a negociar con las guerrillas el cierre de un trato que les proporcionaría las armas. Aquel hombre quería que Sheva le ayudara a evitar que el trato se llevara a cabo. Al principio, Sheva creyó que se trataba de una trampa del Gobierno, pero en su interior sabia que la nota decía la verdad. Cuando se le preguntó el porqué, respondió: Mi país tenia una gran influencia de Francia y muchos funcionarios del Gobierno hablaban en un dialecto francés. Pero este hombre era distinto. Entonces no habría sabido identificar el acento, pero tenia la sensación de que podía confiar en él”. Sheva se guío por su instinto. Acudió a la iglesia y allí se encontró con dos hombres. Uno de ellos era quien le había entregado la nota. El otro llevaba un traje sin corbata y afirmaba pertenecer al Gobierno de los Estados Unidos. Lo que el hombre del traje quería parecía bastante claro: la detención del representante de Umbrella. A juzgar por sus palabras, de este dependía que se asestara un golpe mortal a Umbrella, pero para arrestarlo necesitaban la ayuda de Sheva. Mientras consiguieran a su hombre, no emprenderían ninguna acción contra ella ni los demás guerrilleros. Incluso si la operación no llegaba a buen puerto, le prometieron no entregar a ninguno de ellos a las autoridades. El hombre vestido de traje parecía creíble. No obstante, ¿podía traicionar a quienes habían sido como su familia? Consciente del temor de Sheva, le formuló una pregunta muy sencilla: “¿No quieres que Umbrella sea castigada por lo que hizo?”. Sheva asintió rápidamente con la cabeza. Por eso te hemos elegido; sin embargo, si deseas ayudarnos a acabar con Umbrella, tendrás que abandonar a los que consideras tus amigos”. ¿Y después qué? ¿Qué salgo ganando?” “¡No tienes más que mirar a tu alrededor! Sabes que estas guerrillas no persiguen ningún noble fin. Harán lo imposible para derrocar al Gobierno, incluso cometer actos que sabes que no están bien. Ayúdanos, y por fin podrás hacer algo por la gente de tu país”. “¿Y qué le hace pensar que una quinceañera puede ayudarle?” “Algún día te darás cuenta de que la edad importa bien poco. No es la edad lo que define la vida de una persona, sino las decisiones que toma. Ahora tienes la oportunidad de luchar por algo que no solo te afecta a ti, sino a todo el mundo. ¿De verdad puedes abandonar cuando hay tanto en juego?”. Sheva jamás olvidaría estas palabras… Tres días después, el equipo de las fuerzas armadas llegó al lugar donde se iba a llevar a cabo la operación. Sheva no había cerrado con llave la puerta del edificio, y llevaba un micro para que el equipo que se encontraba a la espera pudiera escuchar lo que sucedía. La operación fue un éxito. El hombre de Umbrella fue detenido rápidamente y puesto a disposición del Gobierno. Sheva y los guerrilleros fueron trasladados al consulado estadounidense, donde serían liberados dos días mas tarde sin haber sido acusados de ningún cargo, según lo prometido. En reconocimiento a la labor de Sheva, o quizá movido por la compasión, el hombre del traje le ofreció la oportunidad de empezar una nueva vida en Estados Unidos. Ya no tenia nada más que la retuviera en África, por lo que Sheva decidió aceptar la oferta. Al poco tiempo de llegar a Estados Unidos, Sheva comenzó a destacar por su inteligencia e ímpetu. Rebasó todas las expectativas e incluso dominó el inglés en apenas seis meses. Antes de cumplirse dos años de su llegada a EE.UU. ya había ingresado en una universidad. Tras licenciarse con matricula de honor, su tutor legal le sugirió que se uniera a la recién formada B.S.A.A. para ayudar a otra gente, al igual que habían hecho con ella. Aunque ya había sido desmantelada muchos años atrás, Sheva seguía odiando a Umbrella y a todos los que realizaban actividades similares. Tras finalizar su formación básica, fue asignada a la unidad dirigida por Josh Stone, donde fue entrenada durante ocho meses y aprendió todo lo que necesitaría saber para sobrevivir en el campo de batalla. Tras terminar su entrenamiento, fue elegida personalmente para convertirse en agente de la B.S.A.A. Actualmente participa en operaciones en el mundo entero.
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  • La Biblioteca de Resident Evil 5
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  • NO. 05 シェバ・アローマ
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  • Núm. 05 Sheva Alomar
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  • Núm. 05 Sheva Alomar es un archivo que aparece en la Biblioteca de Resident Evil 5.
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