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| - El mundo ha estado buscando a Dios desde hace miles de años, pero nunca lo ha encontrado. Con los avances científicos y las investigaciones hechas por arqueólogos, historiadores, filólogos y otros tipos de especialistas, los fundamentos históricos de las grandes religiones fueron demolidos en gran medida, y con ello la fe en los textos revelados (cuya distorsión, carácter inventado o falsedad histórica fueron comprobadas en muchos casos) disminuyó de una manera nunca antes vista, dando lugar a una abrumadora reducción de los seguidores de las antiguas religiones.
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abstract
| - El mundo ha estado buscando a Dios desde hace miles de años, pero nunca lo ha encontrado. Con los avances científicos y las investigaciones hechas por arqueólogos, historiadores, filólogos y otros tipos de especialistas, los fundamentos históricos de las grandes religiones fueron demolidos en gran medida, y con ello la fe en los textos revelados (cuya distorsión, carácter inventado o falsedad histórica fueron comprobadas en muchos casos) disminuyó de una manera nunca antes vista, dando lugar a una abrumadora reducción de los seguidores de las antiguas religiones. Paralelamente, fueron surgiendo nuevas orientaciones religiosas, basadas más en concepciones filosóficas de las realidades espirituales que en textos revelados, orientaciones religiosas que en muchos casos, quizá siguiendo lo que podría catalogarse como “moda espiritual” y “actitud intelectual sintomática de las nuevas sociedades”, terminaron adoptando como nueva fuente de revelación a cuántos resultados arrojaban las investigaciones y los experimentos científicos orientados al tema de Dios y otros asuntos espirituales que, según se admitía comúnmente en la mentalidad de la época, tenían sus reflejos o expresiones en la dimensión de materia-energía que la Ciencia podía explorar, y a la cual encontraba cada vez más compleja dado que, entre otras cosas, se habían descubierto nuevas partículas, y aquello naturalmente fortaleció la intuición de que probablemente el alma no era sino una entidad compuesta por partículas que aún no se descubrían, y que quizá eran originarias o simplemente interactuaban con otras dimensiones o con esos universos desconocidos a los que iban las partículas que, en las observaciones de la Física Cuántica, aparecían y desaparecían del espacio-tiempo. Hasta aquí todo parecería un panorama esperanzador, pero el paso del tiempo mostró que, las indagaciones científicas en torno a lo espiritual, estaban siendo claramente infructíferas, por decir lo menos. Todavía no existían evidencias contundentes de un cuerpo energético que pudiera equipararse a la idea del alma, y los frustrados científicos de la reducida cristiandad (y del Islam, que ya no era extremista para esa época) no habían podido encontrar nada que sugiriese un Cielo o Infierno.
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