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| - A la Casa Redoran la esperanza traerá
- Mi hijo será dotado en mente y hombría
- Ni espada ni hechizo con él nunca podrán
- Su sangre nunca se verá derramada
El chico, de nombre Andas, fue en efecto un hombre extraordinario. Nunca enfermó y no sufrió ni un rasguño durante toda su infancia. También era inteligente y fuerte, lo que sumado a su invulnerabilidad provocó que lo llamaran, como decía la canción de su madre, la "Esperanza de Redoran". Como es lógico, cualquiera que reciba el nombre de "Esperanza de Redoran" con el tiempo desarrolla una personalidad un tanto impertinente, y no tardó en ganarse enemistades.
Su peor enemigo era su primo Athyn, que había soportado muchos agravios por parte de Andas. El rencor venía principalmente porque Andas insistió en que Athyn fuera enviado a Rihad a completar su educación. Con motivo de la muerte de su padre, que había sido consejero de la casa, Athyn regresó de Páramo del Martillo. Tenía edad suficiente para ocupar el lugar de su padre en el consejo, pero Andas también reclamó el puesto argumentando que su primo había estado demasiado tiempo fuera de Morrowind y no entendía de política tanto como él. La mayoría de la casa se posicionó a favor de Andas, con la esperanza de que la Esperanza de Redoran se hiciera mayor cuanto antes.
Athyn ejerció su derecho a combatir contra su primo por el puesto. Por supuesto nadie creía que tuviera la más mínima posibilidad de victoria, pero el duelo se programó para la mañana siguiente. Andas se emborrachó y se fue de juerga con los demás consejeros esa noche, seguro de que su puesto en la Casa estaba asegurado y el esperanzador futuro de la Casa Redoran comenzaba a aparecer. Athyn se retiró a su castillo con sus amigos, los enemigos de Andas, y los siervos que había traído de Páramo del Martillo.
Discutían con fervor acerca del duelo cuando uno de sus antiguos maestros, una guerrera llamado Shardie, entró en la sala. Estaba muy orgullosa de su alumno por los años que había pasado en Páramo del Martillo, lo suficiente como para acompañarlo por todo el Imperio hasta la tierra de su familia, y quería saber por qué tenían tan poca confianza en sus posibilidades en el combate. Le explicaron las inusuales virtudes de Andas y la naturaleza de la profecía de su madre.
"Si venenos y enfermedades para él serán nada y su sangre nunca se verá derramada, ¿qué esperanzas tengo de vencerlo?", gritó Athyn.
"¿Es que no recuerdas nada de lo que te enseñé?", respondió Shardie. "¿No conoces ninguna arma que pueda matar sin derramar sangre? ¿Acaso espadas, lanzas y flechas son los únicos objetos de tu arsenal?"
Athyn enseguida comprendió a qué se refería, pero parecía absurdo. No solo absurdo, sino penoso y rudimentario. Aun así, era la única esperanza que tenía. Durante toda la noche, Shardie lo entrenó en el arte y las técnicas, le enseñó los diferentes ataques y posturas que su pueblo había desarrollado en Albion-Gora; contraataques, amagos y bloqueos asimilados de Yokuda, la clásica sujeción de una y dos manos del arma más antigua de la historia.
A la mañana siguiente, los primos se vieron las caras, y no se recuerda un combate con un ambiente tan desigual. La aparición de Andas recibió una atronadora salva de aplausos, ya que no solo era querido por ser la Esperanza de Redoran, sino porque su victoria era inevitable, así que todo el mundo quería mantener buena relación con él. Su espada y su brillante cota de malla provocaron asombro y admiración. Por el contrario, Athyn provocó un jadeo de sorpresa y un conato de aplauso cortés. Apareció ataviado y armado como un bárbaro.
Como Shardie había sugerido, Athyn dejó que Andas atacara primero. La Esperanza de Redoran quería acabar pronto el combate y ocupar el puesto de poder que le correspondía. La espada blandida por el poderoso brazo de Andas se cruzó ante el pecho de Athyn, pero no impactó, y antes de poder blandirla de nuevo, Althyn lo derribó con su propia arma. Cuando Athyn atacó e hirió a Andas, la Esperanza de Redoran quedó tan sorprendido por haber sido herido por primera vez en su vida que soltó la espada.
Cuando menos se diga del final de la batalla, mejor. Basta decir que Athyn, empuñando un simple garrote, golpeó a Andas hasta la muerte sin derramar una gota de sangre.
Athyn ocupó el puesto de su padre como consejero, y a partir de ese momento comenzó a decirse que la esperanza de la profecía se refería a Athyn, no a Andas. Al fin y al cabo, si Andas no hubiera intentado arrebatar el puesto de consejero a su primo, Athyn, que no era demasiado ambicioso, puede que no hubiera querido ocuparlo. Supongo que se puede argumentar así, sin duda.
- Venenos y enfermedades para él serán nada
- na de las pocas artes mágicas que los psijic de Arteum han conservado para sí, además de los hechizos comunes y escuelas del gremio de magos, es el don de la adivinación. A pesar de ello, o quizá debido a ello, abundan las profecías y vaticinios en Tamriel, algunas con fundamento, otras puro disparate y algunas tan ambiguas que no se pueden comprobar. También existen otras profecías que se guardan en secreto, desde las profecías de Dro'Jizad en Elsweyr y de los nerevarinos en Morrowind hasta los propios Pergaminos antiguos.
La nobleza nórdica conserva la tradición de leer profecías a los niños. Estas lecturas son, en general, de naturaleza muy variada. Un conocido mío me dijo que a sus padres les contaron, por ejemplo, que una serpiente le salvaría la vida a su hija, y así, la llamaron Serpentina en una ceremonia especial. Y en efecto, esta niña, Eria Valkor Serpentina, fue salvada por una serpiente años más tarde, cuando un asesino que la acechaba pisó una víbora.
En ocasiones, las profecías parecen ser engañosas a propósito, como si Boethiah las hubiera ideado como trampas. Recuerdo una en particular. Hace muchos, muchos años, un niño varón nació en la Casa Redoran. Fue un parto complicado, y la madre, moribunda, comenzó a delirar una vez finalizado. Cuando su hijo vino al mundo, y ella lo abandonaba, comenzó a cantar.
La fortuna nos ha sonreído este día
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