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| - Questo personaggio è un ex-soldato dell'esercito di re Henselt che partecipò alla guerra avvenuta tre anni prima tra Kaedwen ed Aedirn e all'esecuzione della maga Sabrina Glevissig, da cui adesso è ossessionato. Infatti, la considera una martire e una santa, che gli aperto gli occhi illuminando il suo cammino. Come se non bastasse ha iniziato a diffondere il credo anche tra gli altri soldati di Kaedwen, i quali si rivolgono a lui per ricevere protezione e salvezza durante la battaglia.
- Hubo una vez un dragón llamado Sabarat, que se enamoró de las lunas. Tanto las amaba que pasaba las noches despierto, contemplándolas en el cielo estrellado. Conocía de memoria sus tonos, sus luces y sus sombras. Las veía crecer y descrecer noche tras noche, y cuando las tres estaban llenas, su corazón estallaba de alegría.Una Noche Negra, como no podía contemplarlas, se puso a pensar sobre ellas. Se le ocurrió que los dioses eran muy afortunados por habitar en Erea, y se preguntó si algún día podría acompañarlos.Cuando expresó su deseo de volar hasta las lunas, los otros Dragones le reprocharon su actitud. Le recomendaron que olvidara aquella locura; que la obligación de los dragones era luchar contra las serpientes para proteger a los hijos de los Seis; que quizás un dios regresaría par
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| - Hubo una vez un dragón llamado Sabarat, que se enamoró de las lunas. Tanto las amaba que pasaba las noches despierto, contemplándolas en el cielo estrellado. Conocía de memoria sus tonos, sus luces y sus sombras. Las veía crecer y descrecer noche tras noche, y cuando las tres estaban llenas, su corazón estallaba de alegría.Una Noche Negra, como no podía contemplarlas, se puso a pensar sobre ellas. Se le ocurrió que los dioses eran muy afortunados por habitar en Erea, y se preguntó si algún día podría acompañarlos.Cuando expresó su deseo de volar hasta las lunas, los otros Dragones le reprocharon su actitud. Le recomendaron que olvidara aquella locura; que la obligación de los dragones era luchar contra las serpientes para proteger a los hijos de los Seis; que quizás un dios regresaría para ayudarlos en aquella guerra, pero que no debía ir a su encuentro, porque si lo hacía, jamás regresaría. Sin embargo, Sabarat no quiso renunciar a sus sueños y anunció que partiría hacia Erea para ver a los dioses. Sus compañeros creyeron que había perdido el juicio y trataron de disuadirlo, pero no lo consiguieron. Y así, una noche en la que las tres lunas brillaban llenas, alzó el vuelo y se elevó hacia ellas. Voló hasta que el primer amanecer clareó el horizonte; cuando los tres soles se elevaron en el cielo, las lunas desaparecieron. Pero Sabarat siguió volando hacia ellas, porque sabía que estaban allí, aunque no pudiese verlas. Los dioses lo vieron llegar y trataron de detenerlo: el aire se volvió tenue y helado, y pese a ello Sabarat seguía subiendo y subiendo. Cuando los soles se pusieron por el horizonte y se llevaron a su fuego con ellos, las lunas volvieron a presidir el cielo nocturno. Ahora estaban más cerca que nunca, y se mostraban más grandes y hermosas que nunca. Pero Sabarat no pudo alcanzarlas. Le fallaron las fuerzas, y agotado, cerró los ojos y empezó a caer. En Erea, los dioses no se ponían de acuerdo. Unos querían premiar su constancia, y otros castigar su atrevimiento. <>, dijo Irial con una enigmática sonrisa. Sabarat despertó de nuevo sobre la superficie de Awinor, ileso. Los dioses lo habían salvado, pero le habían otorgado un tercer ojo sobre los otros dos, y con él podía ver los acontecimientos del pasado, del presente y del porvenir. Relató su viaje a los otros dragones, y ellos vieron su tercer ojo y creyeron que había sido tocado por los dioses. Y lo honraron y respetaron como a un gran sabio, y escucharon sus palabras. Pero aquel ojo fue a la vez un don y una maldición para Sabarat. Porque las imágenes acudían a su mente sin control, y no tenía tiempo para detenerlas, y tampoco para cambiar las tragedias que iban a suceder. Por esa razón lo llamaron el Visionario: porque se limitaba a ver. Siglos más tarde, cuando Sabarat murió, eclosionaron los huevos de una nidada, y una tenía un tercer ojo en la frente. Y desde entonces siempre ha habido un Visionario, pues cuando muere uno, nace el siguiente, continuando la estirpe de dragones sabios que ha regido los destinos de Awinor desde entonces.
- Questo personaggio è un ex-soldato dell'esercito di re Henselt che partecipò alla guerra avvenuta tre anni prima tra Kaedwen ed Aedirn e all'esecuzione della maga Sabrina Glevissig, da cui adesso è ossessionato. Infatti, la considera una martire e una santa, che gli aperto gli occhi illuminando il suo cammino. Come se non bastasse ha iniziato a diffondere il credo anche tra gli altri soldati di Kaedwen, i quali si rivolgono a lui per ricevere protezione e salvezza durante la battaglia. L'eremita ha circondato la sua capanna di candele, ricavate dall'olio di pesce, a formare un circolo, all'interno del quale i mostri non possono entrare. Il Visionario sostiene che sia il miracolo della protezione di Sabrina. In realtà, sembra che sia merito dell'olio di pesce, di cui i mostri detestano l'odore. Attenzione: Spoiler!: Significativi dettagli della trama a seguire. Parlando con lui, Geralt scopre che fu lo stesso soldato che trafisse il corpo di Sabrina mentre si trovava sul rogo. La trafisse con una lancia, che poi ha venduto.
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