Una vez más Edenia había sido invadida por una amenaza de Outworld. El Rey Dragon inundó este reino con guerreros Tarkatan y me mantuvo cautiva en mi propia prisión. Mi única hija, Kitana, se había convertido de alguna manera en su esclava y me custodiaba día y noche. Permanecí cautiva porque yo no sería capaz de atacarla aunque fuera para recuperar mi libertad. Gracias a los Elders Gods que Jade no compartía mi aprehensión.
Una vez más Edenia había sido invadida por una amenaza de Outworld. El Rey Dragon inundó este reino con guerreros Tarkatan y me mantuvo cautiva en mi propia prisión. Mi única hija, Kitana, se había convertido de alguna manera en su esclava y me custodiaba día y noche. Permanecí cautiva porque yo no sería capaz de atacarla aunque fuera para recuperar mi libertad. Gracias a los Elders Gods que Jade no compartía mi aprehensión. Jade y yo escapamos hacia Outworld para averiguar todo lo posible sobre Onaga. Había estado explorando Edenia en busca de... algo que desconozco. Me temo, sin embargo, que el conocimiento dejado atrás por Shao Kahn hace muchos años pueda ser su objetivo. Esa información debería haber sido destruida... pero si aún existe, podría significar un desastre para los reinos. No puedo salvar a mi hija Kitana hasta que descubra más sobre su captor.