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| - Cierta noche, el anciano caminaba por una calle oscura que finalizaba en una encrucijada. Sin rumbo, perdido en el medio de la negrura de la noche que lo rodeaba, comenzó a escuchar una voz, al inició distante e indistinguible, pero que pronto aumentó y daba la impresión de que se estaba acercando. En la penumbra, el anciano logró ver la forma de una mujer, que cantaba sus palabras, y asustadiza se aproximaba en dirección al anciano diciendo, “¿Cuál es tu tercer deseo?” El hombre, ya enojado, se detuvo. Trató de enfocar su mirada sobre la agitada mujer y preguntó: -“Tu tercer deseo.”
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| - Cierta noche, el anciano caminaba por una calle oscura que finalizaba en una encrucijada. Sin rumbo, perdido en el medio de la negrura de la noche que lo rodeaba, comenzó a escuchar una voz, al inició distante e indistinguible, pero que pronto aumentó y daba la impresión de que se estaba acercando. En la penumbra, el anciano logró ver la forma de una mujer, que cantaba sus palabras, y asustadiza se aproximaba en dirección al anciano diciendo, “¿Cuál es tu tercer deseo?” El viejo, bastante aturdido, hacia un esfuerzo por ver a la mujer. Continuó su camino, pensando que no se dirigía a él. Pero la mujer se volvió, bailando y tarareando las palabras en torno al anciano: “Ahora tu tercer deseo. ¿Cuál es? ” El hombre, ya enojado, se detuvo. Trató de enfocar su mirada sobre la agitada mujer y preguntó: - “Maldita sea, ¿Qué quieres mujer?” Ella nuevamente le dijo cantando: -“Tu tercer deseo.” -“¿Tercer deseo?” – El viejo estaba confundido – “¿Cómo puedo tener un tercer deseo si no he tenido un primero ni un segundo?” - “Ya has tenido tus dos deseos” – tarareo la mujer- “pero tu segundo deseo fue que yo volviera todo a como era antes de que pidieras tu primer deseo. Es por eso que no recuerdas nada; porque todo es como era antes de cualquier deseo.” Ella continuó, apresurando al pobre hombre. “Entonces, tienes un deseo restante. ¿Qué vas a pedir?” - “Está bien” – exclamó el anciano – “Yo no creo en esto, pero no hay nada de malo en desear. Yo deseo saber quién soy.” “Que divertido,” – dijo la mujer mientras cumplía el deseo y desaparecía – . “ese fue tu primer deseo.” Hoy en día se sabe que aquel anciano cambiaría todo lo que tiene por no saberlo.
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