About: dbkwik:resource/DpkfGDkW-IxXByAKbzJ56Q==   Sponge Permalink

An Entity of Type : owl:Thing, within Data Space : 134.155.108.49:8890 associated with source dataset(s)

AttributesValues
rdfs:label
  • Relato No Oficial: La marcha del lancero
rdfs:comment
  • La casa de la familia T'arq era una colosal mansión de cinco pisos, incluyendo los dos niveles subterráneos, en los barrios altos de Anaxia, una de las ciudades costeras más pequeñas de Ogygia. Los incontables ventanales en forma de arco estaban hechos con adamantio forjado, y contaban con paneles de crucio lachrimano, que desde el exterior actuaban como clarísimos espejos y desde el interior como ventanas del más puro cristal. Reflejaban los tres soles del mundo paraíso, lanzando cálidos destellos ambarinos. Los muros y balcones, de sólido y modesto tarqo blanco, estaban impolutos y daban una agradable sensación de serenidad.
dcterms:subject
abstract
  • La casa de la familia T'arq era una colosal mansión de cinco pisos, incluyendo los dos niveles subterráneos, en los barrios altos de Anaxia, una de las ciudades costeras más pequeñas de Ogygia. Los incontables ventanales en forma de arco estaban hechos con adamantio forjado, y contaban con paneles de crucio lachrimano, que desde el exterior actuaban como clarísimos espejos y desde el interior como ventanas del más puro cristal. Reflejaban los tres soles del mundo paraíso, lanzando cálidos destellos ambarinos. Los muros y balcones, de sólido y modesto tarqo blanco, estaban impolutos y daban una agradable sensación de serenidad. Pero lo más hermoso no sólo de la mansión, sino de todo el barrio, era el cuidado y exuberante jardín que se encontraba frente a ella. Aunque no era excesivamente grande, tenía espacio para un pequeño lago artificial poblado por carpas ogygianas y alavalientes azules, que se alimentaban de los insectos que acudían al jardín en busca de las plantas. Altos y espigados arules de madera clara se alzaban sobre helechos multicolor saleritas y arbustos buscasoles de carnosas hojas amarillas, y por encima de todos ellos sobresalían un puñado de palmeras aromáticas de largas hojas violeta, que desprendían un suave y relajante aroma que atraía a los alavalientes, que poblaban de nidos sus copas. Era en este jardín donde Cornelius T'arq paseaba con su primogénita, Meree T'arq. Aunque habitualmente los miembros de la familia eran seguidos por servidores portando sombrillas y bandejas con refrigerios al pasear, Cornelius y su hija estaban solos. Nadie debía interferir en aquel momento crucial en la vida de todo primogénito T'arq. - Como ya sabrás, querida hija, todo ogygiano que se preste voluntario marcha a la guerra como un lancero negro- Había empezado Cornelius- Servir al Imperio y ayudar a todo ciudadano imperial que precise auxilio es la responsabilidad que todo ogygiano tiene, conoce y anhela cumplir. Tras la catastrófica y nefasta guerra que hundió nuestro amado hogar en la miseria, ese compromiso es mayor, hija mía, pues sufrimos las penalidades de la guerra en nuestras propias carnes. - Lo sé, padre- Respondió Meree. Sabía adónde llevaría aquella conversación, temida y esperada con impaciencia a partes iguales durante tanto tiempo- He leído y estudiado sobre la Triste Guerra más de lo que hubiera deseado. Cornelius asintió lentamente, sin prisa alguna por hablar. Pasaron bajo las largas y anchas hojas de una palmera aromática, dejando que su perfume se deslizara perezosamente en sus fosas nasales. - Como luto por los caidos no sólo de nuestra adorada Ogygia, sino por todos los ciudadanos imperiales que han perecido bajo la inmisericorde y cruel guerra, nacieron los Lanceros Negros. Voluntarios, soldados, pero ante todo, ogygianos con el deseo de servir y ayudar todo lo posible- Cornelius hablaba lentamente, sin el menor atisbo de nerviosismo en su voz. Su hija, no obstante, comenzaba a impacientarse, y él lo notaba. Suspiró antes de proseguir- Nosotros, a pesar de pertenecer a nuestra ilustre y honorable familia, no somos distintos de cualquier otro ciudadano ogygiano, y debemos cumplir con este deber con el mismo orgullo y la misma devoción. Meree se paró en seco y se plantó frente a su padre, con los puños cerrados y el mentón alto, en un gesto interrogante. Respetuoso, pero no por ello menos inquisitivo. Los rayos de sol resbalaban sobre su piel lisa y ligeramente bronceada, y hacían brillar sus ojos almendrados y su cabello castaño, recogido en un moño bajo sujeto con una elegante peineta dorada. Los labios, finos y pintados de un claro color grisáceo, estaban fruncidos en un incontenible gesto de nerviosismo. - Padre- Empezó, sin titubeo alguno- Estoy lista. Llevo años preparándome. Me convertiré en una lancera negra y toda la familia estará orgullosa de mí. Serviré al Emperador y al Imperio y protegeré y auxiliaré a sus ciudadanos hasta mi último aliento. Cornelius admiró durante un segundo el tono seguro y firme de su hija. Orgulloso, posó sus manos sobre los hombros de la muchacha. - Recemos para que tu último aliento sea exhalado en Ogygia, y no en un mundo alienígena, absorbido por la turbulencia de la guerra- Deseó- Espero que, tal y como fue el caso de mi padre, tu abuelo, puedas regresar a tu hogar en algún momento. - No temo a la muerte, padre. - ¡Ah! ¡La fogosidad y convicción de la juventud! Nítida locura que trae y arrebata por igual felicidad y ardor... - El barón Locknott, acto primero, escena tercera- Cortó Meree- No sabía que esto fuera una representación de teatro, padre. Cornelius rió con una mezcla de tristeza y diversión. De nuevo se sintió orgulloso de su propia sangre. - Teme a la muerte, hija. No cometas el error de desafiarla y caer en sus brazos inútilmente- Explicó Cornelius- Vive, ama, haz lo que debas y lo que desees siempre que no represente mal alguno, prodiga tu conocimiento y honra al Imperio, al Emperador y a tu hogar. Y cuando llegue el momento en el que debas sentarte junto al Trono Dorado, lo sabrás. No apresures la temida y esperada reunión. <> Pensó para sí Meree mientras asentía. - Guarda este consejo, hija mía, como guardarás la memoria de tu hogar y tu familia. Meree tragó saliva. Durante un instante sintió que toda aquella responsabilidad la abrumaba. Vio su futuro incierto, y sintió temor de lo desconocido, pero el deber y la esperanza fueron los faros que disiparon la niebla de sus dudas y miedos. Asintió. - Así lo haré, padre. Cornelius sacó un estuche alargado de uno de los pliegues de su túnica y se lo entregó a su hija con gesto reverencial tras besar su superficie metálica, pintada de negro y con el escudo de armas de la familia grabado en ella y resaltado con tinta roja. - Ten, pues, hija mía. Ningún lancero negro debe abandonar Ogygia sin recuerdos de sus seres queridos y su origen. Meree aceptó el estuche con cierta ansiedad y lo abrió. En su interior, acolchado por terciopelo escarlata, descansaba un largo cuchillo envainado en una funda negra, con la calavera de luto ogygiana grabada y pintada en carmesí a la altura de la guarda. Lo desenvainó con lentitud, dejando a la vista una elegante hoja de color negro mate, con una oración de protección tallada en un lado de la hoja y el lema de su familia en gótico alto en el otro. Decía así; <> - Todo primogénito T'arq marcha a la guerra como un lancero negro- Murmuró Cornelius- Lucha codo con codo con sus compatriotas ogygianos y sirve sin beneficio alguno por su origen noble. No es una elección voluntaria, pero debemos dar ejemplo. Meree apretó el cuchillo envainado entre sus manos, conteniendo las lágrimas con dificultad. - La familia estará orgullosa de mí, padre. Se lo prometo. - Que Ogygia esté tan orgullosa de ti como lo está de los lanceros negros, Meree. La familia ya está orgullosa de ti- Dijo él, apoyando nuevamente una de sus manos sobre los hombros de su hija- Y, como último regalo, me he asegurado de que se te asigne al primer regimiento en ser creado. El 52º de Lanceros Negros Ogygianos. Meree abrió los ojos por la sorpresa. Su abuelo, su famoso abuelo Ardell había luchado en el 52º de Lanceros Ogygianos años atrás. Que un regimiento fuera bautizado con el nombre de uno anterior, y célebre, era una señal universal de suerte. - ¡Es un buen augurio, padre!- Exclamó Meree- Volveré a casa, sin duda. - Confía en ti y en tus hermanos de armas, hija mía- Apuntó Cornelius- La suerte y la casualidad son aliados útiles pero impredecibles, y no se debe contar con ellos por muy deseados que sean. - Así lo haré, padre. Cornelius asintió y besó la frente de su hija, dándole su bendición. - Partirás mañana al centro de la ciudad para presentarte voluntaria, no llevando más enseres que ropa sencilla y los recuerdos y bendiciones de tus seres queridos, como todo lancero negro. Meree asintió y se preguntó si, en su día el abuelo Ardell había sido capaz de contene las lágrimas. Partiría al día siguiente, sabedora de que sólo volvería a ver a su familia seis meses después, cuando su entrenamiento acabara y el regimiento fuera fundado. La perspectiva de regresar a casa un día le parecía remota e inalcanzable, pero tal y como rezaba aquel dicho ogygiano, <> Categoría:Relatos No Oficiales Warhammer 40000 Categoría:Sector Namether (No oficial)
Alternative Linked Data Views: ODE     Raw Data in: CXML | CSV | RDF ( N-Triples N3/Turtle JSON XML ) | OData ( Atom JSON ) | Microdata ( JSON HTML) | JSON-LD    About   
This material is Open Knowledge   W3C Semantic Web Technology [RDF Data] Valid XHTML + RDFa
OpenLink Virtuoso version 07.20.3217, on Linux (x86_64-pc-linux-gnu), Standard Edition
Data on this page belongs to its respective rights holders.
Virtuoso Faceted Browser Copyright © 2009-2012 OpenLink Software