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| - Categoría: Ciencia En mayo de 1996, el físico de la Universidad de Nueva York, Alan Sokal creó un escándalo cuando reveló en la revista especializada académica Lingua Franca que un artículo que él había publicado en la revista de estudios culturales Social Text, que trataba supuestamente sobre una crítica a la epistemología científica, era un engaño diseñado para revelar la crítica posmoderna de la empresa científica como un fraude, y que sus defensores eran unos analfabetos científicos sin más conocimiento que el que se necesita para empujar una agenda ideológica. En "Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity (1996)", Sokal ha encadenado una serie de citas de las críticas "posmodernas" de la ciencia, lanzó algunos vínculos científicos falsos, y colocó en el artículo afirmaciones inherentemente contradictorias. Cuando se publicó el artículo y luego se descubrió que era un engaño, se desató en Internet lo que se ha llamado "las Guerras de la ciencia", entre los defensores de la erudición posmoderna y los científicos. El propio Sokal afirmaba haber realizado una "demostración empírica" de que la revisión por pares posmoderna carecía de rigor, y postuló que los ataques posmodernos reales sobre la objetividad y la verdad se originan en una comunidad cuyos métodos estaban muy alejados del método científico como para ser útil. Las secuelas de la broma de Sokal son difíciles de sobreestimar. Su estratagema, sin embargo siendo divertida, ha hecho que muchos en los medios generales, y en el público, sean aún más críticos sobre las revisiones analíticas interdisciplinarias de las ciencias. Sin embargo, el escándalo puede servir a las humanidades y las ciencias sociales demostrando que la crítica de las ciencias debe ser articulada, sustancial e informada. Ciertamente, la publicación de Sokal es un recordatorio para algunos filósofos de la ciencia que no es suficiente afirmar que la ciencia y la ideología están estrechamente conectadas, o dar defensas nebulosas o inferenciales de los movimientos históricos que dan forma a un consenso científico. Los críticos ahora más que nunca tendrán que demostrar a un público general, las implicaciones prácticas de sus argumentos acerca de la relación entre la ciencia y su contexto.
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