center El titánico rostro diabólico flota en el cielo nocturno. Su tamaño y distancia son imposibles de precisar; kilómetros, tal vez miles, tal vez millones de ellos. Sus horribles y colosales ojos miran al mundo con desprecio; sé que a continuación abrirá sus fauces cósmicas y engullirá todo lo que existe. Pero no siento miedo. Se trata de una vieja pesadilla que me acosa desde niño y pronto despertaré.
center El titánico rostro diabólico flota en el cielo nocturno. Su tamaño y distancia son imposibles de precisar; kilómetros, tal vez miles, tal vez millones de ellos. Sus horribles y colosales ojos miran al mundo con desprecio; sé que a continuación abrirá sus fauces cósmicas y engullirá todo lo que existe. Pero no siento miedo. Se trata de una vieja pesadilla que me acosa desde niño y pronto despertaré. Sin embargo, algo es distinto en esta ocasión: mi esposa me toma por el brazo y entre bostezos me pregunta qué demonios hago de pie a estas horas de la madrugada y de frente a la ventana. Me pide que vuelva a la cama.