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| - El Sargento Veterano Táctico Koris, de la 5ª Compañía de los Ángeles Sangrientos, es un hombre pragmático y desconfiado que nunca se fía de las apariencias. Es realista antes que dogmático, y enseñó éso a todos sus Exploradores, entre los que se encontraban Rafen (que ahora sirve como Táctico bajo sus órdenes), Arkio y Sachiel. Se sabe que tiene unos doscientos años, pues se comenta que tiene el doble que Sachiel, que cuenta con cien.
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| - El Sargento Veterano Táctico Koris, de la 5ª Compañía de los Ángeles Sangrientos, es un hombre pragmático y desconfiado que nunca se fía de las apariencias. Es realista antes que dogmático, y enseñó éso a todos sus Exploradores, entre los que se encontraban Rafen (que ahora sirve como Táctico bajo sus órdenes), Arkio y Sachiel. Se sabe que tiene unos doscientos años, pues se comenta que tiene el doble que Sachiel, que cuenta con cien. Él solía estar encargado de las pruebas que los Neófitos de 14 años hacían en Baal Secundus, donde conoció a los citados tres neófitos. Rafen era superior en casi todo a los demás, pero mostraba una arrogancia desmedida. Solo Sachiel consiguió vencerle en un combate singular. Harto de la arrogancia del muchacho, Koris se quitó la servoarmadura y lanzó su Pistola Bólter a Rafen, diciéndole que si conseguía acertarle, habría superado las pruebas; pero que si Koris le tocaba, estaría eliminado. El orgullo de Rafen pudo más y cogió la Pistola; pero era incapaz de controlar su retroceso y Koris tenía una rapidez sobrehumana. Tras esto, Koris dió por eliminado a Rafen y anunció que Arkio, Sachiel y otro Neófito llamado Todt, entre otros, habían superado a las pruebas. Sin embargo, cuando Rafen, ya arrepentido, partió al desierto dispuesto a dejarse morir, la Thunderhawk en la que iban Koris y los neófitos rumbo a Baal cayó a tierra víctima de un rayo atmosférico cerca de la posición de Rafen. Koris y los pilotos quedaron inconscientes, y Rafen organizó a los Neófitos para defenderse de los Escorpiones de Fuego del tamaño de un hombre que enseguida les asaltaron. Todt falleció pero los Neófitos vencieron; y cuando Koris despertó Arkio se negó a ir a Baal Primaris si no se reconocía el mérito de su hermano. Finalmente, en vista del arrepentimiento de Rafen y de la baja de Todt, Koris readmitió a Rafen como neófito. Fue sobre Koris en quien recayó, en definitiva, el peso de la defensa del Mundo Cementerio de Cybele frente a los Portadores de la Palabra. Mantuvo firmemente la línea frente al asalto del Caos a la fortaleza con solo un puñado de hombres y a pesar de la muerte del Capitán. Pese a que la defensa del espaciopuerto fue encargada por el Inquisidor Ramius Stele al ya Sacerdote Sanguinario Sachiel, éste no tenía ni habilidad de mando ni experiencia en la lucha contra los caóticos. Fue solo gracias a la intervención de Koris que los últimos Ángeles Sangrientos lograron escapar a tiempo del espaciopuerto antes de que fueran todos eliminados; y pese a esto, Sachiel se empeñó en ponerse de nuevo a cargo de la operación de infiltración para destruir la nave caótica Ogro usando los cañones de superficie. Koris fue el primero en sospechar de Stele y de ver con escepticismo la "Bendición" de Arkio. Recelaba enormemente de la orden del Inquisidor de abandonar Cybele y marchar a Shenlong. Varios de los veteranos de Cybele y de la Bellus estaban de acuerdo con él. Koris y seis veteranos más acudieron por sorpresa a los aposentos de Stele a pedirle cuentas y a expresarle su escepticismo; pero el Inquisidor, gracias a sus habilidades teatrales y a sus poderes psíquicos, les convenció de que había un artefacto maldito bajo la fortaleza de Ikari en Shenlong que debían destruir, cosa falsa. Tras haberse ganado la confianza de éstos marines, les propuso un brindis con unos cálices de sangre, que resultaron estar envenenados de una forma particular. Al día siguiente, durante la plegaria anterior al combate, Koris se vio afectado por la infame Rabia Negra, ante la desesperación de Rafen. Su armadura fue pintada de negro y lanzado, junto con otros Perdidos, como punta de lanza contra la fortaleza de Ikari, descendiendo de una Thunderhawk en retrorreactores. Entre sus visiones de la Herejía de Horus producidas por la locura, Koris recuperaba tenuemente la lucidez para señalar la culpabilidad de Stele, pero su Capellán no le entendió entre sus desvaríos. En Ikari, Koris destrozó a docenas de Portadores de la Palabra con su espada de energía y su Pistola Bólter. En su locura, identificó a Horus con un Dreadnought de los tiempos de la Herejía y lo golpeó arrancándole un brazo. Sin embargo, el Dreadnought consiguió apartarlo y machacar su pecho con su puño de combate. Sin embargo, la rabia desatada de Koris le hizo sobreponerse momentáneamente a la fatal herida, y consiguió clavar su espada de energía en el reactor que servía de generador del Bruto Infernal, haciéndolo estallar y matando a decenas de Demonios del Caos con la explosión. Rafen lo encontró justo antes de exhalar su último suspiro, y Koris, con su última lucidez, avisó a Rafen del peligro que portaba su hermano Arkio y de la traición de Stele. Tras su muerte, y gracias a sus sistemas de comunicación de mando (que aún no habían sido desactivados) Rafen consiguió enviar un mensaje a Dante para informarle de la situación.
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