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| - Herida de Myriam Hernández: Huellas.
- Camino a casa con uno de mis amigos me imaginaba en un mundo utópico donde las cosas son perfectas y las confusiones no existen, me imaginaba un lugar con plena felicidad, tranquilidad y paz, me imaginaba las cosas de una forma tan agradable que no había espacio para la ira o el odio en aquel mundo, me imaginaba con ella, me imaginaba con todo aquello que tengo pero me imaginaba a mí apreciándolo. Luego mi sueño consiente fue interrumpido por un cuadro que yo sabía que iba a ver y que ya había visto pero que no me había dolido tanto como en este momento, vi a dos personas tomadas de la mano, jugando y riendo, la vi a ella y a su “novio”, me pregunté algún por qué para eso, me pregunté si acaso se podría cambiar algo, y supe que solo dependía de ella, lastimosamente ella es malditamente insegura, tanto así que si no lo fuera, no estaría con ese tipo. Pues digo, es solo cuestión de analizar, de saber elegir y de tomar decisiones, pues las personas inseguras tienen la respuesta correcta, pero por temor a que esa correcta esté equivocada eligen una que saben consiente o inconscientemente que es errónea, así su error parecerá intencional y no natural. En otras palabras me destrocé en mil pedazos cuando los vi, me destrocé y traté de recogerme de nuevo para continuar con mi camino, para continuar medio muerto y desangrado por una escopeta de tranquilizantes que me hacen alucinar peor que la mariguana y peor que un esquizofrénico en su máximo grado de locura, aluciné que volaba mientras una voz me decía: “¿Pasa algo?” y lo repetía una y otra vez, era mi amigo tratando de levantarme del suelo, no fue nada más que ver a una persona caerse mientras caminaba “porque si” y nada más que eso. Continué caminando y encontraba los mismos rostros que siempre veo, pero ellos me miraban extrañados, ¿acaso eran personas desconocidas emocionadas por algo fuera su eterna monotonía?, si, si lo eran, me senté en la tierra seca esperando el transmilenio para poderme ir. Luego una joven de cabello claro, gafas y unos hermosos rosados labios que la hacían parecer una clase de “hermosa nerd” se me acercó y me pregunto por la causa de mi llanto, no quise responderle, no quise que supiera que los que parecen que menos sienten, resultan siendo que más, alguien sensible no es alguien que llora todo el tiempo como muchas personas que conozco, una persona sensible es aquella persona que tiene claro lo que es y sabe distinguir entre un sentimiento y otro, en ese momento yo me sentía frustrado, derrotado, acabado, muerto por que no veía a nadie más. De hecho ni siquiera sabía o sé lo que veo en ella, no sé lo que me gusta, y me resulta tan triste saber que ella no me permite descubrirlo porque está a la defensiva conmigo, está platónica e inalcanzable para un simple mortal pasajero, y aún me pregunto, ¿por qué me hace esto?, ella misma sabe lo que quiere solo que vive en una realidad en la cual el ser infeliz, monótono y aburrido es un pasatiempo. Levanté mi mirada y la dirigí hacia los profundos ojos azules de aquella joven y mientras me secaba las lagrimas de mis mejillas con la manga del saco, le dije “es solo que estoy cansado”, es solo que quiero irme, es solo que quiero olvidar, y la dejé esperando por una respuesta más mientras me subía al autobús… Seguían mirándome, seguían saliendo las lágrimas espantadas como si hubiera un desastre en mis lacrimales, seguía yo escribiendo esto en mi mente por simple entretención, para desahogarme de una manera diferente a golpear una pared unas cuantas veces hasta que sangren mis manos. Sólo esperaba que se abrieran las puertas de aquel bus para salir corriendo, para sentirme huyendo de lo que estaba pasando, y simplemente no me importó quien estuviese en frente de la puerta, yo solo salí corriendo como jamás lo hice, más rápido que muchas cosas y que muchas personas, solo corrí unos cuantos kilómetros sin cansancio alguno, corrí esperando sentirme seguro, pues en ese momento yo era la persona más vulnerable que puede existir, vi la ventana de mi apartamento desde lejos y luego me convencí de que ya no quería ir a mi hogar, solo quería irme para no volver jamás, quería dejar de soñar con ella, quería que regresara la inmortalidad que solo ella sabe derrumbar como una torre de naipes, quería dejar de ser este estúpido y simple mortal. Categoría:Otros
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