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| - thumb|Skarbrand el Exiliado, por John Blanche. Ningún Demonio ha servido jamás a Khorne más lealmente ni derramado sangre con más entusiasmo que Skarbrand. Este Devorador de Almas era un rey entre reyes ante los ojos de Khorne, y lideraba a los mayores comandantes de Khorne a la batalla, asesinando incontables millones a la causa de la masacre. Skarbrand asoló sistemas estelares a su paso y devastó los reinos de los demás Dioses Oscuros con la misma ferocidad. Esta dedicación absoluta sería su perdición. Tzeentch se percató de la destreza del verdugo favorito de Khorne y, con susurros taimados, avivó las brasas de su orgullo marcial. Tan descomunal llegó a ser la rabia de Skarbrand que cuando Khorne estaba desprevenido, tomó sus hachas y golpeó con gran fuerza al mismísimo Dios de la Sangre. Aunque su golpe fue tan poderoso como para haber derribado a cualquier Demonio, Skarbrand solo abrió una pequeña grieta en la armadura del Dios de la Sangre. Tan furioso que la rabia de Skarbrand parecía insignificante, Khorne tomó al díscolo Devorador de Almas con sus garras y lo estranguló hasta privarlo de todo vestigio de personalidad y raciocinio, dejando nada más que la ira ardiente que propició ese hachazo fatídico. Luego Khorne arrastró a Skarbrand hasta la cima de la Ciudadela de Bronce, y para dar ejemplo a cualquiera que osase desafiar el poderío del Dios de la Sangre, Khorne arrojó a Skarbrand a través del Reino del Caos. Durante ocho días y ocho noches Skarbrand surcó la Disformidad con un rastro ardiente de destrucción, dejando un erial abrasado tras de sí. Igual que un meteorito lleno de ira, se precipitó contra el suelo, abriendo un gran cañón al aterrizar, y destrozándole las alas por la fuerza del impacto. Exiliado, y condenado a caminar, Skarbrand bramó de furia contra los cielos y se dispuso a acechar en las tierras mortales e inmortales, a fin de ganarse la redención desatando una eternidad de aniquilación. Motivado solo por su insensata traición, Skarbrand se convirtió en la encarnación de la rabia, pero el corazón de Khorne no alberga espacio para la compasión, y Skarbrand está en un exilio eterno. En su torturado destierro, Skarbrand sirve a su amo mejor que nunca. Allí donde lucha Skarbrand, el orden y la disciplina se transforman en anarquía. Ninguna lealtad o lógica pueden desafiar el aura de destrucción de Skarbrand. Ninguna cobardía sobrevive a la imperiosa necesidad de matar que inspira Skarbrand. Ninguna alianza puede mantenerse ante la matanza causada por el demonio. Durante el Cataclismo de Gheistos en el M41, Skarbrand fue visto en un ataque contra los Marines Espaciales del Capítulo de los Espadas Vorpales, que estaban tratando de salvar la fortaleza del Gobernador de una invasión demoníaca. Fue desterrado de nuevo a la Disformidad cuando fue partido en dos por el Señor del Capítulo de los Ángeles Sangrientos, Cervan Dante, a las puertas de Pandemonium.
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