Siempre me había preguntado si mi entrenamiento de artes marciales funcionaría en una pelea verdadera. Entrené en la escuela durante años. Era el mejor de mi clase. Pero no se nos permitía nunca hacernos daño entre nosotros --hacernos daño EN SERIO. ¿Cómo sabía que este ataque podía romper un brazo? ¿O que este otro podía destrozar un órgano? Merodeé por los callejones de New York en busca de una oportunidad de poner a prueba mis habilidades. Necesitaba saber qué era el kombate en realidad.
Siempre me había preguntado si mi entrenamiento de artes marciales funcionaría en una pelea verdadera. Entrené en la escuela durante años. Era el mejor de mi clase. Pero no se nos permitía nunca hacernos daño entre nosotros --hacernos daño EN SERIO. ¿Cómo sabía que este ataque podía romper un brazo? ¿O que este otro podía destrozar un órgano? Merodeé por los callejones de New York en busca de una oportunidad de poner a prueba mis habilidades. Necesitaba saber qué era el kombate en realidad. No podía parar. La emoción del kombate me consumía. ¡Había matado! Primero fueron traficantes de drogas y pandilleros... me permitía justificar la violencia. Pero la sed de sangre creció. Maté por dinero, saqueando las tiendas y gasolineras convenientes. Cuando la ley me atrapó finalmente, no podía recordar cuántos habían muerto. Sentado en el coche de policía tras ser apaleado, oí a algunos de los oficiales gritando y disparando sus pistolas. Cuando una chica y un tipo enmascarado con unas espadas sangrientas en forma de gancho aparecieron, supe que estaba en compañía de amigos.