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| - El hombre frente a las condiciones de la naturaleza ha logrado afianzar su conocimiento en el comportamiento de los animales, por ello ha logrado su domesticación y aprovechamiento con fines económicos. Se conocen reportes antiquísimos de cómo en la prehistoria las abejas sirvieron al sustento del hombre. En el museo de historia Natural de New York da cuenta de la existencia de las abejas en un periodo estimado como de diez millones de años. Es tan antigua la actividad apícola que ya en la zona de Valencia en la prehistoria en la cueva de la araña en Bicorp aparece representada una escena de recolección de panales, del producto y del insecto ya habían dado cuenta el antiguo testamento. En la antigüedad clásica tuvo la miel una importancia, pues aunque los antiguos conocían la caña dulce, empleaban la miel para todas las preparaciones de la pastelería, confitería, farmacia, preparación de vinos, dulces y otras golosinas. Así se comprende la importancia que Virgilio concede en sus Geórgicas a la apicultura. Entre los tratadistas que estudiaron la industria de la miel figuran Magón el Cartaginés, Varrón, Menécrates de Efeso, el mismo poeta Virgilio, que resumió los conocimientos y preceptos reunidos en una larga serie de obras; Cornelio, Celso y Columela. Entre los especialistas se encuentra Aristomaco de Soles, que durante cincuenta y ocho años se dedicó exclusivamente a la apicultura; Filiseo de Tasos, llamado el Salvaje, por vivir retirado en un lugar desierto sin pensar en otra cosa que en sus abejas, en la época de Alejandrina. El hombre aprendió a cuidar las colonias de abejas que encontró en árboles huecos o en otras partes. La construcción de las colmenas dependía de los materiales que se encontraban a mano en la zona y de las habilidades de las diferentes comunidades. Es casi seguro que la colmena no tuvo un origen único: se fue imponiendo como un desarrollo inevitable. Las primeras abejas aparecieron en Creta, la mitología da cuenta que Júpiter en su infancia fue alimentado con miel que llevaba Melisa, hija de un rey cretense, a una gruta donde habían ocultado al niño. En muchas otras leyendas relativas a otras divinidades figura la miel a la que se atribuía un origen celeste, o la abeja, de la que habían hecho un símbolo considerándola como el emblema de la pureza. Las ideas religiosas sugeridas por la estimación en que tenían a la miel, permitieron a Griegos y Romanos pensar que el alimento de los dioses debía ser de una naturaleza análoga y de aquí la idea del néctar. En Roma el consumo de miel era bajo en relación a la producción los colmenares se fueron extendiendo, en tiempo del Imperio, Alemania España Y Francia, Plinio cita la existencia de panales de un grosor extraordinario. Múltiples y variados eran los usos que se hacía de la miel en la cultura antigua, era el primer alimento que se daba al niño después de la lactancia. La Hidromiel, que en la época histórica ya no se bebía más que en los pueblos bárbaros, había nacido en Grecia, con el nombre de Methy, al dios Baco se le atribuye la invención de la apicultura.
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