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| - Lo siguiente fueron hechos vividos por mí mismo cuando revisaba mi cuenta de Hotmail, leyendo y eliminando los mensajes. En un momento encontré uno sin asunto que solo contenía un vídeo. No había nada más escrito. Por precaución, lo eliminé sin siquiera verlo y continué con mi labor, pero al momento de recargar, la página ese mensaje estaba allí de nuevo... No entendía, ¿cómo pudo volver si lo había borrado hacia un instante? En mi cansancio, me resigné a la curiosidad de qué tenía el vídeo, y lo abrí...
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| - Lo siguiente fueron hechos vividos por mí mismo cuando revisaba mi cuenta de Hotmail, leyendo y eliminando los mensajes. En un momento encontré uno sin asunto que solo contenía un vídeo. No había nada más escrito. Por precaución, lo eliminé sin siquiera verlo y continué con mi labor, pero al momento de recargar, la página ese mensaje estaba allí de nuevo... No entendía, ¿cómo pudo volver si lo había borrado hacia un instante? Era exactamente el mismo mensaje; lo volví a borrar y se repitió lo anterior. A cada momento de recargar estaba allí de nuevo. Lo borraba y volvía, lo borraba y volvía. Se hacía algo enfermizo para mí y comenzaba a desesperarme. En mi cansancio, me resigné a la curiosidad de qué tenía el vídeo, y lo abrí... Un pasillo de paredes y techos blancos e inmaculados se enfocaba y llamaba la atención una puerta en el fondo. Conforme el tiempo pasaba, esta se abría lentamente; me parecía una completa tontería, pero no quería cerrarlo aún, puesto que deseaba ver el final. Llegado ya el vídeo a la mitad, la puerta estaba completamente abierta. No se veía más allá del marco, puesto que el interior era envuelto en una densa oscuridad. Repentinamente, la pintura del techo y las paredes del pasillo se fue desprendiendo y cayendo al suelo, mostrando así los corazones palpitantes y el nido de arterias que cubrían la pared, clavados a ella. El asco y las ganas de vomitar eran grandes, y mantener la comida en mi estómago me era una ardua tarea. No aparté la mirada de la pantalla, y así detallé cómo se asomaban grandes garras por aquella puerta; goteaba la sangre de cada zarpa. Poco a poco se asomaron los brazos, largos y de un repugnante color verdoso; uno de estos se extendió en mi dirección y los acelerados latidos de mi corazón se asemejaban a los de las paredes. Mi cabeza y mi pecho empezaron a doler; era un dolor agudo y punzante que aumentaba conforme los corazones (incluido el mío) latían con más furia y las garras se acercaban más a la pantalla. El dolor provocaba que mis brazos apenas pudieran moverse, con mis manos apoyadas en mi pecho como si esto detuviese el dolor en mi imaginación o evitase que mi corazón se saliera. Aún así, de alguna forma logré hacer llegar una de mis manos al cable de alimentación del ordenador y lo desconecté, apagándolo instantáneamente. Mientras mi corazón se tranquilizaba lentamente, las gotas de sudor frío recorrían mi rostro y caían al suelo. Desde esa vez, nunca volví a utilizar aquella cuenta de Hotmail. La imagen de ese vídeo ronda eternamente mi mente. No quería saber qué hubiese pasado si aquellas garras hubiesen llegado a la pantalla, pero me hago una idea pensando en el agujero que resaltaba en la pared, en el cual era claro que cabía otro corazón. Categoría:Internet
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