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| - Aquellos Mundos Caballeros que permanecieron en contacto frecuente con uno de sus lejanos Mundos Forja del culto marciando durante la Era de los Conflictos han caído en una relación simbiótica con su patrón, recibiendo orientación tecnológica y espiritual de los Magos mientras que ellos actuaban como un potente escudo. Muchos Mundos Forja podrían haber desaparecido de la historia durante la Era de los Conflictos si no hubiera sido por los esfuerzos incansables de las Casas de Caballeros a su servicio. Una unión de la fría lógica del Mechanicum y el celo apasionado de las más típicas Casas de Caballería llevó a muchos y muy variables juramentos. El más común entre estos juramentos era la forma que llegó a ser conocida como los Protocolos de Sidón. Entre los derechos más conocidos proporcionados por los Protocolos de Sidón era el derecho de la Casa a llevar el símbolo del Opus Machina como parte de su arsenal de armas. Esto era a la vez una señal de que se portaban con ellos la autoridad de Marte y el Culto Mechanicus, así como una muestra de su deber como parte de la Taghmata de su patrón. Sólo unos pocos mantuvieron el contacto con los dominios del Mechanicum durante la Era de los Conflictos. Sin duda muchos de los que no perecieron tiempo atrñas, abrumados por los terrores de la Vieja Noche, o han perdido al último de sus Caballeros, convirtiéndose en simples Mundos Salvajes que sólo mantienen las tradiciones neo-feudales de sus orígenes. Aquellos pocos que sobrevivieron a los estragos de la Era de los Conflictos, los que prevalecieron solos y sin ayuda, fueron premios muy codiciados para los ejércitos en expansión de la Humanidad. Las Flotas Expedicionarias de la Gran Cruzada hicieron grandes esfuerzos para asegurar tales mundos, valorando la habilidad de los guerreros de una y el poder de sus Caballeros. Sin embargo, durante mucho tiempo la política del Imperio fue asegurar la lealtad de estas Casas redescubiertos directamente al Emperador y los factorums imperiales que representan la Casa en todas las relaciones con el Mechanicum. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los sirvientes del Emperador, algunas Casas de Caballeros escaparon a los sirvientes del Emperador, sólo para ser copadas por naves exploradoras del Mechanicum o cedidas al control de un Mundo Forja, a cambio de una parte de su producción industrial o los servicios de sus Taghmata. Tales Mundos Caballeros redescubiertos necesitaban muy a menudo armaduras nuevas y carentes de una larga asociación con su nuevo patrón, se encontraron atrapados en una especie de pacto con el diablo. Su gran necesidad de conocimientos y servicios servía como una correa sencilla para los Archimagos, con el fin de sellar la Casa a su servicio, algo que se aplicaba con eficiencia escalofriante. Mientras que en algunos casos los Protocolos de Sidón servían para unir a la Casa y el Mundo Forja en una alianza amistosa, en el caso de Casa Atrax y el Mechanicum de Cyclothrathe los complejos términos de deuda y deberes fueron manipulados para estrangular la independencia de la primera. Atados en servidumbre al sombrío Mundo Forja de Cyclothrahte, los otrora guerreros orgullosos de la Casa Atrax sufrieron mucho desde que el Archimagos Draykavac colocó a su mundo natal en la sumisión. La Casa Atrax había sobrevivido a todos los horrores de la Vieja Noche por la fuerza de las armas, pero más de dos décadas bajo el control directo de Draykavac los dejó hechos un reflejo hueco y distorsionado de su antigua gloria. Las purgas sistemáticas y sangrientas de los vástagos que mostraban cualquier indicio de rebelión dejaron a los vástagos de Atrax hechos personas sombrías y melancólicas en quienes sus amos del Mechancium habían fomentado un odio perturbador a los que habían escapado de la suerte que les había tocado. La cáscara envenenada del mundo natal de la Casa Atrax, Arrian, ahora servía al Magos de Cyclothrathe como fuente de materias primas para sus guerras de conquista y expansión, con legiones de esclavos importados desgarrando el mineral de las rocas ennegrecidas. El resto de los vástagos de Atrax se limitaron a las bóvedas blindadas que yacen bajo de la superficie quemada de Arrian, liberados de este cautiverio virtual sólo cuando Draykavac los convocaba a la guerra. Las armaduras de Caballero de la Casa se mantenían separados de los vástagos, ministrados por sacristanes entrenados en Cyclothrathe como rehenes de la lealtad de los vástagos, pues en el caso de cualquier revuelta armada, el Archmagos de Cyclothrathe podrían destruir todos los Tronos Mechanicum con una palabra. Cuando Cyclothrathe prometió soporte táctico a las campañas de Horus en el extremo norte del Imperio, Draykavac desató a los guerreros de Atrax en los mundos de la Extensión Coronid. Allí, los vástagos retorcidos obtuvieron cierta medida de venganza en la matanza de aquellos que no habían sufrido en los últimos años como ellos, exultantes por la libertad de acechar en la superficie con su armadura antes de que Cyclothrathe ellos enjaulara una vez más. Es de suponer que cuando Horus fue derrotado y Arrian fue recuperada por las fuerzas imperiales, los supervivientes de esta Casa corrompida por el Caos huyeran junto a las Legiones Traidoras en el Ojo del Terror, donde permanecen hasta el día de hoy.
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