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| - Chéngyùn rén... literalmente "El Portador". El llamado "Portador de las Plagas" por el hecho de esparcir por el mundo las más terribles desgracias. Desde sequías, hasta tsunamis y terremotos, inundaciones, virus y enfermedades, etc. También se le denomina "La Muerte misma" por el hecho de que ningún ser humano conocida de las civilizaciones que con su desbordante poder ha logrado salir vivo; probablemente sea aquel que pueda destruir el mundo no sólo de los humanos, también de aquellas criaturas u entidades caóticas escondidas entre las tinieblas.thumb|300px|La forma más aproximada de rén en su apariencia física En la poca lucidez que ha dejado como rastro de que él fue quien los condenó a la locura, pueden encontrarse en la mente de los sobrevivientes (que, serán aproximadamente menos de diez) las más disparatadas y terribles historias. Por lo demás que se ha logrado extraer de esta mente perturbada, justamente por la atracción a ese extraño ser logró sobrevivir: lo llevó a intentar durante días alcanzarlo, alejándose del lugar donde su gente ardía convirtiéndose en míseras cenizas en medio de los objetos carbonizados. Se dice que sus poderes alcanzan los de los especímenes cósmicos más raros y despiadados, tales como lo son Exitium y Shadow Chaos; su capacidad para arrasar con mundos enteros y las miles de vidas inocentes en ellos es inmensa, en tanta locura que se encuentra hundido. Chéngyùn rén piensa fríamente y con cuidado, pero la demencia invade su mente por completo: la necesidad, el deseo, el pecado, aniquilar la misma existencia... lo atraían mucho. Alguna vez podría haberse considerado humano. Mas hoy, entre tantos males que asolan nuestro planeta y sus alrededores, mayormente causados por la mano humana, podría considerarse a Chéngyùn rén un monstruo imponente entre los monstruos. Habita en las profundidades del mismo vacío, donde el silencio abunda y el caos escasea. Allí guarda su hogar pacientemente, esperando a que el conocimiento, la sabiduría, y principalmente la cordura, lleguen a sus manos. Las manos que tanta gente han llegado a matar. De vez en cuando trata de contemplarse a sí mismo y a sus actos, y su llanto cae como inundaciones en los planetas que lo rodean; lágrimas capaces de apagar los soles más ardientes de otras galaxias inexplorables. Junto a él, moran eternamente una estrella apagada de color rojo, el alma de su mismo padre ya fallecido, y la daga mortal que el universo le ha otorgado. Estos tres objetos son fruto de su labor. Su progenitor soportó durante años su comportamiento; al final acabó muerto con la daga antes mencionada en el corazón. La estrella, salida de una galaxia lejana, que ha consumido en su totalidad y se llevó como trofeo. Será el primero en extinguir la humanidad, y el único. Es su destino. Es su objetivo. Es su obligación y su deseo. Su tortura, también. Porque entre ellos ha crecido. Y le duele deber acabar con tantos pecados que tanto lo divierten; pero lamentablemente para él y en parte como alivio, al igual que la mencionada en los mitos griegos Hidra, si cortas una cabeza, dos más la reemplazarán. Eso mismo sucede con los humanos. Y con él mismo, algún día. Autor: Categoría:Bestiario Categoría:CO
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