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| - Zaraphiston pronunció la última invocación y miró a su maestro esperando el último acto del ritual. El Saqueador sostenía con la Garra de Horus a un Marine Espacial, identificable como un Lobo Espacial por sus colmillos y tatuajes de manada. Con un solo movimiento de su espada demoníaca Drach'nyen, Abaddon lo rebanó desde el hombro hasta la cadera. Dejó que el cadáver cayese limpiamente al suelo y depositó a Drach'nyen sobre el altar que había frente a él. La sangre se deslizaba a borbotones por la hoja de la espada y empapaba los ídolos, tótems y fetiches que cubrían el altar. Este comenzó a temblar: unas columnas de humo subieron en espiral desde su superficie y dieron forma a una aparición con cuernos y colmillos que observó al Saqueador y a su Hechicero. Zaraphiston se dirigió a la aparición. - Hrangore, espíritu de la Disformidad, en nombre de los Cuatro Poderes te conmino a hablar. Una ondulante garra vaporosa surgió de la aparición y tocó la sangre del altar, que burbujeaba maléficamente a modo de respuesta. La manifestación demoniaca habló con una voz que más parecía un aullante vendaval. - He esperado tus súplicas, Abaddon el tres veces maldito. Te diré lo que deseas saber, pero ten en cuenta que pagarás por ello un precio más alto que esta simple oferta. Un día, tu alma será pasto de los mastines -Abaddon alzó la Garra de Horus y la introdujo en el interior de la niebla escarlata. Durante un momento, la Garra ardió con una llama oscura y la aparición aulló de dolor. El Saqueador se adelantó hacia la aparición. - ¿Osas amenazarme? Es mejor que no lo hagas. Aprende a servirme con diligencia, pequeño Demonio, o sufrirás las consecuencias. La Disformidad está llena de susurros sobre Marte, dinos lo que sepas. Con un último giro, Abaddon retiró la Garra mientras unos tentáculos de humo color escarlata colgaban de ella. El Demonio bufó y comenzó a arder lentamente, pero bajó su mirada. - En la sombra de Terra, bajo las montañas de niebla, se esconde una nueva forma de muerte: un sacrificio de hombres; pero las preciadas almas no son consumidas, sino que son apartadas. Son muchos los Demonios que esperan como aves carroñeras para darse el banquete... -Zaraphiston se volvió nervioso hacia Abaddon. - Marte se encuentra en la sombra de Terra y las montañas de la niebla son Noctis Labyrinthus. Los augures tenían razón. El Saqueador asintió y, a continuación, fijó su mirada en el Demonio, que retrocedió ante él. - Muéstrame más. ¿Que hay en Marte? La figura del Demonio se oscureció y se contrajo formando una bola de icor escarlata que latía. Como si hubiese sido presionado por una mano invisible, una especie de pus salió del Demonio e inundó el altar cubriéndolo por entero y formando una especie de lienzo horripilante en el que se creaban formas que se retorcían. Los Marines Traidores vieron una gran cámara de basalto y, a su alrededor, enormes máquinas de plata antigua alzándose hacia el cielo. En el suelo había un enorme sarcófago de oro y adamantio. Alternativamente, cada una de las máquinas emitía un destello parpadeante de inconmensurable energía que se vertía resplandeciente sobre el sarcófago. En el exterior de la cámara de invocación, la guardia personal de la Legión Negra de Abbadon escuchó un sonido extraño, la cruel risa del Saqueador.
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