Un mensaje dejado a un amigo al que nunca volverá a ver.
Querido amigo,
Lo siento, pero no tengo otra opción. Aunque ahora mismo duermen, podrían despertar en cualquier momento. Esta es mi oportunidad. El mero hecho de pensar en esas cosas me pone los pelos de punta...
Sus horribles cuerpos no pueden pertenecer a este mundo. El hedor, los órganos en descomposición y esos chillidos... Tienen que venir del propio infierno. No puedo parar de temblar.
Cuidado, esas cosas enganchadas en las pareces son sus huevos.
No quiero abandonaros, pero no tengo otra opción: mi familia me necesita.
Rezaré por vosotros.