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| - El libro de Behe, Darwin’s black box: The biochemical challenge to evolution se considera a menudo como uno de los textos cardinales del movimiento del diseño inteligente. Behe –de quien su departamento universitario se ha deslindado públicamente en su página web– sostiene que las complejas estructuras macromoleculares y algunos procesos bioquímicos no pueden haber aparecido por selección natural, sino que deben ser el resultado del diseño por parte de un ente no natural, sin explicitar qué o quién. De hecho, los autores del diseño inteligente se caracterizan por evitar mencionar a Dios e, incluso, han llegado a proponer que el diseñador podría ser un biólogo molecular viajero en el tiempo.
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| - El libro de Behe, Darwin’s black box: The biochemical challenge to evolution se considera a menudo como uno de los textos cardinales del movimiento del diseño inteligente. Behe –de quien su departamento universitario se ha deslindado públicamente en su página web– sostiene que las complejas estructuras macromoleculares y algunos procesos bioquímicos no pueden haber aparecido por selección natural, sino que deben ser el resultado del diseño por parte de un ente no natural, sin explicitar qué o quién. De hecho, los autores del diseño inteligente se caracterizan por evitar mencionar a Dios e, incluso, han llegado a proponer que el diseñador podría ser un biólogo molecular viajero en el tiempo. Behe, católico confeso, sí ha reconocido en público que la plausibilidad del argumento del diseño inteligente es una función directa de la fe en Dios. Los ejemplos preferidos de Behe son el flagelo bacteriano, el sistema inmunitario o la cascada de la coagulación sanguínea. Este autor introdujo el concepto de complejidad irreducible para caracterizar aquellos procesos o estructuras constituidos por diversas partes, de tal forma que todas ellas se requieren para la funcionalidad del conjunto. La eliminación de una de las partes componentes impediría que el conjunto fuese funcional. Otros antievolucionistas Antievolucionistas Categoría: Antievolucionistas Sin embargo, la única perspectiva que nos ofrece Behe es su indolencia intelectual camuflada por su verborrea seudocientífica. Este autor acaba de publicar un nuevo libro: The edge of evolution. The search for the limits of Darwinism. Si nos atendemos a los comentarios que le dedican Sean B. Carroll (Science 2007; 316: 1427), Kenneth R. Miller (Nature 2007; 447: 1055) o Richard Dawkins (The New York Times, 1 de julio de 2007) convendremos que nos encontramos ante una nueva y peor tomadura de pelo que la perpetrada con Darwin’s black box. Ahora Behe deja de lado el concepto de complejidad irreducible (bastante desprestigiado a escala molecular, como lo fue para Darwin a escala anatómica) y se ceba con la improbabilidad de las mutaciones. Se podría haber tomado la molestia de leer a los grandes autores de la biología matemática y ahorrarse el libro: pero él y su editor saben que el público general no puede discernir los graves errores que comete. Aunque lo mejor es que, para decirlo a la manera de Dawkins, a Behe lo desmiente la existencia de perros, coles y palomas buchonas. Por no mencionar los muchos trabajos de evolución bioquímica experimental o evolución dirigida que hay en las hemerotecas. (Se ha publicado un caso: Hiniker, A. et al «Laboratory evolution of one disulfide isomerase to resemble another» PNAS 2007; 104: 11670.) Todo ello nos ratifica lo que ya afirmó el juez John Jones III en la sentencia del juicio contra el consejo escolar de Dover (Pennsylvania) en 2005: «El diseño inteligente es una inanidad que deja sin respiración».
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