contenido
| - Con nosotros los llevamos, tu valor traspasas".
Y así fue, unos a otros el rostro pintaron
- Mis ojos de muerto una llama vieron pasar.
Los hombres que me habían arrebatado la vida
- Tensaron sus arcos e iniciaron su atroz liza.
Entonces grité, un alarido de desesperación y furia,
- Entre firmes árboles, en la noche oscura.
Y así llegué junto al grupo de la hoguera,
- Grité inútilmente, el horror mis lágrimas no detuvo.
"Atiéndenos, antepasado, Ysmir, Rey de las Cenizas,
- Elogia a estos guerreros, que a ti glorifican".
"Los muertos a los que escuchas y hablas
- Y yo la vista perdí, la paz al fin llegó.
- Que Sovngarde oiga nuestro lamento".
"La honorable sangre derramada sobre el pantano,
- esperté a cincuenta noches de mi hogar,
- Y su rostro brilló hasta atravesar el vapor de mi alma.
Pronunció palabras antiguas, su barba ardió
- Hasta llegar al campamento, esperaba el horror.
Mi corazón sufre aún, conocía a aquellos hombres
- pero mi visión continuaba en un cuerpo separado.
Llegué a este valle, y al parpadear,
- Cantaban su gloria y alabanzas sin medida.
Hasta allí volé, sombra o criatura,
- Condenados, de su inminente muerte inconscientes.
De nuevo el pecho de los nórdicos se hinchó y se contuvo
- Y antes de que las cenizas se desvanecieran, marcharon.
Se arrastraron y partieron, y tras ellos yo fui
- Y el viento a mis oídos trajo la cantinela.
"Cantad alto y claro, bardos del cielo,
- Ha puesto fin a orcos, elfos y traidores humanos".
"Tu espíritu apareció e invadió su corazón,
- bajo un acantilado en la Marca de Hjaal.
Mi carne había muerto y había sido enterrado,
- Y dócil y encantado, tras los Hijos del Cielo partí.
Infatigables marchaban, sobre hogares y montañas
- Y el cansancio los animaba, aún más avanzaban.
Y así incansables continuaron, en una espiral de furor
- Con cenizas, hueso, sangre y vello de sus hermanos.
Los hombres de askelde, estas bestias de ceniza,
- Un aullido inútil entre los hombres, una página vacía.
Mas un anciano tornó, e impertérrito clavó la mirada,
- Condúcelos a la gloria, gran espíritu de Wulfharth".
Entonces, con aceite alimentaron el fuego
- Y quemaron a los suyos que los míos abatieron.
Cantos sin palabras hasta el amanecer sonaron,
|