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| - Herejía de Dorn - Guerreros de Hierro (No Oficial)
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| - El Emperador creó a los Primarcas para que fuesen epítomes de la Humanidad que dirigiesen a Sus ejércitos de conquista, y sintiendo la amenaza que representaban, los Dioses del Caos dispersaron a los infantes por toda la galaxia. Prueba de las habilidades y la fuerza de voluntad que el Emperador les concedió es que, en la mayoría de casos, subieron a puestos de poder dentro de sus respectivas sociedades. En su Speculum Historiae, Carpinus hizo la famosa afirmación de que el carácter de cada uno de los Primarcas había sido moldeado por las culturas en las que se criaron, haciendo mención especial a Perturabo y a su mundo de juventud. Olympia era un mundo dividido en montañosas ciudades-Estado, cuyos conflictos no avanzaban debido a las pesadas fortificaciones y fuertes defensas que cada una
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| - Olympia y los Mundos Guarnición
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| - ¡Hierro dentro, hierro fuera!
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| - ¡Hierro dentro, hierro fuera!
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| - Asedios, fortificación de posiciones.
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| - Concilio de Herreros de Guerra
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Saga
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| - El Emperador creó a los Primarcas para que fuesen epítomes de la Humanidad que dirigiesen a Sus ejércitos de conquista, y sintiendo la amenaza que representaban, los Dioses del Caos dispersaron a los infantes por toda la galaxia. Prueba de las habilidades y la fuerza de voluntad que el Emperador les concedió es que, en la mayoría de casos, subieron a puestos de poder dentro de sus respectivas sociedades. En su Speculum Historiae, Carpinus hizo la famosa afirmación de que el carácter de cada uno de los Primarcas había sido moldeado por las culturas en las que se criaron, haciendo mención especial a Perturabo y a su mundo de juventud. Olympia era un mundo dividido en montañosas ciudades-Estado, cuyos conflictos no avanzaban debido a las pesadas fortificaciones y fuertes defensas que cada una había perfeccionado más y más a lo largo de los siglos. Cuando el Emperador alcanzó Olympia, Perturabo había llegado a dirigir los ejércitos de Lochos, una de las ciudades-Estado. Sus habilidades innatas le permitieron no solo diseñar a la perfección la invasión de varias de las ciudades-Estado vecinas, acabando con cientos de años de combates estancados, sino también desbaratar los ataques preventivos de aquellas que temían ser las siguientes. Perturabo era un genio en las artes del asedio, pero cuando se trataba de interactuar con otros humanos, era frío y distante. Durante toda su juventud había estado acosado por la soledad y angustiado por el misterio de su propio origen. Esta desconexión no fue evidente cuando se reunió por primera vez con su verdadero padre, el Emperador. Reconociendo al instante el lazo que los unía, y descubriendo finalmente la razón de su existencia, Perturabo Le saludó con una calidez que no creía que existiese dentro de él. Mientras hablaban, Perturabo llegó a ver la Gran Cruzada de su padre como algo más que un simple ejercicio de derribo de las defensas de los mundos que se les opusieran, sino como un medio para extender el racionalismo y la iluminación a una galaxia atrapada por las supersticiones. Como primer paso, el Emperador le concedió el mando de la Cuarta Legión Astartes, y le ordenó unificar Olympia bajo su mando. Los antiguos gobernantes de las ciudades-Estado se enfurecieron por quedar reducidos a simples vasallos, pero dadas las circunstancias no tenían el poder necesario para evitarlo. Perturabo remodeló a sus tropas según sus propios ideales, y los rebautizó como los Guerreros de Hierro, pero al hablar con sus Tecnomarines, vio que aún tenía mucho que aprender. Mientras su Legión se preparaba, Perturabo emprendió un viaje para conocer a los Tecnosacerdotes de Marte que, para alguien menos racionalista, podría haberse tomado por una peregrinación. Sorprendió a los Magos con su razonamiento analítico, y absorbió la sabiduría acumulada en el planeta rojo a un ritmo impresionante. Marte se convirtió casi en un segundo hogar para Perturabo, pero al final llegó la hora de que aplicase todo lo que había aprendido en la Gran Cruzada.
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