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| - En 1970 la señora Perkins se había mudado a una granja con su pequeño hijo Tomas y su esposo, el señor Perkins. A Tomás le gustaba mucho jugar con muñecas desde que tenía 7 años, pero sus padres un día le dijeron. -Tienes que ser un niño normal como los demás, así que te tienen que gustar los carros y las cosas de hombres. Acto seguido, le quitaron las muñecas a Tomas. Pero entonces solo lograron que Tomas quisiera aún más las muñecas. Él mismo fue juntando dinero para comprárselas. Un día, a Tomas se le olvido cerrar su cuarto con seguro, pues él siempre cerraba para que no supieran su secreto. La señora Perkins fue a sacar la basura del cuarto de Tomas: bajo su cama encontró una manita que salía de ahí. Entonces se le hizo raro, y se asomó para ver de qué se trataba. La señora Perkins se sorprendió al ver muchas muñecas debajo de la cama de Tomas. Llamó a su esposo para juntos poner en una bolsa a las muñecas. Cuando Tomas llegó de la escuela, sus padres le dijeron. -¿Que hacían estas cosas en tu cuarto? -¿Es que no entienden que me gustan las muñecas? La señora Perkins titubeó: -Sí, hijo, lo entendemos, pero es que no es normal. Tomas respondió: "Lo sé pero esa es mi naturaleza, y la tienen que aceptar." Pero el señor Perkins gritó: "¡No, tú no eres una niña!" Entonces se llevó la bolsa de muñecas fuera y les prendió fuego. La columna de humo espesó hasta que de las muñecas quedaron cenizas. Tomas se encerró en su cuarto, furioso, y se quedó dormido. A las 12:00 de la noche se despertó a causa de unos ruidos debajo de su cama. Se asomó para ver y vio a todas sus muñecas chamuscadas, quemadas. Categoría:Muñecos
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