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| - En las profundidades del inmenso edificio, las paredes de la Guarida de Blackmane resonaban con los ecos de una ruidosa celebración. El estruendo era tal que podía perdonarse el que alguien pensara que avergonzaban a Drekan con su algarabía. En la Gran Sala, un grupo de jóvenes guerreros Lobos Espaciales estaban recibiendo un raro privilegio, ya que estos Marines Espaciales estaban celebrando un festín en presencia de su Señor Lobo, el legendario Ragnar Blackmane. La celebración era en honor a ellos, puesto que era a la vez su iniciación y su recompensa por su probado valor y eficiencia en combate. Habían participado en un ataque contra el cuartel general del vil hereje Kardrin Kain en Yggdrasil, cerca de Cadia. A pesar de enfrenarse a numerosos horrores y encontrarse cara a cara con abomi
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| - En las profundidades del inmenso edificio, las paredes de la Guarida de Blackmane resonaban con los ecos de una ruidosa celebración. El estruendo era tal que podía perdonarse el que alguien pensara que avergonzaban a Drekan con su algarabía. En la Gran Sala, un grupo de jóvenes guerreros Lobos Espaciales estaban recibiendo un raro privilegio, ya que estos Marines Espaciales estaban celebrando un festín en presencia de su Señor Lobo, el legendario Ragnar Blackmane. La celebración era en honor a ellos, puesto que era a la vez su iniciación y su recompensa por su probado valor y eficiencia en combate. Habían participado en un ataque contra el cuartel general del vil hereje Kardrin Kain en Yggdrasil, cerca de Cadia. A pesar de enfrenarse a numerosos horrores y encontrarse cara a cara con abominaciones indescriptibles, los jóvenes Garras Sangrientas habían demostrado de lo que eran capaces, y se habían consagrado en cuerpo y alma a la tarea de purgar ese lugar perdido de la mano del Emperador. Por supuesto, muchos habían caído rápidamente, descuartizados por los Demonios, o habían sido abatidos por el intenso bombardeo al que habían sido sometidos por los emplazamientos de armas imperiales controlados por los cultistas. Pero al terminar el combate ese día, la cabeza de Kardrin Kain decoraba la plaza central de la capital de Yggdrasil, como advertencia a los habitantes de ese mundo de lo que les aguardaba a aquellos que sucumbían a la influencia del Ojo del Terror. Pero ahora la lucha quedaba atrás, y toda la gloria y el honor eran suyos. Esta noche se convertirían en Cazadores Grises. En un extremo de la sala se competía por ser el mejor bardo narrando los hechos más memorables de la misión, mientras en el centro de la habitación poderosos hombres en armadura luchaban entre ellos intentando derribar al adversario. Esto intranquilizaba a los enormes lobos que recorrían la sala intentando devorar tanto carne cruda caída y cerveza derramada como podían. Que les cayera encima un Marine Espacial con armadura completa no aumentaba precisamente las posibilidades de tener éxito en esta importante misión. En la cabecera de la mesa Ragnar arbitraba un concurso de resistencia a la bebida. Sus reglas eran ligeramente diferentes de las habituales, ya que los Marines Espaciales estaban genéticamente diseñados para resistir venenos. El truco consista en beber tan rápido y con unos porcentajes de alcohol tan altos que la respuesta inmunológica no pudiera compensarlos a tiempo. Esto cambiaba el objetivo del concurso. De hecho, el vencedor era el primer Marine Espacial que perdía el conocimiento, puesto que eso demostraba que tenia la mayor capacidad y velocidad a la hora de beber. Se alzó un gran griterío cuando uno de los recién ascendidos Cazadores Grises empezó a balancearse peligrosamente. Sus ojos quedaron en blanco y lentamente cayó hacia atrás sobre una mesa repleta de cuernos de bebida y carne cruda. - ¡Tenemos un ganador! -gritó Ragnar, y vació el contenido de una jarra sobre la cara del Lobo Espacial tendido. Esto simplemente logró que se moviera ligeramente y que sonriera beatíficante cuando uno de los lobos le lamió la cerveza de la cabeza. De repente se oyó el metálico tono de la voz de un servidor entre el ruido producido por la algarabía. En un instante, los Lobos Espaciales estaban preparados y alerta. - Señor Lobo Blackmane -dijo la extraña voz metálica por el intercomunicador-, el Gran Lobo Grimnar requiere vuestra presencia dentro de cinco minutos en el Santuario Interno. Debera ir acompañando de siete de sus Guardianes del Lobo de mayor confianza. Cuando Ragnar abandonó la sala junto con un grupo de sus mejores hombres, la habitación se llenó con el murmullo de las conversaciones en voz baja, mientras los Marines Espaciales se preguntaban que habría detrás de todo esto. No tuvieron que esperar mucho. Veinte minutos mas larde, Ragnar regresó a la sala con una macabra sonrisa dibujada en su rostro. En la penumbra del salón sus ojos brillaban ligeramente bajo sus oscuras cejas y mientras hablaba, sus largos colmillos blancos relucieron. - Hermanos de Batalla -esta sencilla declaración fue recibida con un con un coro de gritos de los allí reunidos. - Hermanos de Batalla -continuó Ragnar-, tenemos una nueva misión. Tuvo que esperar unos momentos hasta que los gritos y los aullidos remitieran. - Una nave no identificada apareció brevemente en las pantallas del Astronomicón y desapareció de nuevo. Los Tecnomagos han localizado la señal de socorro de la nave en un mundo deshabitado a aproximadamente unos 150 años luz de aquí, y los rastreadores han detectado la presencia de información genética procedente de Ymgarl que se creía perdida hace miles de años. Sin embargo, sus informes también mencionan que el mundo está infestado por los Tiránidos. Creemos que estamos hablando de un grupo aislado de monstruos, pero debemos retirar la carga antes de que se proceda al bombardeo vírico del planeta. Ahí compañeros, es donde entramos nosotros. ¡Gloria al Emperador! ¡Muerte a nuestros enemigos! - La caza empezará a la salida del sol, y algunos de vosotros moriréis. Pero por ahora -paró un momento de nuevo para causar efecto- ¡a beber!
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