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| - En junio de 1942 Adolf Hitler rechaza la idea de ocupar Stalingrado y Moscú con sus tropas y decide lanzar sobre ambas ciudades la nueva arma que sus científicos han creado: La Bomba Atómica. El 15 de junio de 1942 un avión alemán es interceptado por las fuerzas antiaéreas de Moscú en las afueras de la ciudad. El avión explota en el aire y junto con éste la Bomba Atómica que llevaba en su interior. Al ya encontrarse dentro del área urbana el impacto de la explosión deja grandes estragos en la ciudad, sin embargo en el Kremlin Stalin logró sobrevivir. Tres días después, el 18 de junio, se produce un ataque aéreo sobre Stalingrado y una bomba atómica es lanzada en el centro de la ciudad. A diferencia de la bomba explotada tres días antes, ésta alcanza el objetivo deseado por lo que los estragos son mucho mayores. En el frente occidental que apenas resistía el embate alemán la noticia cae como un balde de agua fría a los aliados. En Francia se percibe que la única opción es apoyar a gobierno colaboracionista de Pétain, mientras que en Gran Bretaña se teme correr una suerte similar a la de los soviéticos. Los norteamericanos, por su parte, si bien ya se encontraban desarrollando la bomba atómica, ello hasta ese momento parecía una posibilidad lejana, por lo que igual que los británicos temen que los alemanes utilicen dicha arma contra una de sus ciudades. En los días que siguieron las autoridades de Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania tienen varios encuentros por medio de los cuales se firma un Tratado de Paz que establecía entre sus principales puntos: - Gran Bretaña y Estados Unidos reconocen las anexiones realizadas por Alemania. - Gran Bretaña y Estados Unidos reconocen al gobierno francés instalado en Vichy. - Alemania reconoce el derecho de Estados Unidos a exigir a Japón una indemnización por el ataque a su territorio. - Ambas partes se comprometen al cese de las hostilidades. Tras el fin de la guerra en el frente occidental europeo Alemania concentra sus fuerzas en la ocupación de la Unión Soviética. Stalin y su gobierno se refugian en un escondite secreto en los Montes Urales, mientras que las autoridades locales de las ciudades van rindiéndose una a una a las fuerzas de ocupación nazi. Los focos de resistencia quedan reducidos a milicias bolcheviques que realizan una táctica de guerrilla en las áreas rurales y a grupos de resistencia que realizan atentados en las ciudades. En el Asia, en tanto, Estados Unidos continua la guerra alcanzando importantes logros gracias al reforzamiento de su Ejército con tropas provenientes desde Europa. Hacia fines de 1944 los japoneses se encontraban resistiendo en su territorio los incesantes bombardeos de los aviones norteamericanos. Comenzando 1945 los norteamericanos estaban listos para la ocupación de la isla, pero los planes se anulan temiendo una dura resistencia en el país, por lo que se decide intensificar los bombardeos. Finalmente, en marzo de 1945 un Japón completamente en ruinas decide firmar la rendición ante los aliados.
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